XXV. Deseos

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Mientras los cachorros de apenas dos años jugaban en el patio y la carne se cocía en el asador, UK no podía evitar mirar con odio a la nueva pareja del español. Así es, nuevamente, este se había conseguido una novia. No entendía como España podía cambiar de pareja tan fácilmente, ni de porqué, en cada ocasión, parecía más enamorado que antes. Él respetaba a sus parejas y las mimaba, las atendía bien, siempre las bañaba en besos y regalos.

Con el tiempo, UK se dio cuenta de que lo que sentía era envidia.

Recordaba cuando, siendo más joven, el español, Portugal y él corrían juntos en los jardines, exploraban bosques y salían a navegar en sus botes. Eran inocentes niños jugando sin percatarse del paso inminente del tiempo.

Fue cuando España tenía 16 años y le presento a esa mujer, quien cargaba a su futura camada, que UK empezó a resentir al español. Se sentía traicionado. Cuando la chica murió por alguna enfermedad, el inglés se sintió feliz por ello, creía que así podría recuperar a su amigo de antaño. Pero lo que encontró fue un padre adolescente con el corazón destrozado y cuatro cachorros a los cuales proteger.

¿Qué hizo él cuando su amigo estaba deprimido por la pérdida de su omega? Ayudarlo. UK estuvo para él y lo ayudó a cuidar de los pequeños, sentía que su relación con España se reforzaba con ese contacto, sentía que... podía ser irremplazable para el corazón del español.

Pero el idiota tuvo que volver a traicionarlo con otro y con otra, desde una granjera hasta un contador, con una beta, un alfa, otro omega, etc. Tenía ojos para todo el mundo menos para él.

Cuando cumplió sus 16 años, dos años después del español y teniendo su primer celo, el destino de UK ya se había decidido sin su consentimiento. Cuando le dijeron que ya estaba en edad de casarse, no tuvo pena en admitir que le gustaría unirse a España.

Pero su vida no sería como lo esperaba. Su pareja impuesta sería un francés, seis años mayor que él y que, a su saber, era conocido por su promiscuidad.

-Escuche que te casas ¡Felicidades!- llegó España un día con un ramo de flores y una sonrisa, más de su brazo venía una omega, esperando una nueva camada suya. Eso le partió el corazón al inglés, pues se dio cuenta de que España jamás lo miraría de la misma forma que a ella. 

Y ahora estaba en una pequeña e improvisada fiesta en el patio del español, festejando un compromiso que hacia su corazón doler. 

-Toma- uno de los cachorros del español, de cabellos cafés y suaves, le dio una margarita. UK sonrió como pudo y acepto el regalo, notando como el menor tenia las mejillas coloradas de tanto correr y pisaba sus pies con nervios. Ese gesto tan dulce lo conmovió, incluso lo ayudo a olvidar por un momento el futuro que le aguardaba. 

Su mirada regreso a donde estaba España y su nueva novia, quienes conversaban alegres y miraban a los cachorros correr. Soltó un suspiro, dentro de él, creció el anhelo de que su futuro llegara a ser como esa mujer de ojos alegres, decididos y fogosos. 

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Desde el inicio, su relación con Francia había iniciado como algo de conveniencia. Sus familias no podían seguir en guerra constante, por lo que se decidió casarlos, para poner fin a los conflictos. Un matrimonio político.

UK siempre protestó ante esto, en especial porque él se sintió como un objeto que usaron para sus fines egoístas. Lo habían vendido y a nadie pareció importarle.

Pese a los intentos del francés por ser atento y amable, su periodo de luna de miel no duro mucho. Francia resultó ser otro alfa con el ojo alegre. UK ya ni se sorprendía por cada nueva infidelidad de su esposo.

En cambio, Francia resentía un poco a UK, pues, pese a sus atenciones, esté nunca intento que su relación floreciera. En respuesta, Francia entendió que lo mejor era darle espacio a UK, mientras que el inglés comprendió que no podía esperar verdadero cariño del francés.

Acordaron implícitamente que cada uno estaba mejor por su lado, viviendo juntos, pero separados. Cuando tuvieron a sus camadas, separadas por uno o dos años, UK no pudo sentir ese amor materno tan famoso en los omegas, si, tenía el instinto por cuidarlos, pero tardaría años en verlos como hijos suyos y amarlos.

Pero en su cabeza se seguía preguntando ¿Cómo sería suvida si tan solo España lo hubiese amado?

EL TRATO (USA X PERÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora