Derrumbe(parte 03)

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—Confiesa ahora, Dazai—le pidió Kunikida.

Sus latidos desesperados ya se estaban regulando, haciendo que su cerebro pudiese hacer su trabajo: sacarlo de las peores situaciones. Su expresión relajado y egocéntrica volvió junto con su orgullo. Cerró los ojos sonriendo con confianza y se abrió paso entre todos los integrantes de la agencia que estaban allí para descubrir la verdad. Siguió caminando hasta quedar enfrente de todos, a una distancia considerable.

—Yo...—comenzó a hablar pero su confianza se desplomó al sentirse observado, lo cual era su culpa, de algún modo. Sin embargo su expresión no cambió. Escondió sus manos en sus bolsillos y levantó un poco el mentón—Atsushi—llamó con voz grave. Lo que hizo que el joven se pusiese recto.

Hai!(¡Sí!)—respondió...

***

El viento elevaba todo a su paso. Aquella tarde hacía frío, lo recuerdo bien. Aunque el arma no me dejaba concentrarme en la belleza de aquella tarde. No lograba respirar muy bien, la máscara antigás me lo impedía. Mi pulso ya estaba elevado por la misma situación. Dazai en ese entonces no era tan abierto conmigo. Pues, para ese momento, aún me odiaba.

—¿¡Se encuentra bien, Dazai-san!?—preguntó un hombre que corría agitado en nuestra dirección. Tenía el cabello plomo y un monóculo sobre el ojo derecho. Más tarde descubriría que se llamaba Ryuro Hirotsu.

—Aja—respondió Dazai aun sonriendo de forma arrogante. Al poco tiempo muchos hombres de la organización enemiga nos rodearon—¿ehhh∼? no parece asustada—murmuró con voz ronca. Le quito el seguro al arma—tal vez me dejen torturarte un poco más∼—dijo riendo por lo bajo. Movió su pistola hasta que el cañón abriese mi boca.

Mentiría, si dijese que no tenía miedo al escucharlo hablar. Además, en ese momento él se estaba esforzando mucho por no disparar. El cañón rozaba mis labios y sus dedos sostenía el arma con tranquilidad. Mi trabajo era matarlo, pero...nunca me hubiese imaginado que mi objetivo se estuviera burlando de mí en ese entonces.

—Llevensela—les pidió Hirotsu-san.

Dazai no me quitó la vista de encima en todo el tiempo en el que aquellos hombres me esposaron. Supongo que esperaba que  atacará en algún momento.

—¡Esperen!¡No la toquen!—gritó justo cuando solté una onda expansiva. Esa fue la última que soltaría hasta el día de hoy.

Consistían en fuertes rafagas de viento, que transportaban mi habilidad provocándome a mi alrededor. Por lo tanto, todo aquel que entrase en contacto con ella, perdería la memoria. Y, como el nombre dice, se esparcen en forma de ondas. "Es mi única forma de escapar" pensé en ese momento. Pero juro que casi se me sale el corazón del pecho cuando vi una sombra entre la tiniebla. Esta se acercó con rapidez, luego recibí un fuerte golpe en la cabeza. Pero no me desmayo, sin embargo no podía moverse, terminé tirada en el suelo. Vi que el poseedor de aquella sombra era Dazai.

Cuando me desperté todo estaba oscuro, tenía una bolsa sobre la cabeza y algo me impedía mover las manos. Cuando me quitaron la bolsa lo primero que vi fue a un hombre de cabello negro con guantes blancos, sonriendome.

—Causaste mucho alboroto, jovencita—hablo aun sonriendo.

mire mis manos, detrás de mí un hombre con orejeras blancas para el frío retenía de alguna forma mi habilidad. Lo mire fijamente.

—Dime, el gas...¿se perdió, verdad?—me pregunto seriamente.

—Sí—respondí en voz baja.

—Tu habilidad es impresionante—se levantó de su asiento—me sorprende que puedas tener tanto control de ella—al escuchar lo último algo me punzó el pecho.

—No lo puedo controlar—respondí en voz baja.

