¿¡Dazai-san tiene esposa!?

Derrumbe(parte 01)

Dazai siguió corriendo hasta llegar a la agencia. Sudor goteaba por su frente y su respiración era dificultosa. Al por fin llegar a su destino se recargó en la entrada. Repiro hondo y paso a la velocidad de la luz por la recepcion, donde ya se encontraba Atsushi. Se propuso a espiar. Miro más que nervioso a la chica. Se suponía que tenían medidas para que lo que estaba ocurriendo nunca hubiese ocurrido. Claro que era obvio que eran inútil en ese momento. Chasqueó la lengua al ver que le preguntaban sobre el lugar donde despertó. Se dirigió a la oficina del presidente. Esa era su última carta bajo al manga. 

—Señor—dijo con expresión seria—¿podría escucharme un momento?

El presidente se sorprendió de verlo tan preocupado. 

***

—¿Eeeeeehhhhhhhhhhhhh?—gritaron Atsushi y Tanizaki a la vez.

—¿Por que esa reacción?—preguntó la chica confundida 

—¡Eso es imposible!—gritó preocupado Atsushi—¿verdad, Kunikida-san?—volteó a ver a su superior, pero este parecía desmayado—¡Kunikida-san!

—Espere, espere. Veamos...déjeme ver lo que está escrito—le pidió Tanizaki nervio. En la mente de ellos era imposible ver a Dazai casado, y menos con una chica que podría llamarse "perfecta".

El presidente apareció en la sala con expresión seria. Se aclaró la garganta, dando a notar su presencia. 

—Yamazaki-san, es un placer verla de nuevo—saludo tratando de disimular. 

—¿la conoce?—pregunto Tanizaki.

—Así es. Si no es mucha molesta, le pido que me acompañe—dijo el presidente. 

La chica miró a Tanizaki, que se encontraba a su lado. Este asintió. Se levantó y fue delante del presidente, hasta sus oficina. Una vez entró, el presiente cerró la puerta. Alguien la tomo del cuello y sintió unas manos frías tocar su piel. Un luz azulina la envolvió, desactivando su habilidad. Un lágrima cayó por su mejillas. 

—Lo siento—se disculpó aún de espaldas. Comenzó a sollozar. Dazai suspiró—realmente lo siento—Dazai el dio al vuelta y la abrazó. Rodeando su cuerpo con sus brazos—pero, puedo limpiarlos ahora, estaré bien. S-solo necesito limpiarlos.

—Ni se te ocurra. Eso provocaría más decadencia. 

—Tendremos más problemas si no los limpio—insisitio la chica, sintiéndose culpable. 

—Talvez...pero vele el lado bueno—dijo sonriendo. Pues tenía una propuesta que lo hacía sonríe incluso en esa situación crítica—esta es una buena oportunidad para cometer suicido doble, ¿eh? Además, eh oído que las aguas del Río Tama están más altas por las lluvias. ¿Que te parece?

—No quiero—respondió secamente la chica—eto...—dijo jugando con la gabardina de Dazai—¿quien es él?—le preguntó en susurros. Miro de reojo al presidente de la agencia que los veía con asombro y miedo. 

—ah. Él es Yukichi Fukuzawa. Creo que me había quejado de él contigo, ¿no?— le susurró 

—No me suena el nombre, Dazai-kun—le susurró de vuelta. 

—Puedo oírlos, saben...—dijo un poco molesto.