Capítulo IV

54 7 0
                                    

Metzli

.

Despedirme de mi hermano había sido una de las cosas más dolorosas. Éramos unidos, compartíamos nuestras alegrías y tristezas por igual, pero había aceptado que por el momento nuestros destinos se separarían por el bien de la manada.

Cuauhtli, al ser el siguiente beta de la manada, había quedado oficialmente a cargo de nosotros, pero en el fondo era inevitable que mi sangre de alfa saliera a la luz.

Era más que una cuestión de ser la hermana del alfa. El respeto y el cariño que sentía mi manada por mí eran el resultado de mi esfuerzo, de mi constante preocupación por el bienestar común.

Todos sabían que Cuauhtli daba las órdenes, pero no podían evitar acudir a mí ante cualquier situación que se presentara, y nuestro futuro beta estaba totalmente de acuerdo con eso.

La cena en el gran comedor estaba resultando de lo más incómoda. No podíamos dejar de sentirnos como intrusos, los ojos de las demás manadas estaban puestos en nosotros.

Sabía perfectamente lo que pensaban, sus miradas reprobatorias y la forma en la que sus narices se fruncían por nuestro olor: no éramos de su agrado. Para mí tampoco era divertido estar ahí, si tan solo ellos supieran eso, pero no quedaba de otra más que resistir en manada, como siempre lo habíamos hecho.

-Ese alfa no te quita los ojos de encima- Susurró Neli a mi lado.

Seguí su mirada. Efectivamente, esos ojos azules me miraban fijamente. Cuando estaba con mi hermano y pude ver ese destello celeste, mi primera reacción fue de sorpresa. No esperaba encontrarme con el mismo lobo que en el bosque, mucho menos que fuera él quien hiciera el primer movimiento hacia mi manada.

Era un alfa, eso lo había descifrado desde el primer momento en el que lo olí aquel día. Pero también era educado y metódico, muy diferente a los alfas que había conocido anteriormente. Vaya valor para acercarse de esa manera a mi hermano. Si hubiera sido cualquier otro lobo le hubiera arrancado algún miembro.

-Es el alfa del que te hablé- Comenté, también en un susurro, esperando que nadie en la mesa estuviera prestando atención a nuestra conversación.

-¿En serio?- Neli puso una cara de sorpresa antes de regresar su mirada al alfa -Es muy lindo- Su comentario me resultó desconcertante.

¿Lindo? Quizá era lindo. De lo que sí estaba segura es que era totalmente diferente a los machos de mi manada. No solo eran sus ojos celestes los que desentonaban, sino su piel clara y su cabello dorado como los rayos del Sol.

No era tan alto como mi hermano, pero no por ello dejaba de ser imponente. En donde mi hermano era esbelto y atlético, el cuerpo del alfa era grande y musculoso. Me moría de la curiosidad por verlo en su forma de lobo.

-¿De qué hablan, vida mía?- La voz de Cuauhtli me trajo de vuelta.

Me miraba desde el otro lado de Neli, sobre su cabeza.

-Nada, solo cosas de chicas- Respondió Neli, antes de darme una mirada cómplice.

-Neli me decía lo emocionada que está por los uniformes escolares- Pude sentir la mirada de odio que ella me lanzó, pero fingí ignorancia mientras removía de manera perezosa la comida en mi plato.

-Pensé que habías dicho que los odiabas- Cuauhtli sonó confundido, lo cual solo hizo que mi sonrisa creciera el doble.

-No le hagas caso, mi amor. Son realmente horribles, mira que obligarnos a usar falda con este clima- En eso Neli tenía totalmente la razón.

¿Cómo pretendían que anduviéramos con este frío en falda? Sé que los lobos del norte tienen mayor resistencia al frío, pero aún así, era un castigo. Además, ¿Cómo esperan que podamos defendernos y andar por el lugar con libertad si tenemos ese atuendo tan incómodo?

Wolf AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora