EL TRATO (USA X PERÚ)

XLV. Solo vámonos ya

-¿Estas listo?- pregunto Perú mientras retorcía las manos con claro nerviosismo.

-Por supuesto- Italia levantó el pulgar con confianza.

El menor asintió y lo animó a marcar el número de su profesor, rezando a Satanás por que todo saliera bien. Así es, Perú sentía que ya había colmado la paciencia de todas las divinidades con sus mentiras, así que solo le quedaba pedirle favores a los demonios.

Mientras esperaba a que le contestarán, Italia pudo notar la preocupación del menor. Quería darle palabras de aliento, algún consejo para tranquilizar el alma del pobre omega embarazado y enamorado, pero no se le ocurría nada en el momento.

-¿Diga?- una voz calmada contesto del otro lado de la linea.

-¿Hola? ¿El señor ONU?- Habló con el acento que Perú le entreno.

-Si, al habla.

-¡Ah! Mucho gusto, soy España Hispánica, el padre de Perú-

-Señor España, mucho gusto... ¿en qué lo puedo ayudar?

-Si, lamento llamarle así pero mi hijo- desvió los ojos al peruano, que lo animaba a continuar. Se sentía raro decir que ese joven era su hijo, pues no se sentía tan viejo como para ser padre de nadie- se enfermó y no creo que sea posible acompañarlos a la acampada.

-Oh Dios ¿está bien?

-Si, si, solo es...- ¿Qué se supone que tenía su hijo de mentiras? Miro a Perú y este se señaló el estómago y agitaba los brazos en el aire- ¡No, no vas a abortar al bebé!- susurro en un casi grito.

-¿Disculpe?-  

Perú abrió mucho los ojos y negó con la cabeza, Italia solo lo veía feo, como si realmente creyera que iba a deshacerse de un bebé que ni siquiera existía. Desesperado, saco su teléfono y escribió en su pantalla.

-Perdón, señor, mi hijo tiene diarrea... activa  y explosiva-. De acuerdo, lo último no estaba escrito en el teléfono de su amiguito, pero quería hacer la historia más dramática y verídica.

Perú lo miro con cara de confusión y asco.

-Y fiebre- añadió Italia, encogiéndose de hombros.

-Vaya, eso no suena muy bien. Entiendo, espero que Perú se recupere pronto.

-Muchas gracias por su compresión- y colgó.

-¿Diarrea activa explosiva? ¿En serio?

-¡Tu querías deshacerte de tu bebé!- lo acuso el mayor, sin entender la indignación del menor.

-No pienso hacerle nada a mi cachorro- Perú se toco su vientre haciéndose el ofendido, más que nada para que sus manos no se fueran al cuello del alfa e intentaran ahorcarlo. Italia alzó las manos en señal de derrota, pidió disculpas  y no dijeron más.

Esa soleada mañana de sábado, su verdadero padre lo había dejado en la entrada opuesta a donde era la reunión para la acampada. España lo cuestionó del porque no había tantos alumnos, a lo que el menor había mentido con toda naturalidad alegando que los alumnos se reunirían en el interior antes de subir al autobús. Por fortuna, su padre no lo siguió adentro, solo lo abrazo, beso su frente y lo bendijo, no sin antes hacerle prometer que lo mantendría informado de cualquier cosa.

Después de unos minutos, con la culpa destruyendo su estomagó, se alejó de la facultad y se dirigió al parque, donde Italia lo esperaba con una emocionada sonrisa, para realizar la llamada que lo liberaría de asistir a la acampada. Si ONU trataba de comunicarse con su "madre", para corroborar la información, Lima contestaría y daría la misma mentira. Perú se apresuró en escribirle a la mujer para actualizarla sobre su supuesta enfermedad.