Tommy Merly habia abandonado la ciudad una sema después del atentado de los Glades. Habia sido demasiado duro para él enfrentarse a la prensa, a la policía, a su propio padre... a Artemisa.
No pudo ver las señales de que su padre era un demente que planeaba destruir media ciudad y eso lo había llevado a sentirse culpable de algo que ni siquiera podía imaginarse.
También estaba el asunto con Laurel. Le habia roto el corazón enterarse que la mujer que amaba le había mentido, que ella seguía enamorada de su ex que resultaba ser el mejor amigo de Tommy y que encima de eso lo habia besado, y si a eso le sumamos que no había hecho nada para evitar que ese pedazo de techo le cayera encima a la niña – porque para Tommy, Artemisa siempre será una niña–.
Se habia quedado en la ciudad el tiempo suficiente para dar las declaraciones pertinentes, tanto a la policía como a los buitres de la prensa y para asegurarse que Artemisa estuviera fuera de peligro inminente – aunque estuviera en coma –. No podía verla postrada en una cama de hospital rodeada de cables sin que una pizca de culpa se albergara en su pecho.
Pero era hora de volver. Tal vez no estaba listo para ver a Laurel, pero había estado al pendiente de lo que la prensa decía de la familia Queen y no eran cosas buenas.
Habia estado recorriendo el mundo, brincaba de un país a otro y hacia inversiones en muchas pequeñas empresas y en otras corporaciones más grandes, en esos momento se sentía agradecido de que su padre le quitara el acceso a su fideicomiso, así habia tenido su propio dinero y habia podido multiplicarlo bajo su propio nombre, de lo contrario habría sido embargado junto con las demás propiedades de su padre.
La ciudad le daba la bienvenida con un sol abrazador digno de finales del verano. Rentó un auto, porque ahora no sentía la necesidad de tener un auto de lujo en su cochera, y se dirigió hacia la nueva residencia de los Queen; el edificio en el centro.
Las calles seguían tan transitadas como recordaba y eso le daba cierto confort.
Tuvo cierto temor al tocar la puerta del departamento, no le había avisado a nadie de su regreso temporal a la ciudad, porque en sus planes solo estaba quedarse un par de días.
Raisa lo había recibido con una sonrisa, él le pidió que guardara silencio llevándose un dedo hacia sus labios, quería tomar a la familia por sorpresa.
Cuatro personas estaban el desayunador, cada una concentrada en sus propios asuntos; Thea no dejaba de ver su teléfono con el ceño fruncido, Artemisa se concentraba en su comida, pero al mismo tiempo parecía distante, Oliver leía el periódico y Felicity picoteaba una tableta. Ninguno presto atención a la llegada de Tommy.
— Creí que tendría una bienvenida un tanto más caída. – dijo poniendo una sonrisa ladina y llamando la atención de los presentes.
La primera en girar fue Artemisa, se veía mayor, más madura, había crecido los últimos cuatro meses y se notaba a primera vista, no podía creer que habia dejado a una niña y al regresar se encontró con una jovencita. Ella le brindo una enorme sonrisa antes de exclamar su nombre y correr a abrazarlo.
Cuando Artemisa despertó había extrañado la presencia de Tommy, pero su padre le había contado acerca de todo lo que habia pasado y comprendía el porque de buscar distancia de una ciudad que significaba tanto dolor y arrepentimiento de su parte, aunque claro, ella creía que era una estupidez sentirse culpable por algo que él no habia orquestado ni imaginado, y mucho menos participado.
— Me alegro tanto que estes bien. – le dijo él respondiendo al abrazo.
— Y a mi que regresaras. – intervino Oliver cuando su hija soltó a su amigo. Él de igual manera lo atrajo a un abrazo amistoso con palmadas en la espalda.
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Artemisa Queen: The shadows from the Past
РазноеSEGUNDA PARTE DE ARTEMISA QUEEN Artemisa sobrevivió. Está viva y por fin tiene una vida normal... o al menos eso es lo que espera. Luego de salvar a Tommy y que el techo de la CNRI le cayera encima, Artemisa estuvo en coma tres meses y muchas cosas...