Narra Roberta:
Terminé mi comida y lo empujé a un lado. Diego me miró al escuchar el sonido del plato al arrastrarse por la mesa.
Roberta: ¿Qué?
Diego: Levantá tu plato.
Roberta: Para eso está Nora.
Diego: Veo que no sos más que una nena mimada.
Roberta: Si, lo soy. (me levanté y caminé hacia el, me paré justo a él) ¿Algún problema con eso?
Diego: (suspiró) Voy a estar afuera, si me necesitás. (me ignoró y caminó hacia la puerta)
Roberta: Ey! por qué nunca contestás mis preguntas?
Diego: Porque no me parecen preguntas importantes.
Roberta: ¿Es eso o que no sabés qué contestarme?
Diego: Otra pregunta sin sentido. (dió medio vuelta y se fue)
Volví a patalear como una nena chiquita. Suspiré y me cruzé de brazos. Detestaba saber que no importaba que tan mala intentara ser, él siempre sabría como cerrarme la boca.
Fui a mi cuarto y puse música bien alta. Otra vez me puse a bailar y cantar frente al espejo. La hora pasó volando, y cuando digo volando, es literal. Porque miré la hora, y eran las cinco de la tarde..
Roberta: Wow.. como pasa el tiempo cuando uno está entretenido...
Apagué la música y salí, para tomar algo de agua. Increíblemente, yo casi no me cansaba. Podía estar bailando por horas y siempre tenía ganas de más. Llegué a la cosina y agarré una botella de agua de la heladera. Nora estaba limpeando la mesa, al verme, corrió la mirada, evitándome.
Roberta: ¿Pasa algo?
Nora: No señorita..
Roberta: ¿Por qué tu cara de susto?
Nora: Es que.. quiero pedirle disculpas por no haber hecho lo que usted me dijo hoy..
Roberta: Ah era eso.. no hay problema, es culpable es el estúpido de Diego. Y no me trates de usted, me hacés sentir una vieja.
Nora: (sonrió) Gracias, señorita.
La puerta se abrió y entró Diego con el ceño fruncido. Cerré la botella de agua y me subí arriba de la mesa, lo miré esperando que dijera lo que tenía para decir, ya que estaba a la vista que tenía ganas de decir algo.
Diego: Yo no soy ningún estúpido.
Roberta: Si vos lo decís.. pero que sos entrometido, es cierto..
Diego: Yo no soy ningún entrometido.
Roberta: Claro que si, si nó, no hubieras estado escuchando lo que yo hablo con Nora.
Diego: Si hablás de mi, no esperes que actúe normal.
Nora: Yo.. me voy..
Diego: Vaya tranquila Nora..
Roberta: Lo estás haciendo otra vez! Actuás como si fueras quién manda.. y eso no es así.. (Nora se fue)
Diego: ¿Por qué necesitás ser la líder todo el tiempo?
Roberta: Yo no quiero ser la líder todo el tiempo, estás mezclando los términos.
Diego: Sos una nena caprichosa.
Roberta: Y vos un grandulón que se pone a mi altura.
Diego: (sonrió de costado) Cada vez que te escucho hablar, estoy más y más convencido de que sos una inmadura..
Roberta: Y cada vez que me mirás estás más y más convencido de que esta nena caprichosa está bien buena, ¿no?
Diego: ¿Perdón, qué?
Roberta: (reí) Es un chiste Diego, dejá de ser tan literal.
Diego: (me miró serio) No me gustan tus bromas.
Roberta: (me bajé de la mesa y me paré delante de él, bien cerca) ¿Y mis ojos te gustan, Diego?
Diego: Es otra de tus bromas Roberta, te acabo de decir que no me gustan.
Roberta: No, esta no es una broma.
Diego: (me miró por unos segundos, supongo que pensando qué decir) Si, Roberta, me gustan.
Roberta: (largué una carcajada y me alejé) Sos tan fácil, Diego!!
Diego: ¿De qué hablás?
Roberta: Acabás de confesar que te gustan mis ojos.. y no era más que una broma...
Diego: Sos terrible.
Roberta: Muy. Que cosa ¿no? Qué pensarían mis padres si supieran de esto..?
Diego: Hablás como si te hubiera confesado mi amor.
Roberta: No lo hiciste. Pero te aseguro que no falta mucho para eso.
Sonreí y subí las escaleras de dos en dos. El me miró desde abajo, yo sabía que lo tenía cansado con mis locuras.
Entré a mi habitación y busqué ropa limpia. Después de eso, fui al baño y preparé la bañera, con espuma y sales relajantes.
Volví a mi habitación y llamé a Mia por teléfono. Hablamos un rato, y después volví al baño.
Me quité absolutamente toda la ropa y me metí dentro de la bañera. La espuma me llegaba hasta el cuello, así que todo mi cuerpo estaba cubierto. Tomé los auriculares que siempre estaban ahí y puse la música a todo volumen. Nada mejor que un baño relajante de espuma para olvidar los problemas.
Narra Diego:
Hablé con Nora un rato sobre el mal comportamiendo de Roberta, ella dijo que siempre era así. La verdad, estaba cansado de sus locuras, y solo llevaba ahí un día. No sabía cómo podía terminar todo. Era una chica hermosa, pero.. tan inmadura, que te quitaba las ganas de pasar tiempo a su lado.
Le pregunté a Nora si podía tomar un baño, ella dijo que si, y fui hacia el baño.
La cortina de la bañera estaba cerrada, pero no escuché el ruido del agua al caer, así que me quité la ropa, excepto la ropa interior y fui hacia la ducha.
Corrí un poco la cortina, y metí una pierna sin mirar hacia adentro, había espuma, eso era raro. Metí la otra pierna, y sentí la piel de alguien más, me asusté y caí dentro de la bañera.
Narra Micaela:
Alguien tocó mi pie debajo del agua, abrí los ojos y me quité los auriculares de un tirón, asustada. No llegué a reaccionar, y Diego cayó encima mio. No podía creer lo que estaba pasando.
Roberta: ¿Qué hacés acá maldito desubicado???
Diego: Perdón Roberta, no sabía..
Roberta: (lo interrumpí) ¿Sabías una cosa..?? (sonreí, pícaramente) Estoy desnuda.
Diego: Por Dios. (intentó levantarse y volvió a resbalarse, y a caer sobre mi)
Roberta: Auch! Ya no hagas eso.. duele...
Diego: Perdón. (me miró directo a los ojos, la distancia era mínima)
Roberta: No te disculpes, esto se siente cómodo.
Bruno: ¿Qué??
Roberta: ¿Vas a negarlo?
Diego: Por supuesto que si...
Roberta: Vamos Diego, sé que te morís por verme...
Diego: No.. dejá de decir esas cosas ridículas..
Roberta: (reí) Como digas.. (el seguía donde estaba) Veo que también te es cómoda esta situación, ¿no?
Diego: ¿Qué? Por supuesto que no...
Escuché la voz de Nora detrás de la puerta, llamando a Diego, el me miró asustado y me tapó la boca con su mano, dándose cuenta de que estaba por contestar yo.
Diego: ¿Qué pasa Nora?
Nora: Es que no encuentro a la señorita Roberta por ningún lado..
Continuará...