—¿en serio?—pregunto desinteresado—Explicame—pidió buscando algo en la estantería.

—¿Por qué debería darle información a usted?

—¿"Por qué"?—repitió—Pues porque de no hacerlo yo mismo te matare. No creo que una niña tan linda quiera morir de un disparo en la cabeza—me amenazó con voz tétrica.

La puerta se abrió y una niña vestida de rojo entró caminando con arrogancia. Me miró y pareció sorprendida.

—¡Elise-chan!—grito Mori corriendo a abrazarla. La niña no me quitó la mirada, e incluso evadió el abrazo.

—¿Quien...es ella?—pregunto aún perpleja.

—La nueva recluta de Kōyō-san—respondió Mori. La niña siguió mirándome.

—Ahh—pareció desinteresarse—¡oh!¡Yo te vi!—tanto Mori-san como yo nos quedamos sorprendidos—¡te trajeron en brazos! Tenías una herida—mostró una sonrisa macabra—la sangre goteaba por el suelo...y era pisada por todos esos hombres. Parece que te resististe un poco cuando te capturaron—comenzó a acercarse—¿te dolió? Cuando Dazai te golpeó el cráneo...—pregunto burlona. Comenzó a carcajear en voz alta, hasta ahogarse.

Me dio escalofríos. Traté de liberarme de aquel hombre pero solo sentía aún más escalofríos recorriendo por mi espalda. Suspire rendida.

—¿Que debo hacer para que me deje libre?

—No te dejará libre—respondió la niña interrumpiendo a Mori.

—¿Por qué? No les he hecho nada.

—Eso es mentira—Mori-san se levantó del suelo sacudiéndose—trataste de matar a mi estratega—dijo quitándole importancia.

Puedo jurar que mi memoria ya se había reiniciado para ese momento. No recordaba nada, solo ver una sombra entre la tiniebla, antes de un fuerte dolor en mi cabeza.

—¿a que se refiere?—pregunté confundida.

—¿huh?—la niña frunció el ceño—eres buena mintiendo—murmuro sorprendida.

—*suspiro* Quisiste quebrarle un brazo—explicó. Por más que trate de recordar solo recordaba una risa tétrica y luego el cañón de un arma justo enfrente de mis ojos—pero...para nuestra suerte él logró capturarte....bueno, relativamente sana y salva. Tienes suerte, que no haya ordenado tú ejecución inmediata—sacó un bisturí de su abrigo—ahh∼que lindos ojos tiene, señorita—dijo acercando el bisturí a mi rostro—¿por qué no hacemos un pequeño convenio?

***

—Atsushi—llamo Dazai con voz imponente.

—¡Sí!

—Explicame porque no me dejan tranquilo—pidió despreocupado a niveles superiores. Realmente parecía inocente, bajo la mirada de Atsushi. Aunque realmente no estaba seguro, después de todo. Ya le había mentido antes, o mejor dicho, le había ocultado la verdad sin decir una mentira.

—Dinos...Dazai, ¿estás casado?—preguntó Kunikida.

Al principio quiso seguir con la mentira, pero su mente ya lo tenía muy estresado.

<<Supongo que diré la verdad. Solo quiero volver a casa y dormir el resto del día. *suspiro* supongo que Tomie estará enojada. ¡Qué fastidio!>>

Trago saliva y dijo un muy bajo "sí" dando la vuelta y saliendo de allí.

A sus espaldas puedo escuchar gritos de asombro por parte de Atsushi y Kunikida, que parecían ser los que más desesperados estaban por saber la verdad.

Al salir de la agencia vio que aún era muy temprano. Caminaba sin ninguna dirección en específico. Llegó hasta el río y se quedó en el puente mirando el agua. Tenía...muchas ganas de suicidarse...

NOTA DE LA AUTORA.

Creo que este ha sido el capítulo más largo que he escrito. (~ ̄▽ ̄)~He demorado en subirlo porque no me decidi en como plantear al historia. Así que hice muchos borradores. Bueno, al final quedó.

Espero lo disfruten (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧

¿¡Dazai-san tiene esposa!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora