Capitulo 10:

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Narra Roberta:
Cerré los ojos intentando tranquilizarme por dentro. Sabía que tenía que ponerle un punto final a la discución por mi misma, no quería que se involucrara nadie más.
Me aparté un poco de Diego y me sequé las lágrimas, mientras Javier miraba a Diego con ganas de pegarle, pero conteniéndose porque sabía que iba a salir perdiendo.

Roberta: Andate Javier. Es la última vez que te lo digo.
Javier: Después quiero hablar con vos, igual.
Mia: Basta Javier, es suficiente.

Ella lo tomó del brazo y lo tironeó para acercarlo a la puerta. Javier caminó hacia la puerta sin quitarme los ojos de encima, Paula lo siguió, y Lupita, que no entendía nada aún, me saludó con la mano y salió detrás de ellos.
Mia cerró la puerta y se acercó a mi lado, yo ya estaba un poco mejor, pero los sollosos no habían disminuído.

Mia: Roberta.. ¿querés que me quede un rato con vos?
Roberta: Si, por favor. (me resfregué los ojos evadiendo las nuevas lágrimas)
Mia: bueno, esperame que aviso en casa que llego un poco más tarde..

Ella se apartó con su celular en su mano. Y yo me volteé hacia Diego, que no se había quitado de mi lado, y seguía teniendo su mano rodeando mi cintura, buscando protegerme.

Roberta: Diego.. no sé cómo agradecerte. Necesitaba de verdad que alguien me abrazara y me quitara la rabia de en sima..
Diego: Estoy para cuidarte Roberta. Y eso implica defenderte de pendejos mentirosos también.. (sonrió de costado y su sonrisa se contagió a mis labios) Si vas a estar con tu amiga las dejo solas, pero cualquier cosa..
Roberta: Estás ahí afuera, ya lo sé. (completé su frase)
Diego: Exactamente.

Caminó hacia la puerta, la abrió y salió. Yo me quedé viéndolo mientras se alejaba. Si solo tuviera un par de años menos.. solo cuatro años menos..
La voz de Mia me sacó de mis pensamientos sobre Diego, la miré para encontrarme con su linda cara con una mueca de preocupación.

Roberta: ¿Vamos arriba?
Mia: Si.. quiero que me lo cuentes todo, por favor.
Roberta: No te preocupes, sos mi mejor amiga, no voy a ocultarte nada.

Subimos a mi cuarto y le conté todo. No faltaron las lagrimas, las palabras de aliento, los consejos, los abrazos, todas esas cosas que solo hace un mejor amiga cuando te sentis destrozada. Mia me hizo darme cuenta de que.. perder a Javier no era el fin del mundo.
Quizás, esté mejor dicho que Mía y Diego, me hicieron darme cuenta de que podía seguir sin Javier.
Unas cuántas horas después, Mia tuvo que volver a su casa porque era tarde. El chofer pasó a buscarla y yo metí dentro del baño para darme una ducha caliente.
Salí, me puse mi pijama y me peiné. Me metí dentro de la cama y saqué mi libreta. Escribí sobre todo lo que estaba sintiendo en ese momento.. sobre Diego, sobre Javier, sobre todo lo que hacía ruido en mi interior.
De la nada, la puerta se abrió. Instintivamente cerré la libreta y la puse sobre la mesa de luz. Diego entró a la habitación con su típica media sonrisa y un pote de helado en sus manos.

Roberta: ¿Qué hacés acá?
Diego: Me acordé un poco tarde, pero tengo entendido que el helado sirve para ahogar las penas... ¿no?
Roberta: ¿Me compraste helado? (el asintió) Pero que considerado! (bromeé haciéndome la educada) Pero estoy a dieta.
Diego: ¿En serio?
Roberta: (sonreí) Claro que no tonto, jamás le diría que no al helado. (extendí mis manos) Quiero mis proviciones.
Diego: (se acercó y puso el pote sobre mis manos) No sabía qué sabores te gustaban así que.. puse los que me gustan a mi.
Roberta: A ver.. (abrí el pote y metí la cuchara en uno de los sabores) ¿Dulce de Leche?
Diego: Si..
Roberta: Me encanta!!  (metí la cuchara en otro sabor) ¿Menta granizada? (el asintió) Me gusta bastante.. (prové otro) Frutilla... es rico. (probé el último) Aaahhh!!
Diego: ¿Qué pasó? ¿No te gustó??
Roberta: Chocolate Blanco, mi preferido!! (grité como una nena de cinco años)
Diego: (sonrió aliviado) También es mi preferido.
Roberta: (le sonreí) Solo hay un problema.
Diego: ¿Cuál?
Roberta: Mia se fue... y.. bueno.. me gustaría comparir el helado con alguien...
Diego: Si esto es una invitación para mi, acepto. (dijo riendo)
Roberta: Perfecto. (le sonreí) Vení.. (me hice a un lado y abrí la frazada)
Diego: Roberta... no voy a entrar en la cama con vos, sería raro.
Roberta: De todas maneras, solo estás consolando mis penas. (sonreí de la manera más inocente que pude)
Diego: Es verdad, no sé por qué siempre tengo que estar pensando mal.

