Alexander
.
Toda la habitación estaba impregnada con el adorable olor de Metzli. Era la segunda vez que la tenía tan vulnerable y dispuesta para mí, y en ese momento me sentí como el jodido lobo más afortunado del mundo.
La mirada de sorpresa que tenía después de que lamí su orgasmo de mis dedos era casi cómica. Metzli era una mezcla entre inocencia y sensualidad. Me había sorprendido con la forma en la que quiso tomar el control y yo estaba más que dispuesto a dejarla tomar todo lo que quisiera de mí.
Nunca me había sentido intimidado por una hembra imponente, que sabía qué era lo que quería. Mis experiencias sexuales anteriores habían sido torpes y se mostraba la inexperiencia de ambos, por lo que había recaído en mí la tarea de guiar el momento.
Sin embargo, algo pasaba con Metzli. Podía darme cuenta que yo era la única persona que la había tocado y visto de esa manera, lo cual hacía que mi lobo interno aullara de orgullo y posesividad. Aún así, otra parte de ella que no había visto jamás había tomado el control, exigiendo de mí todo el placer que pudiera darle y yo estaba más que dispuesto a dárselo.
Cuando Metzli se sobrepuso de la sorpresa, bajó su mirada a donde nuestros cuerpos se unían y se mordió el labio. Vi la duda asomarse en sus ojos profundos, como si estuviera debatiéndose sobre algo.
Un sentimiento de disgusto se instauró en mi pecho y casi estaba seguro que había sobrepasado algún límite con ella. Pudiera ser que se arrepintiera de lo que habíamos hecho, tal vez estaba sopesando la idea de mandarme muy lejos y si decía que no quería volver a saber de mí lo aceptaría, aunque no estaba seguro de poder hacerlo realmente.
-¿Pasa algo?- Mi voz sonaba urgente y necesitada, atento a cualquier reacción de ella, por más mínima que fuera.
Con un delicado toque, puse mis dedos en su barbilla para que levantara su mirada hacia mí. Cuando volteó a verme, mi corazón se detuvo por un segundo.
Sus dientes apretaron su agarre contra su labio redondo y algo cambió en la manera en la que respiraba. Recién se había calmado y había recuperado el aliento después de su orgasmo, pero ahora parecía tener la respiración nuevamente entrecortada.
Sus pupilas doblaron su tamaño y vi cómo el fuego comenzó a consumirlos. Por primera vez, pude notar unas pequeñas gotas de dorado en sus ojos.
-Quiero corresponderte- Sus ojos viajaron brevemente a mi entrepierna antes de regresar a mí.
Oh.
Oh.
Entonces comprendí lo que tanto la estaba carcomiendo por dentro. Quería agradecerme lo que había hecho por ella haciéndome sentir bien. Mierda, sería un idiota si no la dejaba destruirme de esa manera, pero no quería que se sintiera obligada.
-No tienes que hacerlo. No estás obligada a pagarme de ninguna manera- Su ceño se frunció ligeramente.
-No me siento obligada a nada. Quiero hacerlo, he querido hacerlo desde hace días- Mierda, sus palabras solo consiguieron encenderme aún más.
La inmensa erección que guardaba en mi pantalón dio un pequeño brinco al escuchar esas palabras salir de su pequeña boca. Metzli terminaría por volverme loco. Aún así, debía mantener mi cabeza fría y asegurar la comodidad de Metzli antes que la mía.
-¿Has hecho esto antes?- Coloqué ambas manos en sus caderas y la acomodé en mi regazo, cuidando que no se sentara directamente sobre mi miembro.
Metzli no respondió, solo negó con la cabeza y vi un pequeño rubor cubrir sus mejillas.

ESTÁS LEYENDO
Wolf Academy
WerewolfEn un mundo donde los hombres lobo han dejado su lado salvaje para regirse por su lado más racional, Metzli, la hija de un alfa perteneciente a una manada mexica, intenta abrirse paso. Sin embargo, cuando su manada se integra a una academia de lobos...