Salí de casa y me acerqué a Mingyu, llamando su atención. No se volteó para notarme, pero sabía que me había captado con su oído.
-Mingyu.
-Hola. -Mantenía su cuerpo bastante rígido.
-¿Ocurre algo?
-No, no, para nada.
-¿Seguro? -insistí.
-Sí, seguro. Debo ir a clases. -avanza.
Sabía que algo estaba fuera de lugar, y aprovechando que estaba en disposición de ayudar, lo tomé del brazo antebrazo y lo giré. Ya dándome la cara, los moretones en su rostro provocaron gran susto en mí.
-¡¿Por qué estás todo golpeado?!
-Por favor, no lo digas tan alto. -miraba a todos lados.
-Pero... ¿qué significa esto? -toqué uno de sus moretones.
-No es nada, te lo juro. ¡Solo choqué con una pared, nada más!
-No puede ser un choque contra una pared. Esos son golpes... ¿Tus padres saben de esto?
-Sí, lo saben. Mi madre me curó ayer. -se queja un poco del dolor.
-Pues parece que son golpes muy recientes.
-¡Déjame ir!
-¡No, Mingyu! -lo arrastré camino a mi casa.
-¡Qué me dejes! -exigió angustiado.
-Conozco una receta que te ayudará. No te irás hasta que te la aplique.
Entramos a mi casa y lo senté en la mesa; terminó accediendo. La medicina, hecha de hierbas domésticas, grasa y agua, fue aplicada sobre sus heridas más contundentes.
-Muchas Gracias... ¡Auch!
-Perdón, intentaré ser más cuidadoso.
-No era necesario todo esto. Muchas gracias -dijo con alivio.
-No agradezcas. De todos modos somos... vecinos. -le sonreí débilmente.
-¿Estás bien?
-¿Yo? Claro que estoy bien. -forcé otra sonrisa y dejé la pasta en la mesa, dejando a Mingyu reposar sus heridas.
Me senté en la otra silla para poder platicar un rato mientras pasaban los diez minutos necesarios y empezara a hacer efecto. Pero no pude saltarme el impacto de verlo golpeado, y la presencia de Mingyu solo intensifica esa curiosidad.
-¿Puedo saber quién te ha golpeado?
-No es importante.
-¿Te acosan en la escuela?
-No... Nada de esas cosas me ha sucedido.
-¿Por qué no quieres que...?
-Unos tipos me robaron y me golpearon. -desvió su atención y la redirigió a un costado-. Fue de noche y no pude identificarlos.
-¿Por qué me habías dicho que te has golpeado contra la pared?
-No quiero preocupar a nadie; eso es todo. -posó ambas manos juntas sobre la mesa y hace que sus dedos interactúen.
-Pero tampoco puedes evitar a las demás personas, mucho menos hacerles creer que esos golpes son hechos por una pared.
-No quiero asustar a nadie.
-Pero sí lo hiciste, conmigo. Si no te hubiera detenido, no hubiera podido ayudarte.
-No pensé que te importara.
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La Voluntad De ORFEO • JeongCheol
Fiksi Penggemar[En emisión] Cuando pasan las primaveras entre los lugares más templados, la paz vuelve a la soberanía, como siempre debió ser. Podrán pasar años, pero no será posible olvidar lo que fue a primera vista, la primera primavera. Cada mañana se iba a bu...