Capítulo II

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Metzli

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Cerré la puerta detrás de mí, aunque sabía que era inútil intentar hacer el menor ruido posible. No había ninguna posibilidad de que mi hermano no se hubiera dado cuenta que salí.

-¿Se puede saber dónde estabas?- Como si mis pensamientos lo hubiera invocado, levanté la vista y lo encontré viéndome con una mirada reprobatoria. Tenía los brazos cruzados y se encontraba parado en medio de nuestra habitación doble.

-Tiachkautli- Hermano mayor, le dije con el tono más cariñoso que puede -¿Qué haces despierto a esta hora?- Me acerqué a él y me puse de puntas para darle un ligero beso en la mejilla.

-Morirme de la preocupación porque mi querida situaiknitl no estaba en nuestro cuarto de hotel, donde debería estar- Dice hermana con un falso tono de cariño.

-Solo salí a dar un pequeño paseo- Me encogí de hombros y caminé hasta el pequeño cuarto de baño, quitándome la camisa, quedando únicamente con mi brasier deportivo.

Mi hermano soltó un pequeño gruñido ante mi respuesta.

-Un pequeño paseo de tres horas- Lo miré nuevamente, su ceño pronunciado me indicó que realmente estaba molesto conmigo.

-Sí, sobre eso...- Por supuesto que había estado consciente del tiempo que había estado rondando los alrededores, pero jamás lo aceptaría frente a él -Solo quería conocer los alrededores- Puse mi mejor cara de inocencia.

-Metzi- Su voz sonaba cansada. Algo en mi pecho se estrujó al escucharlo, sabía que podía ser un dolor de cabeza y generalmente lo aceptaba, pero no cuando afectaba de esta manera a mi hermano -Sabes bien que no puedes alejarte de la manada, mucho menos en un lugar que no conocemos-

Tenía razón, tenía totalmente la razón. Agaché mi cabeza, esta vez no hizo falta que fingiera, dentro de mí sentí la culpa y el arrepentimiento arremolinarse en la boca del estómago.

-Lo siento, tiachkautli. Solo quería salir un poco antes de que me apresaran en ese horrible lugar que tú llamas academia- Levanté la cabeza en el momento justo para ver el rostro de mi hermano relajarse.

Sus ojos café me mostraban lo cansado que estaba, sin mencionar las enormes ojeras que tenía.

-Sé que no te gustan los cambios y que no estás de acuerdo en que reloquemos a nuestros miembros en una institución tan alejada de casa, pero piensa en lo beneficioso que esto podría ser para la manda-

Solté un suspiro. Tenía razón, diablos si mi hermano tenía razón. Esto era por el bien común, no debía ser egoísta.

-Lo sé, pero no tenerte cerca hace que mi corazón llore. No puedes culparme por eso, hermano.- Me acerqué a él sin poder evitarlo, lo rodeé con mis brazos y hundí mi cabeza en su pecho.

Era alto y musculoso, la mayoría de los machos en nuestra manada lo eran. Definitivamente la sangre mexica corría por sus venas.

-Lo sé, lo sé- Acarició mi cabello delicadamente, intentando transmitirme la sensación de confort con el calor de sus manos -Pero debes ser fuerte, eres la hija de un gran alfa, debes pensar en el bien de todos- Cerré mis ojos con fuerza, en un intento por detener las lágrimas.

Mi hermano estaba en lo cierto, que nuestros jóvenes vinieran a esta academia en el noroeste de Canadá era beneficioso para su formación. Pero yo conocía la verdadera intención de mi hermano: nuestra manada estaba en problemas.

A causa de la deforestación y la urbanización, nuestra manada se debilitaba. Nunca habíamos sido numerosos, pero las últimas generaciones habían tenido un decrecimiento en la tasa de natalidad. Era como si la diosa Luna supiera que nos quedábamos sin hogar y nos mandara menos cachorros porque no teníamos posibilidades de sobrevivir con un número más grande.

Wolf AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora