Al interior de la casa encontré las recetas médicas que influyen en el mejoramiento de la fiebre, la desnutrición y el agotamiento, en la habitación con muebles desarticulados y sin uso, atiborrados de ayudas para los enfermos enclenques como Mingyu. Tomé otros pocos documentos y salí de ahí. Junhui me seguía esperando, marchando con las piernas extendidas y rígidas y la barbilla alzada y la mirada cerrada y las expresiones tufosas. Me miró satisfecho de mi tardanza y me llevó de la mano hacia la biblioteca. Entramos y lo primero que hizo fue informar que habíamos regresado aunque todos los presentes nos notaron. Él sólo se rió y me miró con ternura.
—Jihoon —me separé de Junhui y caminé hacía quién necesitaba—, ten esto un segundo. —le entregué los documentos que revelaban detalles acerca de los patrones de puntos morados y rojos—. Yo iré a resolver un pendiente.
—¿Qué es esto?
—Prometo profundizar eso, pero primero debo hacer algo antes. Solo cuídalo, por favor.
Guardó los documentos en el escritorio y asintió cuando estaba yo en la puerta. "¿Quieres que te acompañe?", me preguntó Junhui amablemente pero no respondí con el mismo ademán y me fui tan deprisa como una hoja venteada. Entré a la casa de la señorita Kim, casi arrugando las hojas por la prisa, y la hallé echada al lado de Mingyu cuyos ojos aún eran tímidos al entorno. La levanté con cuidado de su flaqueza y le entregué los documentos.
—Jengibre es lo que necesita, y ahí hay algunas recetas de comidas sólidas que puede preparar con jengibre y demás remedios que podemos hallar sin problemas.
—Canela y fresno —susurró mientras leía rápidamente la información—, no tengo de eso, pero sí un poco de jengibre, pero es insuficiente. ¡Ay, no sé cómo conseguiré más ahora!
—Tengo manera de acceder al cuartel general. Si vamos, podemos hurtar algo de lo que necesitamos.
—¿En serio tienes forma de hacer eso?
—Confíe en mí, que es la manera más rápida que se me ocurre para ayudar a Mingyu. Vaya por su canasta y acompáñeme.
Corrió hacia la cocina y regresó con su canasta tomada con ambas manos. Le gritó a Dino que regresaría tan rápido como la situación allá afuera se lo permita y que ayude a Mingyu si es necesario. Salimos y saqué mi pistola por si alguien tenía la mala intención de matar. Frente a la biblioteca le pedí que esperara. Golpeé la puerta y fui recibido por Mingháo. Anticipaba una pregunta, pero lo que recibí fue indiferencia cuando este vio de cerca a la señorita Kim y salió para acercarse a ella.
—Usted debe ser aquella mujer tan bella que solía caminar enfrente de los cuarteles —le dijo.
—Mingháo, necesito de tu ayuda…
—Usted le ha robado el suspiro a muchos —dijo mientras más se le acercaba y más decaía su habla—, pero no los suficientes como para hacerme fallecer. Usted me debe consolar este desorden cíclico de desolación que llevo sufriendo tanto tiempo, deseando que una dama tan bien cincelada me mire a los ojos y me lleve a su íntima soledad…
—¡Mingháo —le di una patada—, si no nos vas a ayudar, entra y no te le vuelvas a insinuar en un momento como este!
La mujer sonreía de agasajo y hasta de diversión, y miró a Mingháo piadosa de sus palabras aunque no a rescatarlo de su urgencia. Mingháo, muy al contrario, posó sus finos ojos en mi cuerpo, como escrutando y adivinando cuál es la pusilanimidad mía.
—¿Qué es lo tan urgente que quieres como para patearme?
—Necesitamos acceder al cuartel general, y me dijiste que Junhui tenía muchas llaves de muchos lugares.
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La Voluntad De ORFEO • JeongCheol
Fanfic[En emisión] Cuando pasan las primaveras entre los lugares más templados, la paz vuelve a la soberanía, como siempre debió ser. Podrán pasar años, pero no será posible olvidar lo que fue a primera vista, la primera primavera. Cada mañana se iba a bu...