LXVI. Los escapistas

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No importaba con cuanto odio mirase a Francia, el alfa de cabellos negros y piel pálida seguía con ese estúpido gesto confundido y asustado.

-España, tranquilo- Francia tenía las manos en alto, dando a entender que estaba desarmado y que no planeaba hacer nada estúpido o eso esperaban.

Fiel a sus costumbres, sin su marido ni hijos presentes, con la mansión para él solo, espero la compañía de una linda omega que conoció por una aplicación de citas, solo para abrir la puerta y en lugar de una mujer, aparecieran dos hombres apuntándole con sus armas, uno de ellos molestamente familiar.

-Francia, te lo pregunto de nuevo, ¿dónde esta mi hijo?- fastidiado, el pelirrojo disparo al techo de la sala.

-¡Maldición España!- el alfa francés se encogió mientras trozos de techo caían sobre él- ¡Ya te dije que no lo sé!

-No te creo nada maldito- Colombia se acercó a golpear la mejilla del francés- habla o te llenamos de plomo.

-¡No!- grito, más que asustado, parecía molesto- ¡Basta! Ya les dije que no se nada. No conozco a Perú y, como les explique, UK se fue de viaje hace una semana- gruño entre dientes.

Pese a la agresividad del francés, parecía más bien como un perro asustado que solo sabe sacar los dientes, pero sin atreverse a hacer nada al respecto.

-Mientes- España se acercó, revólver en la mano y su celular en la otra- ¿o ahora me dirás que este no es vuestro hijo?

Mostró la imagen de USA tomando las maletas de Perú y subiéndolas a la cajuela de un auto negro. Su precioso hijo se miraba nervioso en la fotografía.

-¿USA?- más que respuestas, el francés tenía dudas.

-Si, vuestro hijo se llevo al mío, Francia, y quiero encontrarlo, así que dime donde están- colocó el cañón en la frente del francés.

-¿Por qué siempre actúas como un idiota?- Francia lo miro directo a los ojos, con una sombra de miedo en ellos y paseando su lengua por sus labios, nervioso- No sé donde esta, pero puedo ver sus historiales de compras. Monitorear sus tarjetas es fácil, después de todo, yo controlo el banco.

España apartó el arma, pero no cambio su mirada fría. Si acaso se molesto más porque el francés estaba tan dispuesto en entregar a su propio hijo.

Siguieron a Francia hasta una oficina, donde el hombre encendió su computadora y empezó a teclear con rapidez. Su ceño se frunció antes de hablar:

-El continente norte, región 13, compró dos boletos con viaje redondo y una estancia en un hotel por dos semanas- entonces soltó un suspiro y paso su mano por su cabeza- España- hablo despacio, como una olla de presión que silva antes de explotar- viniste hasta aquí, arma en mano, ¡¿SOLO PORQUE NUESTROS HIJOS SE FUERON A UNA ESCAPADA ROMANTICA?!

-¡TU HIJO SECUESTRO AL MIO!

-Un vuelo, un paraíso invernal y un hotel de lujo- dijo contando con los dedos- ¿te parecen un secuestro?

-¡Silencio!- Colombia se acercó de nuevo, levantando su arma. Francia volvió a alzar las manos, pero su rostro se mantenía furioso, ya sin rastros de miedo.

-Ya los ayudé, ya les dije todo lo que se- masculló-, así que les pido salgan de mi propiedad.

España y Colombia gruñeron, pero sabían que no podrían obtener más información. Sin decir nada más, se apresuraron a salir de la mansión y regresar al auto. Venezuela los sacó rápido del lugar, conduciendo con maestría y perdiéndose en la noche.

-¿Creen que...?- empezó a preguntar ella, tenía miedo de que el francés ya estuviese hablando con las autoridades.

-Plante un poquito de droga entre sus cojines y rincones de la casa- comento Colombia como si hablara del clima- Si nos persiguen, solo haré una denuncia anónima para que también le caiga la ley. Con suerte, creerán que es un ajuste de cuentas y nos dejarán en paz.

EL TRATO (USA X PERÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora