La chica que buscaba a su esposo

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—No. Más bien... —callo de repente. Bajo la mirada y al levantarla un lindo sonrojo adornaba sus mejillas — estoy buscando a alguien que lo está.

— ¿En serio?... ¿A quién? — preguntó Atsushi con curiosidad. Algo parecía estar mal. Vio en el cuello de la chica, había algo oscuro. Lo primero que llegó a su mente fue que era un moretón. Un golpe — ¿está bien? — cuestionó señalando su cuello.

— Oh, esto — se tocó su cuello — no recuerdo porque tengo esto. Pero decía esta dirección — le mostró que un poco debajo de su clavícula estaba escrito la dirección de la agencia.

— Dice que no recuerda... ¿amnesia? — preguntó algo preocupado. No espero que le respondiera. La invito a entrar en la agencia. Al estar dentro. Noto que ella se quedó callada — podría esperarme unos segundos — ella asintió. Atsushi se acercó a Tanizaki y le explicó la situación lo más rápido posible — ¿qué debería hacer? — preguntó algo nervioso.

— creo que lo mejor es dejar que Kunikida-san decida que a hacer. Lo malo es que él no está aquí — vio algo de decepción en el rostro de Atsushi — tal vez podamos hacer algo mientras. Vayamos a verla.

— está bien.

La chica estaba de espaldas en la dirección en la que se acercaban ambos. Sin embargo, al escuchar los pasos ella volteó. La luz del sol reflejó su rostro. Tanizaki se sonrojó de inmediato. Era muy hermosa. De un hermoso cabello castaño, largo, hasta llegarle a la cintura. Unos ojos casi azules y unos labios carmesí. Se sentó algo torpe frente a ella y se quedó en silencio.

—Dice que... está buscando a alguien — comenzó algo nervioso.

—Sí. Verá, me desperté en una casa bastante lejos de aquí. Y, no recordaba cómo había llegado, pero se sentía familiar. Quise salir, pero todo estaba cerrado con llave, además tenía unas cerraduras extrañas. N-no sabría cómo describirlas. Entonces vi esto — les mostró un anillo que dejaba deslumbra un diamante en él — como entenderán... tengo esposo, el problema es que tampoco lo recuerdo.

—Quiere decir que si está sufriendo de algún tipo de amnesia...—murmuró Tanizaki al escucharla — cierto, Atsushi mencionó la dirección de la Agencia — preguntó recordando.

—Así es. Bueno... la verdad es que en todo mi cuerpo están escritas cosas, como direcciones, nombres, lugares, eventos, recordatorios...— mientras hablaba les mostraba sus brazos y se desabrochaba un poco su camisa para dejar ver palabras escritas — no entiendo lo que está pasando — dijo bajando la cabeza. Su voz se apagó al decir lo último.

—Rampo-san resolvería esto en cuestión de segundos — murmuró Atsushi, que se encontraba al lado derecho de Tanizaki.

— Es cierto.

—¿Qué resolvería?—pregunto Kunikida apareciendo a espaldas de la chica.

—¡Kunikida-san!—exclamaron Tanizaki y Atsushi a la vez, pues estaban aliviados.

***

Un joven se quitó sus zapatos y se quitó su gabardina dejándola tirada en el suelo. Camino por la cocina y noto que todo parecía estar desordenado.

—¡Tomie-Chan! — llamó sirviéndose un vaso de agua. Al no escuchar respuesta alguna entró en la habitación de esta. No había nadie. La cama estaba desordenada, —¿Tomie-Chan?— volvió a llamar una segunda vez. Comenzó a recorrer la casa. No se preocupó demasiado. Hasta que noto que las cerraduras habían sido forzadas desde dentro. Sus ojos se abrieron sorprendido — M*erda.

Volvió a coger su gabardina y salió deprisa de allí. 





¿¡Dazai-san tiene esposa!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora