Capítulo XII

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Metzli

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Salí del baño nuevamente y entré a mi habitación. Con este era el tercer baño que me daba y aún no podía quitarme el olor del alfa Alexander de encima.

Había pasado un día completo, habíamos regresado a la academia y en cuanto puse un pie en nuestra residencia corrí al baño, con la esperanza de que si restregaba mi cuerpo lo suficientemente fuerte, podría eliminar todo rastro de lo que pasó en el bosque.

Me sentía avergonzada, la diosa Luna seguro estaba avergonzada de mí. Había sucumbido a los encantos del alfa y había violado el juramento que me había hecho a mí misma de esperar a mi mate.

Maldito alfa y esa manera de mirarme.

Miré la hora en mi celular y vi que marcaba las tres de la mañana. Solté un suspiro, resignada a que no dormiría esa noche.

Me senté en el escritorio y decidí comenzar el ensayo que debía entregar el siguiente lunes para Prácticas sociales y culturales en las culturas lobeznas de América del Norte. Tomé nota mental de ir a la biblioteca después de clases para buscar algunos libros.

Después de un rato, comencé a escuchar movimiento fuera de mi habitación. Miré nuevamente el celular, habían pasado cuatro horas, así que era normal que el resto de mi manada estuviera preparándose para un día más de clases.

Antes de que pudiera levantarme del escritorio, Neli entró a mi habitación con su habitual sonrisa.

-Apestas a macho- Dijo burlona una vez que se instaló en mi cama.

Llevaba puesto el uniforme y se dejó caer, sin molestarse en cuidar si su falda se levantaba más de lo debido, cómoda con la familiaridad con la que conocíamos el cuerpo de la otra.

No me molesté en responder, me levanté de la silla y me dirigí al baño para asearme nuevamente. Cuando salí del baño, Neli seguía sentada en mi cama con su celular en la mano.

-¿Segura que deberías estar aquí? Apuesto que Cuauhtli está desesperado porque llevas mucho tiempo alejada de él- Esta vez fue mi turno de bromear, pero en lugar de hacer que Neli se ruborizara de la vergüenza, extendió una enorme sonrisa.

-No te preocupes por él, lo dejé en la cama descansando después de nuestra ajetreada mañana- No me pasó desapercibido el tono sugerente de sus palabras.

La manera tan abierta en la que Neli hablaba sobre su relación era una bendición y un castigo a la vez. Amaba que se sintiera en confianza para contarme todo, pero a veces podía decir más de lo que necesitaba saber.

-Por cierto, no me dijiste lo que pasó entre tú y el alfa el otro día-

-No pasó nada entre nosotros- Mentí mientras terminaba de abotonarme la camisa.

-Vamos Metzi, no soy tonta. Cuando llegamos estabas empapada en su aroma, eso no pasa nomás porque sí- Me giré para darle la espalda, no quería que viera mi rostro mientras hablaba, ella podía leerme y sabría que estaba mintiendo en un instante.

-Ya te dije que es porque estuve en su tienda cuando me encontraba inconsciente y me vistieron con una de sus camisas- Miré de reojo la camisa del alfa hecha bola en una esquina de la habitación, junto con mi demás ropa sucia.

Había tenido la intención de regresársela ayer, pero no estaba preparada para verlo nuevamente, no después de que me hubiera visto en una posición tan vulnerable, tanto en el bosque como en su tienda.

-No soy tonta, Metzi- Neli sonaba decepcionada, sabía que le estaba ocultando algo. Eso hizo que mi corazón se encogiera -Sé que algo pasa entre ustedes dos. Puedo ver la manera en la que se miran. ¡Diablos! todo el mundo puede verlo-

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