XXXI. USA es un patán

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El brillo del teléfono se encendió por largo rato y volvió a apagarse, era la onceaba vez que eso ocurría, aun así, USA no encontraba la fuerza de voluntad para estirar el brazo y responder a quien fuera que le estuviera llamando.

Un dolor punzante atacó su cabeza cuando intento girarse, producto de la resaca que ahora cargaba con él. Miró las botellas vacías de cerveza y whisky desperdigadas por su departamento. Con molestia, se levantó de la cama y camino a su cocina, usando sus lentes obscuros para evitar la entrada directa de luz a su retina. Busco un vaso y lo lleno con agua del filtro, sintió como el frio liquido bajaba por su esófago, aliviándolo momentáneamente.

Apenas iba a dar el último sorbo, cuando la puerta principal se abrió con un azote que lo asusto.

-¡Esta vivo!- anuncio NZ en cuanto lo vio - Bueno, no está muerto-. Corrigió apenas se fijo en su cabello grasiento y despeinado, su rostro sin afeitar y con una mejilla inflamada, y vistiendo nada más que una bata abierta.

-¡New Zeland!- USA se cerró la bata, pues era lo único que cubría su cuerpo.

-Incredible self pitty party- mascullo el menor, obviando que había visto las pelotas de su hermano en estado salvaje.

-USA ¿Dónde te habías metido?- le pregunto preocupado Canadá apenas entro a su cocina, siguiendo a su impetuoso hermano. USA señalo su casa con una mirada irónica.

-¿Pueden no hablar tan alto?- pidió el americano.

-No, primero me vendes y luego te desapareces por días, no respondes las llamadas y te emborrachas con alcohol barato- NZ tomo una de las botellas y miro con desprecio la etiqueta- Además, ¡faltaste a mi evento! Las revistas dicen que fue la velada del año. Todos querían una foto de la familia y tu no aparecías ¿Sabes la vergüenza que pasé gritando tu nombre por todos lados? Idiota.

NZ se sentó en el sofá y se cruzó de brazos, era obvio que esperaba que USA se arrodillará y suplicará por su perdón. El alfa miró a Canadá en búsqueda de apoyo, a lo que él solo suspiró, camino a la sala y se sentó a lado del menor.

-¿Estas bien?- pregunto suavemente el segundo hermano.

El americano soltó un bufido. Mientras Nueva Zelanda estaba ahí para escuchar sus muy merecidas disculpas, Canadá había ido con la intensión de averiguar que había hecho y ofrecerle una mano de apoyo. Y en ambos casos se sentía incomodo, odiaba cuando lo consideraban débil.

Se dejo caer en una de las sillas y tomo su agua despacio, no quería ceder a la presión de nadie. Todavía con aparente calma camino y tomo asiento en su sillón, enfrentándolos.

-¿Cómo te va con Bielorrusia?- preguntó el mayor, buscando hacer tiempo. Un gesto de enfado se mostró en el rostro del canadiense.

-Estamos bien- soltó el más joven de los hermanos, con una sonrisa dulce en el rostro-. Ella se arrepiente de mal interpretar tus palabras, pero me ha demostrado que es una chica buena y que realmente se preocupa por mí.

-Por Dios- el canadiense puso los ojos en blanco.

-Hermano, ¿acaso no puedes estar feliz por Nueva Zelanda?- observó USA. Canadá entrecerró los ojos.

-No hagas eso USA.

-¿Qué?- pregunto haciéndose el inocente.

-Desviar el tema. Eres exactamente igual a nuestro padre en ese aspecto- musitó con un poco de desprecio en la voz.

USA quiso replicar, más no le salían las palabras. Se sentía... vulnerable, no solo por la bata que protegía su desnudez, sino por esas palabras.

-Lo siento- respondió finalmente con un hilo de voz.

EL TRATO (USA X PERÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora