VIII. Una pésima idea

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Un joven americano esperaba ansioso en la vagoneta. Sus manos sudaban y apenas era capaz de controlar su respiración. Esto era lo más peligroso que había realizado en su vida... hasta la fecha.

-¿Estas bien?- pregunto Gilbert, un hombre musculoso y con cara de sapo apachurrado.

-Si- mintió USA, mirando a otro lado.

-Más te vale, si arruinas esto...- lo amenazó Boris. El ruso era una "colaboración" que la familia eslava había mandado como gesto de buena voluntad.

USA todavía no entendía que así ese sujeto ahí, es más, tampoco comprendía el actuar de su padre. En teoría, UK debería odiar a URSS tanto como el fuego al agua, pero ahí estaban, confabulando para "dar una lección" a los hispanos.

-Ahí está- murmuró el sapo. USA miró al frente y notó al mexicano caminando con tranquilidad. Se le revolvió el estómago, se sentía como la peor persona del planeta. Sabía que lo que estaba a punto de suceder lo dejaría marcado de por vida. Pero él quiso venir a esta misión, con la ingenua idea de asegurarse que no lastimaran a su amigo.

-Vamos- musitó Boris, encendió la van y siguió a su objetivo, esperando acorralarlo en una calle vacía.

"Corre México, corre", se descubrió deseando el americano. Fue entonces que se percató de algo.

-Esperen, está acompañado- señalo él. México llevaba de la mano a un niño, que parecía molesto e intentaba, en vano, zafarse de su agarre- supongo que es uno de sus hermanos.

La escena en si era encantadora, México sonreía mientras jalaba de su hermanito, el cual, tenía sus mejillas sonrojadas y ojos cristalinos, como si fuera a llorar de la frustración.

-Solo nos pidieron a México- puntualizo Gilbert-, deberíamos probar otro día.

USA aprobó esa idea en su cabeza, tal vez así tendría tiempo para convencer a su padre de que esto era una pésima idea.

-No- replico Boris, sin dejar de avanzar.

-Pero, si nos lo llevamos, habrá un testigo y...- intervino USA, deseoso de evitar el plan.

-Entonces, nos llevamos a los dos- musito el hombre sapo y el ruso asintió. Sin dar tiempo para protestar, acelero de pronto y le corto el paso a la pareja de latinos.

México reacciono rápido, tomo la mano de su hermano con más fuerza y se dio media vuelta para correr.

-No irás muy lejos- Boris tomó una bomba de gas y la aventó hacia la pareja. La bomba contenía feromonas artificiales, que provocaban un efecto similar a la parálisis de un Alfa sobre un Omega.

México cayó con pesadez en el pavimento, su hermano gritaba su nombre preocupado.

Gilbert y Boris se bajaron del vehículo, con sogas en sus manos y bolsas de tela. USA permaneció adentro, congelado ante lo que estaba pasando ante sus ojos.

El niño intento levantar a México, sin éxito, luego vio a sus compañeros. USA pensó que huiría, es más, deseaba que corriera y llamará a alguien, a quien fuera, todo con tal de evitar lo que estaba pasando.

Más el chico no se apartó de su hermano, incluso tuvo la osadía de intentar golpear a Boris. Sus secuaces rápidamente lo sometieron, le colocaron al mexicano y al chico las bolsas sobre sus cabezas mientras amarraban sus brazos en la espalda.

Todo fue demasiado rápido. Antes de siquiera reaccionar, ambos hispanos fueron arrojados a lado suyo y la van manejaba a toda velocidad.

EL TRATO (USA X PERÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora