De regreso a su lado, me preguntaba cómo logró que el rebaño no se pusiera bravo con su presencia. Me senté al lado de uno de los corderos para acariciarlo, inspeccionando minuciosamente a Jeonghan. El rebaño parecía divertirse con él y viceversa. La curiosidad de la hermosa escena que estaba presenciando a manos de un desconocido me cautivaba.
-Le agradas mucho a las ovejas -dije algo desinteresado, pero realmente no era así.
-Son muy lindas. Amo a todos los animales, en especial los domésticos.
-Ellas nunca están así con desconocidos.
-Digamos que tengo un don con los animales. Mi padre me concedió esa habilidad..., o eso es lo que me dice. Me pregunto cómo eligió este lugar.
-Te refieres a... ¿este lugar? -enfaticé con las manos.
-Es muy distinto al resto de destinos. No recuerdo mucho de los anteriores. -miró con intriga el cielo.
Me inquieta lo que decía. Pensé que solo bromeaba y le gustaba comportarse de esa manera. Es divertido si lo ves de una manera agradable. Pero si lo ves desde un punto de vista más sincero, era peligroso. A pesar de eso, empezaré a sacar algo de información, como su origen. ¿Él era del brillo de la noche anterior? No lo dudaba, su cabello ya me lo recordaba.
-¿Quieres pasar a mi casa? -me indicó hacia atrás.
-¿Tu casa está allá? -apunté con el dedo al paso del otro lado.
-¡Sí! Te va a gustar mucho. -me sonrió.
-Pero... no puedo despegarme del rebaño.
-¡Llévalas! -se pone de pie-. ¿Vamos?
Pensé en dos cosas: o es un peregrino muy pobre que vivía entre la mugre, o que es una broma de mal gusto. ¡Eso debía ser! ¡Debía estar esperando a que saltara para caer y acabar con mi corta vida, y quedarse con todo y aprovecharse de mi ausencia! Me levanté para seguirlo. Subimos por el sendero, mientras se volteaba para verme con una alegría que desbordaba en lo pulido. Me gustaba mucho su sonrisa cuando daba desconfianza, aunque suponía un doble golpe y culpabilidad.
Pasamos a las últimas áreas que disminuyen su vegetación, en la cima. Y en ese momento debería detenerlo violentamente, pero un aura ancestral o espiritual me jala la garganta para no hablar, y controla mis piernas para no parar. "Quieres verme morir, yo lo sé. Pero nadie se burla de mí". Las ovejas siguieron a Jeonghan, y al ver que estaba a nada de saltar, el temor me ganó.
-¡NO LO HAGAS, ES PELIGROSO! -advertí.
Pero mis gritos no tuvieron poder: presencié su salto y el de las ovejas. Corrí con la esperanza de que nada malo les haya sucedido, pero esa esperanza... fue un hecho. Cuando asomé la cabeza con miedo de lo que podría ver, me quedé atónito. El risco que había antes... desapareció... por arte de magia; era la única forma de darle explicación.
-¡VAMOS SEUNGCHEOL, NO DEMORES!
Estaba frente a un campo, un prado, lo contrario a lo que conocía. Casi me trago mi propia lengua del espanto. "El risco... no está", susurré electrificante.
Debido a la insistencia de Jeonghan y la buena actitud que mantenía, acepté: salté y caí sobre un pasto que amortiguó mi caída. Sentía todo tan impredecible que la vista llegó a dolerme un poco de lo celestial que se veía el lugar. ¡Esto es imposible! Jeonghan se me acercó corriendo y me levantó, me tomó de la mano y me llevó a lo que era su hogar. Yo solo caminaba sin oponer nada, y no es que no quería, ¡es que no podía! Era tanta la tranquilidad que sentía tomando su mano que divisé una pequeña luz asomándose por el hueco que nuestras palmas dejaban. Casi salto del miedo, ¡es imposible que haya luz entre dos manos!
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La Voluntad De ORFEO • JeongCheol
Fanfic[En emisión] Cuando pasan las primaveras entre los lugares más templados, la paz vuelve a la soberanía, como siempre debió ser. Podrán pasar años, pero no será posible olvidar lo que fue a primera vista, la primera primavera. Cada mañana se iba a bu...