El se quitó los zapatos, el saco negro y se sentó en la cama a mi lado. Metió las piernas por debajo de la frazada y me miró expectante.
Yo solo sonreí y metí una cucharada de helado de chocolate blanco en mi boca.

Roberta: Ah y.. otro pequeño detalle.
Diego: ¿Cuál?
Roberta: El chocolate blanco, no lo comparto. Ni muerta.
Diego: Eso se llama egoísmo, es mi preferido también.
Roberta: Ok, ok, ok.. pero solo con una condición...
Diego: Decime, lo que sea por el helado (sonrió)
Roberta: Quiero un beso. (lo miré seria)
Diego: Hay hay hay.. ya volvió la antigua Roberta.. (murmuró)
Roberta: Es broma tonto, la condición es que me hables sobre tu vida..
Diego: Am.. está bien.
Roberta: Y yo te voy a dar en la boca.
Diego: ¿Qué?
Roberta: Estoy hablando del helado, por si tu cabezita loca lo duda. (sonreí)
Diego: Eso si lo entendí, solo me estaba quejando porque vos tenés una cuchara y yo no.
Roberta: Son las condiciones para comer de mi helado.
Diego: Ey yo lo compré!
Roberta: Pero me lo regalaste y... escuchá esto, siempre lo decía de chiquita, "lo que se regala no se pide"..
Diego: Genial. Ganaste. (dijo fingiendo enojo)
Roberta: Siempre gano. (metí la cuchara en el pote y saqué bastante cantidad de helado de chocolate blanco) Si me decís cuánto me das del 1 al 10, te comés todo esto..
Diego: Eso no tiene nada que ver con mi vida.
Roberta: Diego... (murmuré achinando los ojos y amenazando con meter el helado en mi boca)
Diego: Está bien, está bien... un... un.. diez.
Roberta: ¿Y cómo sé que no estás mintiendo?
Diego: Porque tenés los ojos mas bonitos que vi en mi vida.
Roberta: Okey, que respuesta más inteligente. Tomá, te lo ganaste.

Metí la cuchara entera en su boca y el se comió el helado. Manché sin querer la comisura de sus labios, pero el no se dió cuenta..

Roberta: Te ves raro..
Diego: ¿Raro cómo?
Roberta: Dejame arreglarlo..

Pasé mi dedo pulgar por sus labios. Los recorrí de punta a punta, aprevechándome de la excusa del helado, porque tenía ganas de hacerlo. Por último llegué al helado y se lo quité.

Roberta: Solo era un poco de helado...
Diego: Tenía la boca entera manchada?
Roberta: Am.. si.
Diego: ¿Y cómo no me di cuenta?
Roberta: ¿No confias en mis palabras?
Diego: Okey, confio, confio..

Me distraje mirando sus ojos y el me arrebató el pote de helado de las manos.

Roberta: Diego, dame eso! ahora!
Diego: El poder es mio ahora.. (dijo riendo)
Roberta: Eso está por verse, ladrón!!

Me tiré sobre el buscando quitarle el helado, Fui inútil, lo movía de un lado a otro impidiéndome llegar a el.
De repente, de la nada, el helado dejó de importar. Es más, el pote calló al piso y yo me quedé acostada sobre el.
La distancia que nos separaba comenzó a acortarse.. poco a poco... estábamos a pocos milímetros, mis labios casi rozaban sus suyos....
Cuando el se levantó, dejándome sentada sola en la cama.

Diego: Estamos mezclando las cosas..
Roberta: Pero si nosotros... (me interrumpió)
Diego: Esperó que disfrutes el helado Roberta, nos vemos mañana...

Agarró su saco y sus zapatos y salió de mi cuarto.

Continuará...

Don't Forget MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora