CAPITULO 3: PORCELANA.

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Artemisa habia aprendido a soportar el dolor, a ser capaz de llevar su cuerpo al límite en innumerables escenarios, había casi muerto dos veces en sus cortos 14 años

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Artemisa habia aprendido a soportar el dolor, a ser capaz de llevar su cuerpo al límite en innumerables escenarios, había casi muerto dos veces en sus cortos 14 años. Así que se suponía que debía ser capaz de soportar las cesiones de fisioterapia, aunque se quedaba en el "suponía".

Resultaba ser que tener el cuerpo sin ejercicio constante durante los últimos tres meses si había pasado factura, una muy cara si le preguntaban a la adolescente. Pues pese a que casi todos los día una enfermera movió sus extremidades, sus músculos si se atrofiaron, de hecho, habia perdido mucha masa corporal, haciéndola ver mucho más delgada de lo que era.

Tendría que trabajar muchísimo para que su cuerpo pudiese ser nuevamente el "arma mortal" que fue antes del accidente.

Oliver no estaba más complacido que su hija, pues verla sufrir a manos de una especialista no era algo grato de ver, ni mucho menos aprender, pues cuando ella sea dada de alta el tendría que continuar con los ejercicios que le habia marcado la doctora Robbins, la fisioterapeuta con especialidad en ortopedia y traumatología (Oliver no permitió que nadie con rango menor a doctor tocara los músculos de su hijita).

— Solo un poco más Art. – dijo la doctora empujando más la rodilla de la muchacha hacia su pecho. – solo un poco.

— ¡Ya! – dijo Artemisa con dolor.

— Bien. – contestó la doctora bajando con cuidado la pierna de la joven. – estuviste excelente. – le sonrió. – descansa un poco, trabajaremos con las barras. – le informó poniéndose de pie.

Artemisa se quedo tumbada en la colchoneta. El cuerpo le dolía a horrores, pero debía admitir que le servía de mucho, ya habia logrado ponerse de pie por su cuenta, y dar un par de pasos sin necesidad de ayuda externa.

Luego de la visita nocturna de Kid Flash hubo otras, claro que no eran todos los días, pues el héroe tenia que hacer su trabajo en ciudad Central, pero si iba a verla al menos cada tres o cuatro días, lo cual era divertido y confortante para ella, pues era el único que no la trataba como pieza de porcelana.

Su familia creía que si la tocaban iba a romperse, sobre todo su padre, sin importar cuantas veces ella les dijera que estaba perfectamente bien. Incluso Thea se había puesto en modo super protector y habia ordenado que siempre hubiera alguien en el cuarto de Artemisa por si necesitaba ayuda en algo, claro que el hospital no podía darse el lujo de designar a una enfermera o a un enfermero a la disposición de un solo paciente las 24 horas de los siete días de la semana, lo cual la rubia agradecía profundamente.

Así que los únicos ratos en los que no era cuidada como muñequita de porcelana eran las noches en las que Kid Flash la visitaba, incluso la llevaba a la azotea para que ambos pudieran pasar un rato agradable fuera de la habitación blanca, la cual ya tenia harta a Artemisa.

Artemisa Queen: The shadows from the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora