Artemisa Queen: The shadows from the Past

CAPITULO 8: Hermano mayor.

No habia pisado el bunker desde que despertó en el hospital, su padre se habia negado a llevarla, o al menos no hasta que ya no necesitara muletas o bastones para caminar.

Debía admitir que estaba nerviosa por volver a ir a aquel lugar que significaba tanto para ella. El bunker fue el inicio de algo bueno para su padre, un nuevo inicio para ellos. Se convirtió en su casa, su hogar, habia pasado noches y días enteros en aquellas cuatro paredes.

Verdant estaba algo cambiado, claro, debía de serlo porque Oliver y Tommy ya no lo administraban al cien por ciento, ahora tenían asesores que remodelaba, contadores que administraban el dinero, entre otras cosas que Artemisa no entendía.

El edificio habia cambiado, los muebles habían sido renovados y cambiados de lugar, pero en esencia, el lugar era el mismo que siempre había sido.

Entro siguiendo a su padre, con Diggle a sus espaldas mientras observaba todo a su alrededor. No solo habia cambiado Verdant, también lo habia hecho el bunker. Ahora habia más tecnología, habia más computadoras y sistemas nuevos que no entendía.

— A Felicity le fascinan los nuevos monitores. – dijo Oliver con una sonrisa cuando noto la vista de su hija en la nueva consola de control.

— Debió ser como navidad para ella. – comento Artemisa sonriendo.

— Ni te imaginas. – se burló Diggle.

Artemisa no pudo evitar notar la falta de su kevlar, o de su arco y carcaj, ahora en su lugar estaba el traje rojo y el arco de Roy, ¿también habían quitado su cuarto?

No se sentía celosa, no podía sentirse de aquella forma, pero no podía evitar sentirse algo... aislada.

— ¿Mis cosas...? – preguntó ella en dirección a Oliver.

— En tu cuarto. – contestó el con rapidez. – no creo que las necesites en un tiempo. – dijo con total tranquilidad.

No sabía como sentirse ante eso... claro que ella sabía que no volvería a salir a patrullar o a ayudar a su padre como solía hacerlo, ahora tenia a Roy para eso, sin embargo, era difícil para ella aceptarlo. Con un nudo en el estomago trago sus sentimientos y simplemente asintió con la cabeza. Aceptando.

Su cuarto seguía tal cual estaba, con su pequeña cama y pocas cosas, y el cuarto de juegos también, solo que parecía que la mayoría de los juegos estaban conectados, seguramente Roy pasaba gran parte del tiempo entre esas máquinas que sirvieron de tapadera.

— ¿Cómo va el entrenamiento de Harper? – preguntó Artemisa a su padre.

— Hago lo que puedo con ayuda de Diggle. – le contestó él. – es bueno en combate, pero le falta algo de puntería con el arco y un poco más de control al momento de luchar.

— Deje su entrenamiento a la mitad. – se lamento la rubia. – podría retomarlo si quieres. – se ofreció luego de un silencio.

— ¿Tanto quieres golpearlo? – preguntó Digg divertido.

— No lo quiero golpear. – se defendió ella. – ... bueno, solo un poco. – dijo con una risita.

— Podría hablar con Roy y preguntarle. – dijo Oliver. – podrías enseñarle un par de cosas.

Claro que ella podría enseñarle un par de cosas, ella podría enseñarle como patear traseros y no morir en el intento (ella casi muere dos veces, así que tiene experiencia en no morir).

Artemisa se quedaría en el bunker, era el lugar más seguro según su padre, en lo que se reintegraba a clases, a las cuales ella no quería volver.