Alexander
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-Hice esto para ti-
Desvié mi atención por un momento de la carretera y volteé para ver a Metzli.
Su cabello estaba trenzado y caía sobre su hombro, las puntas rozando su cintura. Tenía sus piernas flexionadas sobre el asiento, con una cobija encima.
Sus ojos enormes me miraban con adoración y aunque estaban un poco hinchados por la siesta, jamás se había visto más hermosa para mí.
-¿Qué hiciste para mí, mate?- Regresé la mirada unos segundos al frente. Cuando me cercioré que el camino seguía despejado me fijé nuevamente en Metzli.
Sus labios se curvaron en una sonrisa juguetona. Bajé la vista un poco donde tenía sus manos extendidas hacia mí, una encima de la otra, escondiendo lo que tenía entre ellas.
-Ta da- Rio y descubrió sus manos, enseñándome una figurilla de piedra verde en forma de lobo.
Dejó caer la piedra, quedando colgada de una correa delgada marrón. Con la manera en la que la luz reflejaba, parecía que el verde brillaba.
-Está hecha con chalchihuite, piedra verde, la tallé yo misma- Acercó la pieza a la mano que tenía sobre la palanca de cambió y comenzó a darle vueltas a la correa, hasta que estuvo segura en mi muñeca -Pensé que combinaría perfecto con el collar que me diste-
Sacó del cuello de su camisa el collar que le di cuando hicimos el viaje a mi manada. Colgaba en su cuello y me hizo sentir una nueva oleada de amor por esa hembra.
Después de nuestros primeros días con mi manada no sabía si lo había conservado. Dudé que lo guardara entre sus pertenencias, pero ahora que veía que portaba la cadena con el dije en forma de luna que le había regalado, supe que, a pesar de lo que sucedió entre nosotros, Metzli siempre me había tenido presente en sus pensamientos.
Tomé su mano y la llevé a mis labios, besando sus nudillos y después besando la figurilla.
-Es precioso, Metzli. Gracias- Su sonrisa hizo que mi corazón se detuviera por un segundo antes de seguir latiendo.
El resto del camino transcurrió con tranquilidad. En la radio se escuchaban baladas sobre amor y esperanza, reflejando a la perfección cómo me sentía en ese momento.
Metzli intentó quedarse despierta y conversar conmigo. Me preguntó sobre cómo había sido crecer con Dania y si la próxima vez que fuéramos de visita a la manada podía llevarla por las afueras del territorio a explorar. Quería subir la montaña para poder admirar el panorama, las copas de los árboles cubiertas de nieve y sentir la nieve debajo de sus patas.
Yo le pregunté sobre su manada. Me dijo que quería ir a visitarla y ver de nuevo a su hermano, así que le prometí que iríamos al terminar las clases en el verano, que me moría por conocer más sobre su hogar.
Un par de horas después el sueño ganó y Metzli se quedó completamente dormida. En ocasiones volteaba a verla, aún me abrumaba su mera existencia. No podía comprender cómo es que alguien tan magnífico como ella pudiera existir.
Su aroma inundaba el auto. Tomó todo dentro de mí para no detenerme en la orilla de la carretera y tomarla ahí mismo, pero debía esperar. Esperaría el tiempo suficiente hasta que Metzli se sintiera segura para dar el siguiente paso.
Yo no tenía mucha experiencia, y mentiría si dijera que no podía esperar para marcarla y hacerla completamente mía, pero jamás la forzaría, jamás la presionaría.
Esperaría toda una eternidad por ella.
⧫
La primera semana de regreso a la academia transcurrió con tranquilidad. Metzli se adaptó con facilidad a su nueva residencia y yo amaba despertar todos los días a su lado.
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Wolf Academy
WerewolfEn un mundo donde los hombres lobo han dejado su lado salvaje para regirse por su lado más racional, Metzli, la hija de un alfa perteneciente a una manada mexica, intenta abrirse paso. Sin embargo, cuando su manada se integra a una academia de lobos...