XXX. Luces neón

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-Pero, tu padre ya no confía en mi- respondió dudosa Corea desde el otro lado de la linea.

-Le mande un mensaje diciendo que estaría en tu casa por un proyecto. Por favor, Corea, necesito que me cubras solo una última vez.

Su amiga no respondió, Perú temió que la llamada se hubiese cortado.

-Perú, pero todo está bien, ¿verdad? Si miento, es porque te estoy ayudando, ¿si?- el tono triste de su amiga casi hace que se le parta el corazón.

-Si Corea, todo está bien, te lo prometo- mintió con la mayor convicción posible.

-De acuerdo, lo haré. Pero por favor cuídate mucho- y colgó.

-¿Listo?- pregunto USA con indiferencia. Perú solo asintió, era como si de repente hubiese perdido la voz- Perfecto, ahora sube.

El menor subió al auto, en el lado del copiloto, deseando estar en cualquier lado menos ahí. En contraste, USA sentía una extraña mezcla de emociones en el estómago. Cada que miraba al pequeño omega, sus ansias carnales aumentaban, más también lo hacía el sentimiento de que lo que hacía no era correcto.

En cada semáforo rojo, USA aprovechaba para colocar su mano sobre la rodilla de Perú y subir para acariciar ligeramente su muslo, casi se sentía salivar por ese acto. En cambio, Perú enterraba sus uñas en el sillón cada que sentía ese toqueteo, tenía que dar todo de si para evitar soltarse a llorar.

Por cierto, quien se pregunte por John, quien fue quien los llevo, fue avisado por USA que se llevaría el auto y que podía regresar a casa. El problema es que se había ido con la cartera del chofer aún dentro del auto, por lo que no podría pagarse siquiera un autobús que lo llevara a su hogar. El pobre tuvo que caminar hora y media hasta su casa, solo, con frío y muchas dudas sobre su plan de vida.

USA manejo un tiempo hasta detenerse en un motel que ya conocía. Al bajar, sujeto a Perú de los hombros y lo guio hasta la recepción, donde pago una habitación con una sonrisa en el rostro. La recepcionista los miro picara y les deseo una agradable estancia.

Conforme avanzaban por los pasillos, su excitación aumentaba ¡finalmente tendría a ese omega entre sus brazos! Era como si todo su mal karma, como si todos sus errores y temores desaparecieran simplemente por el hecho de que estaría con el omega que tanto le interesaba.

Entraron en la habitación y Perú se separó de él, adentrándose con paso rápido. Empezaba a respirar entrecortadamente y sus palmas sudaban. Debió de haberse negado, debió de huir de ese lugar, ¡debió de haber luchado, gritado o solicitado auxilio! Pero no, en cuanto USA habló y le amenazó con deshacer su trato, su cerebro entro en pánico y solo pudo asentir a su exigencia.

Cerró los ojos y se imaginó en cualquier lugar menos un cuarto de motel, se mintió pensando que estaba en el baño de su casa, listo para tomar una ducha... y, para eso, debía quitarse su ropa.

-No tienes que estar nervioso- canturreo USA, mirando alrededor y jugando un poco con las luces- te tratare muy bien, Peruuu

Alargo la última vocal en un tono que le pareció sexi. Atenuó las luces en la intensidad deseada, dejando que las decoraciones de neón brillarán con un poco más de fuerza.

El cuarto tenía un espejo empotrado en la pared, las paredes eran de un color morado oscuro decoradas con varias figuras de luces neón colores fríos y en el centro había una enorme cama matrimonial con sabanas rojas. Pese a la descripción de la autora, el lugar destellaba modernidad, lujo y pasión.

El americano no podía estar más contento con su decisión, así que se dio la vuelta para ver la reacción de su acompañante más termino tragando seco y con el corazón acelerado. Perú le daba la espalda, ya se había quitado toda su ropa, aventándola a un rincón, excepto por su bóxer.

EL TRATO (USA X PERÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora