CAPITULO 5: AMADA

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Artemisa habia llegado a su casa. Admiraba la decoración del departamento como si esa fuese su primera vez ahí. Aunque claro, aquella primera vez caminaba y no estaba en una silla de ruedas. Su padre habia insistido en que usara la silla, al menos hasta que llegarán a casa, y tuviera más apoyo para caminar.

Thea los esperaba con una sonrisa enorme en el rostro, globos de fiesta y un cartel en el que se leía, en letras muy grandes "BIENVENIDA A CASA".

Roy también estaba ahí, al igual que Diggle, quien rápidamente fue hasta ella y la ayudo a ponerse de pie.

Por fin estaba en casa.

Sus amigos; Zatanna, Dick, y Wally, los habían acompañado todo el camino desde el hospital, procurando que Artemisa se la pasara riendo de alguna bobería, o de las cosas vergonzosas que Dick decía sobre Wally, como que le sangraba la nariz si se esforzaba mucho.

La rubia debía admitir que la compañía de esos dos no era desagradable, incluso comenzaba a considerarlos auténticos amigos suyos y no de Zatanna, aunque solo Dick fuese su compañero de clase.

- Estoy tan feliz de que estes en casa. - le dijo Thea abrazándola muy fuerte.

- Yo también. - contestó la rubia respondiendo el abrazo con la misma fuerza.

Roy Harper, quien se mantenía al margen de la celebración, no pudo evitar compartir miradas de complicidad con Dick y Wally, porque claro, entre compinches se conocían.

Speedy habia conocido a Robin la misma noche de su gran debut hacía poco más de mes y medio, y aunque al principio le parecía irritante la risa y los juegos de palabra habia aprendido a tolerarlo, y de cierta manera lo consideraba un... ¿Amigo?

Con Kid Flash habia sido un tanto diferente, pues una noche después de su debut, tanto Flash como su versión mini habían ido a presentarse formalmente como los vecinos más cercanos que tenían, incluso habían llevado regalos como gadgets (que habían emocionado más a Felicity) y una charola de galletas. Y aunque el pelirrojo era hiperactivo fue más fácil soportarlo.

También habia conocido a Jackson Hayes, o Kaldur'am, o Aqualad, como quisieran llamarlo. Al tener la misma edad que él (rozando los 17) eran más afines entre ellos, incluso Roy se atrevía a considerarlo su amigo, auténticamente.

- Ven a saludar Roy. - lo llamó Thea con una sonrisa.

Él no habia visto esa sonrisa en mucho tiempo. La habia visto sufrir, enojada, frustrada con la vida, exigiendo respuestas que no existían y explicaciones que no eran suficientes. Durante el primer mes post desastre, Thea se habia derrumbado; por un lado, su madre era cómplice del mayor caos jamás registrado en Star, por otro lado, su sobrina, aquella que quería con toda su alma y por aquella que estaba poniendo su vida en orden habia caído de un coma del cual no sabía si despertaría, y por otro, su hermano y su novio estaban arriesgando su vida cada noche con máscaras y capuchas puestas. No había forma que ella pasara por toda esa montaña emocional sin dejar consecuencia en ella.

Sin poder resistirse a la sonrisa que Thea le brindaba, Roy camino hacia ella y saludo a Artemisa con una él sonrisa ladina.

- Me alegro que estes mejor. - dijo él.

- Gracias Roy. - contestó ella, solemnemente. - y... gracias por cuidar de ella. - dijo en un susurro que solo él alcanzo a entender del todo.

Él solo alcanzo a sonreírle de vuelta.

Aquella primera tarde en su casa se habia convertido en una de las mejores de su vida, pues Artemisa se sentía completa y feliz rodeada de las personas que quería y estimaba.

Artemisa Queen: The shadows from the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora