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Una persona tocó la puerta y fui a abrirla sin hacerme esperar. Cuando vi que se trataba de Dino me tranquilicé; ya era algo tarde. Fue hace menos de dos minutos que regresé de realizar las entregas, pero no había ni un alma en casa y sabía que el abuelo tuvo una consulta médica con el doctor Young. Sin embargo, Dino venía acompañado de Mingyu y de un señor de buena postura, de unos cuarenta años estimados.

—Buenos días —saludé y me incliné ante el señor.

—Buen día. Usted debe ser el tutor de Choi Chan, ¿no es así?

—Sí, soy su hermano mayor.

—Su pupilo fue encontrado con su compañero de clases en una conducta inapropiada. —me lo entregó de un empujón.

—¿Junto a él? —apunté a Mingyu mientras sostenía a Dino.

—Sí, junto al señor Kim Mingyu.

—¿Conducta inapropiada? —los observé a ambos—. ¿Me podría decir quién es usted?

—Soy el señor Lee Suho, director de la escuela del pueblo.

¡El director vino a hacer un reclamo por Dino, y también por Mingyu! No sabía si sentir vergüenza, furia, decepción, cansancio, rabia. Sea cuál sea la emoción, estaba enfadado.

—¿Qué es lo que pasó con ambos?

—Fueron atrapados en el salón en plena hora de recreo, pero con una desagradable sorpresa. —afirma a Mingyu y lo endereza sin ninguna delicadeza—. Ambos llenaron la sala de insultos y dibujos obscenos en el pizarrón y en las paredes. No sé cómo, pero eran los únicos en el salón. Si no me cree, ambos admitieron su aberración frente a nosotros. Tuvimos que castigarlos sin más receso y horas de limpieza.

Le dije a Dino que entrara y me esperara sentado, y que ni se le ocurriera desobedecer.

—¿No será un error? Es que... no puede ser, no puede ser cierto, y tú… —me dirigí a Mingyu— ¿Cómo que tú estás en esto? Fue plan tuyo, ¡fue tu idea! ¿Verdad?

—Cálmese —pidió el director—, no es momento de alterarse. Ambos fueron reprendidos y con eso basta. Ahora, le exijo que hable con Choi Chan y lo corrija en casa. La siguiente vez que sea visto o encontrado en este tipo de actos, será expulsado y lo enviaremos a los campos de trabajo, como se nos ordena desde La Orden, ¿quedó todo claro? —me advierte bastante firme.

El director se fue al frente para entregar a Mingyu con sus padres.

Entré a la casa y cerré la puerta. Respiré en repetición, afirmando mi frente en la puerta, con la finalidad de menguar la ira. Cuando escuché el piso rechinar, me di la vuelta para ver a Dino levantarse del sillón, evitando mirarme.

—Ahora me dirás lo que realmente pasó —dije muy molesto, ni yo mismo me reconocía—. ¿De quién fue la idea?

—Fue... de ambos...

—¿Ambos? —crucé mis brazos—. ¿Ambos? ¡¿AMBOS?! ¡¿Quién fue la mente maestra de esta estupidez que acaban de hacer?!

—Te, te lo juro, fue de...

—¡NO REPITAS ESA MENTIRA!

Cae sentado en el sillón y sostiene su llanto, pero eso no genera la misericordia que se necesita para no castigarlo.

—¿Crees que estoy muy tranquilo con lo que el director me dijo? Estoy muy molesto.

—Seungcheol —dijo temblando—, te juro... que no fue nuestra intención hacer...

—¡SUFICIENTE! —me acerqué violentamente y lo jalé del brazo para levantarlo—. Siempre te vas a escudar con lo mismo, pero hoy has excedido los límites.

La Voluntad De ORFEO • JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora