¿¡Dazai-san tiene esposa!?

Un enfrentamiento rutinario

Gogol volvió a aparecer sobre uno de los faroles en frente de la casa. Entonces senti como algo frio le toco el cuello. Volteo despacio. Con los ojos muy abiertos, no sabia que debia esperar.

—Verá, Miyamoto-sama me envió a investigar. Jamás imaginaría que un payaso estaría rondando por la casa, ¿qué hace a estas horas de la noche en la oscuridad?—pasó sus manos invisibles sobre el cuello de Gogol e intentó ahorcarlo, cosa que casi logra. Golgol volvió a desaparecer usando su habilidad—Innato-kun se sorprendió al ver que desapareció tras meter todo su cuerpo dentro de su saco.

No tenía órdenes de seguirlo y no lo hizo. Se limitó a imaginar cómo funcionaba su habilidad específicamente. Era extraño. Además de Akutagawa, no había conocido a otra persona con una habilidad tan fascinante que incluyera el uso de una prenda de vestir. Era curioso.

Al entrar de vuelta en la casa, vio la expresión de preocupación en el rostro de Miyamoto.

—¡Entonces...! ¿Qué era eso?— preguntó asustada

—quizá una amenaza, no estoy seguro—hablo calmado—debería ir a dormir. Ya es tarde. Dazai-san no llegará hoy—Miyamoto relajo un poco la mirada.

—dale un vistazo a Tomie-san—Innato se puso incómodo—vigila toda la noche. Sé próspero, Innato—pidió.

PRÓSPERO . Cada vez que ella le pedía eso significaba que debía anteponer su vida ante la de sus amos. Bien se trata de Tomie, Dazai o la propia Miyamoto.

—lo seré, Miyamoto-sama—si tuviera una forma física, hubiera bajado la cabeza tan abajo como pudiese. No le molestaba en lo absoluto servirle, lo amaba. Amaba sentir que tenía un propósito.

Se coló por las cerraduras y rompió entrar en la habitación de Tomie con éxito. Aunque se esperaba que ella estuviera despierta. Respiro profundamente, odiaba interactuar con ella.

—Yamazaki-san, yo...—Tomie se sentó despacio en la cama y lo miró. Ella podía ver una pequeña sombra que poseía el cuerpo sin figura de Innato

—¿Ya apareció Dazai-kun?— preguntó frotándose los ojos.

—no, aunque no. Más bien. Quería preguntar algo—callado de repente, no quería hablar—¿acaso...—se moría de miedo, no podía hablarle—¿acaso vio un hombre con un traje de payaso cerca?— preguntó cerrando la boca inmediatamente después de decir eso. Sentía que se le revolvía los intentos. Unas ganas infinitas de desaparecer, aunque nadie lo pudo ver realmente.

—...Jajajajajajaja eso es muy específico, ¿no, Innato-kun?—dijo aparentemente de buen humor. Lo que hizo que se relajara un poco—¿un payaso? ¿Y, cómo era?— preguntó con un brillo en los ojos. Parecía una niña.

—pues... Quizá un poco más alto que Dazai-san, una trenza larga. Pelo muy pálido, quizás blanco—explicó haciendo mímicas que nadie vio, pero él sintió que debía hacerlas para ser mejor integrado.

Tomie sonrió felizmente.

—Quizá estabas soñando. Espera... ¿Tú sueñas?—pregunto realmente con curiosidad.

La situación se vuelve incómoda-

***

—¿Cual es tu plan entonces, Jouno?— preguntó el comandante frotándose las manos con alegría. Le emocionaba salvar a una simpática señorita de las garras de un criminal. Era como una damisela en apuros.

—parece que hay otra dama en la cama—informe Jouno con una oreja pegada al suelo. Podía escuchar los pasos y el pulso de dos personas. Había mucho más por investigar, como la presencia inexplicable de un ser que no tocaba el suelo, ni se sostenía en alguna superficie, solo estaba allí. Como un espectro—quizá sea mi imaginación—murmuró concentrándose. Entonces pudo oír la voz dulce de Tomie, quien se encontraba hablando con Innato-kun—Hay un chico, quizás no más de 20 años—sonrió. Su presencia era muy extraña. ¿Qué clase de ser no toca nada pero puede hablar?—apuremonos. La vicecomandante ya debe haber neutralizado a Nakahara.