Capítulo 26: Control

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La mueca en el rostro del elfo delataba su feroz batalla contra la sonrisa burlesca que amenazaba con formarse en sus labios, incontenible ante el peculiar ceño fruncido que su pequeña, de brazos cruzados, mantenía sobre el par de jóvenes sirenas que mantenían su atención en la sanación de la heridas del varón, no conscientes del extenso monólogo de amenaza y muerte que Lusyé mantenía recitando dentro de su mente.

La pequeña había heredado el rasgo celoso que su madre afirmaba no poseer, aspecto que para Géraki resultaba entretenido de apreciar y valorar como una cualidad especial de su familia.

— Las heridas están sanando de forma correcta, pronto podrá abandonar el reposo, sin embargo, los dolores permanecerán por un tiempo más, lo recomendable será tomar pociones o medicinas de alivio

Retomando sus pertenencias, las dos mujeres se despidieron con normalidad para abandonar la habitación, permitiendo finalmente al elfo reír con gracia.

— Siempre creí que no existiría alguien tan celosa como su madre, veo que si es posible —Externó con gracia, conociendo la nueva ola de reclamos que caerían en su contra con el crecimiento del enfado de su pequeña; agradecía un poco que Kia aprendiera a controlar esas actitudes antes de que su hija las copiara por completo.

— Le diré a mamá que coqueteaste con esas —Se negaba a permitir que alguien que no fuera su madre tuviera tratos amables con su padre— Les disparare con el arco cuando duerman.

Rydtcher se mantenía en silencio, compartiendo su expresión alegre y serena ante el ambiente de familiaridad que se había formado, donde su hermana podía continuar sus intentos de imposición y su padre solo reía.

Un poco de normalidad después de todo lo sucedido días atrás.

— Mamá te castigará si usas tú poder sin su supervisión —Alegó el pequeño, riendo con fuerza ante la mirada de horror de su hermana; la pequeña se sintió traicionada.

— He mejorado —Retó con firmeza— Estoy segura que lograré ser más fuerte que ella.

Su inseguridad con aquella habilidad solo había logrado disiparse al conocer aquella fase dolorosa sobre el pasado de su madre, donde fue obligada a prepararse como una Voxa Caelo durante varios años hasta su deceso. La revelación incluso de saber que su madre había cambiado contadas veces su nombre fue de gran sorpresa para los dos pequeños, quienes ahora dudaban sobre llamarla Avci, Kia o Adira.

Aquella extensa conversación en la que también participó su tío Vipmon les permitió tener un mayor detalle sobre cosas que ellos conocían solo de forma superficial, culminando incluso en el descubrimiento que los poderes de Lusyé no eran marca de ser una usuaria de magia en crecimiento, sino una inesperada herencia de su madre como candidata a comuna religiosa bajo el cargo de Caelistina no reconocida.

Tu poder se incrementará cuando conozcas a la figura celestial que ha decidido otorgarte su poder

Las palabras de su tío le permitieron obtener paz, así como una creciente emoción por conocer qué tan poderosa podía llegar a ser como una cazadora Caelistina, algo que con notoriedad no representó algo de gran ánimo para su madre pero permitió pactar una serie de nuevos entrenamientos para el control de aquel poder celestial.

— Ni su madre ni yo dudamos que así será —Complemento el elfo, buscando posicionarse de manera más cómoda sobre aquella cama— Pero hasta que ese momento llegue, ustedes deberán mantenerse bajo nuestra protección.

Las ilusiones de Lusyé crecían aún más con cada uno de aquellos comentarios, transformando sus miedos en motivación para superarse.
Por su parte, la mente de Rydtcher continuaba uniendo fragmentos de información para concretar sus propias respuestas, resultándole necesaria la información con respecto al pasado de su padre, de la cual solo conocían que nació y creció en un bosque lejano, siendo hijo único y continuando el oficio de cazador al igual que sus padres y abuelos.

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