CAPITULO 17: HIJA DEL PADRE

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Ella solía actuar su sonrisa ante la sociedad elite de Star City, mostraba sus relucientes y algo torcidos dientes blancos en una mueca disfrazada de sonrisa y hacia creer a todo el mundo que estaba bien. Con Oliver y con su familia en general, podía ser ella misma, y sus momentos de alegría eran auténticos, tanto que brillo en sus ojos la delataba. Sin embargo, justo esa noche, junto al héroe de ciudad Central que tanto admiraba y que al parecer estaba lo suficientemente interesado en ella como para ir a visitarla, su sonrisa se sintió distinta.

No habia palabras para describirlo, ni siquiera una emoción que se le acercara a tal sensación, solo sabía que sus mejillas le dolían de tanto sonreír, y que en su estómago sentía extraños aleteos.

Había estado con él hasta la media noche, cuando Thea subió a buscarla para recordarle que Oliver regresaría pronto. Se despidieron con una sonrisa entorpecida y miradas tímidas que no pasaron desapercibidas para la castaña que aguardaba en la puerta de servicios.

Thea no hizo comentario alguno, pues quería que Artemisa disfrutara de aquella sensación tan reconfortante como lo era el primer enamoramiento.

Oliver no le dirigió palabra alguna cuando regreso a casa, Felicity se disculpó con ella diciéndole que él no quería regañarla y que esa era la razón de su actitud tan fría. Pese a eso, la noche de artemisa no se arruino, pues se fue a dormir con la sonrisa de cierto velocista pelirrojo en su mente.

Felicity no había mentido respecto a los pensamientos del arquero esmeralda. Todo el camino a casa habia estado murmurando miles y miles de situaciones alternas en las que regañaba a Artemisa por su imprudencia de la tarde, en todas ellas le terminaba gritando, y lo cierto es que a él le disgustaba a sobre manera el gritarle.

Las cosas eran más complicadas de lo que Artemisa sabía, y Oliver quería que eso siguiera de esa manera (hablando de la ignorancia de la chica, claro está). La misión conjunta con Flash los habia guiado a un callejón sin salida en un laberinto que el mismo Slade habia construido con pistas falsas. Todo parecía indicar que el hombre iba siempre un paso delante de ellos.

Roy habia sido listo y lo habia notado incluso antes que los dos héroes principales, pero claro, cuando le comento a Oliver que la solución radicaba en que Artemisa ayudara en las investigaciones, su mentor simplemente lo mando a callar, pues quería mantener a su hija lo más lejos posible de todo el asunto, es era su más grande prioridad.

Aunque sin saberlo, al llevar esa noche el traje de kevlar de su hija, junto con todos sus aditamentos y accesorios, al apartamento, le estaba dando las herramientas a Artemisa para ingresar a la boca del lobo,

Cuando Artemisa despertó la mañana siguiente, se sorprendió el ver su traje colgando en un gancho afuera de su armario, y la caja con sus flechas y arcos debajo del mismo, eso le hizo recordar la nota de Lawrence y la fecha de su cita con él, la cual estaba cada vez más cerca.

Al bajar, aun en pijama y con el cabello enredado se encontró con todos los miembros de su familia (incluido Diggle) desayunando. Ella sin hacer mayor ruido que el arrastre de sus pies sobre el piso, se sentó en la mesa al lado izquierdo de Oliver.

Él empujo hacia ella un tazón con fruta recién picada y un vaso con jugo de naranja. Podía estar enojado con ella, pero jamás dejaría de ser su padre.

— ¿Puedo hablar contigo antes de que te vayas al trabajo? – le preguntó ella sin apartar la vista del tazón mientas revolvía la fruta.

— Si. – contestó él, sin apartar la vista de su tableta, seguramente viendo las graficas de la bolsa de valores del día.

Artemisa Queen: The shadows from the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora