cuarenta y dos:

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"Joshua", exclamé ahogado, pero inmediatamente regresé con Seok-Min. Toqué su cabeza y bajé hasta su cuello, y ahí sentí la ligera perforación de la bala, casi en la nuca.

Los demás vigilantes nos rodeaban como monos abstraídos por una pelea de guepardos, solo que un oponente ya estaba en su estado más fatal y ni yo era el causante de su desgracia. Pero Joshua no se acercaba ni tenía el aspecto de alguien interesado en la matanza. Sin embargo no soltaba su pistola. "Mierda, Joshua, ¿en dónde estabas?". Mientras tocaba a Seok-Min, sin mucha idea de si reportar su caída o tratar inútilmente de revivirlo, sentí algo llamativo en su bolsillo del pantalón. Saqué la figura de madera barnizada y pintada que, según él, pertenecía a Kwon Soonyoung, y lo eché en mi bolsillo. En plena inspección, agarré su brazo derecho, y mirando a Joshua nuevamente, un mal augurio se me atravesó como la bala que mató a Seok-Min. Levanté su manga… y ahí estaba el patrón de puntos.

Volví a mirar a Joshua, pero tenía la compañía de un soldado bastante recio. Dijo algo que no escuché, pero supuse que fue una orden, ya que un par de soldados se llevó a Joshua en una dirección poco convencional.

Ese hombre me vio con una efusiva sonrisa, como si quisiera comerme con sus dientes, y se acercó hasta llegar a mis pies, contrario a mi deprimente ánimo.

—¡Gran trabajo, muchacho! Fuiste muy astuto para desenmascarar a ese infiltrado.

—Yo... —no tenía palabras.

Miré a mi alrededor; un montón de vigilantes se asombraron al verme siendo halagado por un superior. Entre la multitud hallé a Junhui, pero rápidamente se marchó corriendo.

—No hice nada… —le dije nervioso.

—¡Basta de sandeces, chico! —volvió a reírse de manera contagiosa—. ¡Ustedes dos —rápidamente su humor cambió al llamar a dos vigilantes que estaban cerca—, traigan un saco, metan el cuerpo del ejecutado y háganlo desaparecer!

Un dúo de soldados que salió desde la multitud trasera me quitaron a Seok-Min de los brazos y sin compasión alguna lo arrastraron, dejando una línea de cruda y espesa sangre. Lo vi hasta dejar de divisar su cuerpo hecho plomo.

—Lee Seungcheol —me llamó el soldado macizo—, esas denodadas habilidades merecen su recompensa. —agarró mi brazo derecho y me levantó como si yo fuese un trapo y estrechó fuertemente mi mano—. Me imagino que sabes a lo que me refiero.

—No —respondí seco y directo. Lo único que quería era escapar de ahí.

—Lee Seungcheol, ¡serás ascendido al segundo rango de los vigilantes! —la sonrisa que proyectó al final me generó repelús, tanto que no pude seguir mirando sus ojos—. ¡Ustedes dos —finalmente soltó mi mano para apuntar a un dúo de vigilantes—, vayan a preparar el nuevo uniforme de este muchacho! ¡Todos ustedes, regresen a sus puestos y dejen de entrometerse!

¡Estaré en el mismo rango de Minghào y Junhui! Los ojos del recio soldado no se alejaban de mí. Mientras esperábamos la ropa, caminó alrededor mío y mostró gestos de complacencia. Cuando el uniforme llegó a sus manos, me exigió efusivamente que me quitara la ropa y me vistiera con la nueva que me entregó en las manos. Pensé que era mal momento para hacerlo en la calle, pero su apremio fue tan represivo que me obligué a no dudar y lo hice. Previo a entregarle el uniforme viejo, saqué el tigre tallado en madera que pertenecía a Kwon Soonyoung y lo guardé en mi nuevo uniforme.

Quedé solo después de mis dos minutos siendo un vigilante de segundo rango. Los demás se marcharon a lo suyo y debajo mío sólo permanecía la sangre de Seok-Min. Yo era solo una planta con raíces hechas de piedra, escalando posiciones en los negocios del tormento. Por mi culpa Seok-Min fue aniquilado y los soldados depositaron confianza en mí. Debería tomarlo como un avance para mi plan, pero se sentía torcido y agrio; tener que matar para salvar vidas, como si nada vigilase el mundo.

La Voluntad De ORFEO • JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora