Tetcho
Cuando era niño odiaba estar en casa. Esa fue la principal razón por la que estoy aquí actualmente. Viendo los hipnotizantes ojos de la mujer que en algún momento me amó más que a su propia vida.
Al no estar en mi hogar la mayor parte del tiempo, comencé a llamar la atención de las autoridades. Al principio fue solo una advertencia, pero luego visitaron a mis padres. Con un papel en mano que garantiza todos sus ingresos económicos si, y sólo si, estaban dispuestos a regalarme a un internado de modo que pudieran entrenarme lo antes posible. Vieron una oportunidad en mi habilidad. En ese momento no note lo peligroso que era esa hoja de papel. Y cuántas ganas tenía de hacerla añicos.
Ni siquiera estuve allí, con ella, cuando todo ocurrió. Cuando regresé al lugar donde jamás estaba, mi hogar, ella ya no estaba en la casa de al lado. La residencia de los Yamazaki negaba haber tenido una hija llamada Tomie.
—pero...cómo es posible—mis manos temblaban. A la lejanía vi a Miyamoto guiar a una pequeña niña, la hermana menor de Tomie—¡Miyamoto-san!—grité con todas mis fuerzas. Ella volteó la vista y pareció extrañada. Su expresión era la de alguien que no conocía al que le hablaba.
Y si. Ellos tampoco me recuerdan. Ni sus padres, ni las sirvientas. Perdí su rastro a partir de ese día. La única pista que tenía era el incendio que había pasado una semana antes de mi regreso. Ella no sería capaz de poner en peligro a su familia. Quizá alguien se la había llevado, después de todo, era tentador llevarse a una linda niña que solía caminar a solas por las calles, fingiendo estar perdida.
Ella me olvido un total de 15 veces. En las que sentía como el aire me faltaba y lloraba sin cesar rogando por consuelo. Rogaba esperanzado en la posibilidad de que se tratara de solo una broma. Pero nunca pasó, ella jamás bromeó con ello. Así que ella se enamoró de mi 15 veces, en las que siempre decían lo mismo: <<¡No volveré a olvidarte, tetcho-kun!—lo decía con tal sonrisa que yo sonreí también—lo prometo—luego aseguraba>>, y mi pensamiento fue: <<mentira...si paso antes puede volver a pasar—y eso me dolia, me dolia la posibilidad de una decimosexta vez>>
A la tercera vez me propuse encontrar un método en el que ella no pudiera olvidarme. Fue difícil, principalmente porque ella no colaboraba. Me pedía que confiara en ella y que dejara las cosas como estaban. Tenía ganas de gritar cada vez que ella decía eso. Mi cerebro de 8 años pensaba que ella esperaba con ansias olvidarme y por eso no buscaba una solución.
Con tan solo 8 años ya pensaba que las mujeres eran especial y particularmente odiosas y tercas. Lo cual aun creo. La diferencia es que ahora mismo sigo pendiendo del hilo que las manos de Tomie sujetan. Y ella sigue jalando de esa fina línea que rodea mi cuello. Ahorcándome con cada segundo que pasa.
***
—señorita, le seré sincero.
Se arrodilla cogiéndole de las manos. Estaban tan tentados a besarlas, pero se contuvo. Frunció el ceño y la miró fijamente a los ojos. Con una expresión preocupada.
—Hace mucho prometí protegerla, y lo logre. Pero cómo usted sabe, me olvido. Ahora no me recuerda, pero podría nombrarte miles de cosas que usted misma ha olvidado. No dejaré que nadie le haga daño. Jamás. Seguiré cumpliendo con mi promesa. Solo le pido que sea usted también sincera conmigo.
—ese chico, el militar, tiene a mi novia—habló Dazai con la cabeza en las rodillas, se abrazaba a sí mismo mientras trabajaba de distraerse contándole sus preocupaciones a Chuuya—le lavara el cerebro.
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¿¡Dazai-san tiene esposa!?
FanfictionUn día cualquiera un linda chica se presenta en la agencia armada de detectives buscando a su esposo.... - ¿Y cuál es el nombre de su esposo? - le pregunto Atsushi. - Dejeme ver...- se remango una manga y leyó: Dazai Osamu. - ¿¡EEEEHHHHHH!? ...