Narra Roberta:
Me acerqué a Nora, que estaba muy ocupada en la cocina. Debía decirle que me iría con Diego así que no era necesario que cocinara para mi.
Ella miró hacia un costado y se encontró conmigo, sonriéndole demasiado amistosamente. Que obvia era, por Dios.
Nora: Señorita Roberta.. ¿necesita algo?
Roberta: No, nada. Solo venía a decirte algo, Nora.
Nora: ¿Qué pasa?
Roberta: Yo.. voy a salir.
Nora: ¿Sus padres están enterados?
Roberta: No precisamente, pero no pueden decirme que no, yo sé por qué te lo digo. Y dejá de tratarme de "usted" porque ya te dije que no me gusta. (reí)
Nora: Perdón, es que no puedo evitarlo. (me miró, un poco dudosa) Puedo preguntar.. ¿a dónde vas? Es que, tengo que saber dónde vas a estar, soy la adulta responsable ahora.
Roberta: Voy a salir con Diego.
Nora: ¿Segura de que tus padres te lo permiten?
Roberta: Si, tranquila. Además, en poco tiempo voy a estar acá otra vez, te lo prometo.
Nora: (sonrió y asintió) Cuídese mucho señorita, si? Y no vuelvas tarde..
Roberta: Si, ya dije que lo prometía.
Le dí un beso en la mejilla y salí de mi casa porque escuché la bocina del auto de Diego. No lo mal interpreten, él tenía auto porque pudo comprárselo cuando trabaja en mi casa, no es como si le sobrara para andar cambiando de auto como de ropa.
Me estaba acercando rápido, deseando poder abrazarlo y besarlo, y entonces él salió del auto y me abrazó. Se sentía extraño, porque nunca antes nos habíamos mostrado así como si nada, pero era la sensación extraña más hermosa que había sentido en mi vida.
Tomó mis mejillas y unió sus labios con los mios.
Diego: No puedo creer que puedo hacer esto sin temer por ser denunciado...
Roberta: Yo tampoco puedo creerlo en realidad..
Diego: ¿Querés que vayamos a comer a algún lado o...?
Roberta: No Diego, no quiero que gastes.
Diego: No empieces con eso otra vez, Roberta, sabés que tengo trabajo ahora..
Roberta: Si, pero mientras podamos estar en tu casa más tranquilos y sin hacer gastos innecesarios..
Diego: Pero vos te merecés que yo te saque a pasear..
Roberta: Ehh.. a ver, yo acepto salir en la tarde a tomar algo, pero ahora quiero ir a tu departamento.
Diego: Está bien, está bien, lo que vos digas..
Nos subimos los dos al auto y él condució despacio, escuchando música en la medida justa. Lo veía tranquilo, relajado, y completamente feliz.
Por un momento, me sentí mal por no decirle la verdad por completo. Pero lo cierto era que ahora tenía otro motivo más para no hacerlo: No quería arruinar toda esa felicidad que se le notaba en los ojitos.
Llegamos a su departamento, y yo fui para la cocina, para preparar algo para que tomemos mientras pasábamos el rato hablando, besándonos, mimándonos.. bueno, lo que hacen los novios, no?
Abrí las alacenas y busqué el café. Diego entró en la cocina cuando yo estaba alcanzándolo con la punta de los dedos, me tomó de la cintura, me ayudó a agarrarlo y después me dejó en el piso otra vez.
Diego: ¿Para qué sacás el café?
Roberta: No sé.. quizás... para tomar café? (dije, irónica, entre risas)
Diego: Pero si no vamos a tomar café..
Roberta: ¿Por qué no? A mi me encanta..
Diego: Porque vamos a tomar mates..
Roberta: ¿Mates?
Diego: ¿Nunca tomaste mates?
Roberta: No bueno... en realidad, claro que sé lo que es, pero no.. en mi familia no toman eso así que yo..
Diego: ¿Con tus amigas tampoco?
Roberta: No..
Diego: Pero claro, olvidé que no somos de la misma clase..
Roberta: Y volvemos sobre lo mismo.
Diego: Es que es una realidad.
Roberta: Si.. tengo que admitir que algo de razón tenés, pero tampoco para que te agrandes eh..
Diego: (sonrió) ¿Tomamos mates?
Roberta: Si vos los preparás..
Diego: Obvio. Te voy a hacer probar lo mejores mates del mundo..
Roberta: Nunca probé uno asi que no voy a tener oportunidad de compararlos.
Diego: No importa eso, los mios son los mejores y punto.
Me reí, porque él en verdad parecía completamente convencido de que a mi me encantarían sus mates porque en serio eran los mejores.
El comenzó a buscar las cosas que necesitaba y yo me senté sobre la mesada, mientras lo observaba.
Era tan malditamente hermoso. Las facciones de su cara, por dios, no podía ser más perfecto. Sus brazos musculosos y su espalda enorme, además esos ojos que.. parecían ver a través de mi.. Me tenía completamente loca y enamorada.
Yo era en verdad afortunada de tenerlo para mi, seguramente muchas chicas morían por tenerlo y él estaba acá.. conmigo.. preparándome mates, diciéndome cosas lindas, besándome, abrazándome.. Era mio.
Diego: ¿Por qué me mirás así y no me contestás cuando te hablo?
Roberta: Perdón.. estoy distraida.
Diego: El agua ya está casi lista eh, y vamos a poder disfrutar de unos ricos mates..
Roberta: De eso estoy segura..(sonreí)
Se acercó a mi, y yo abrí mis piernas para darle lugar. Se metió entre ellas, puso sus manos en mi cintura y me besó la frente de manera dulce.
Diego: No te das una idea de lo que yo te amo, chiquitita..
Roberta: Mi amor.. (sonreí, atontada por su dulzura y perfección) Yo te amo mucho más.
Pegó sus labios a los mios, y comenzó a besarme de manera apasionada. Claro que yo le seguí el ritmo, incapaz de resistirme o cualquier otra cosa.
Solo estaba concentrada en sus perfectos labios y en lo bien que coincidían con los mios.
Entonces, a la pava con agua que el puso en el fuego comenzó a salirle como humo, y se vió obligado a separar sus labios de los mios e ir hacia ahí.
Una vez que tuvo todo listo, me ayudó a bajar de la mesada, y los dos nos despatarramos en el sillón. Prendí la televisión, no sé para qué, supongo que para que nos acompañe algún otro ruido, y después metí mis pies debajo de unas frazadas que estaban en en sillón, buscando calor.
Diego: Parecés un perrito..
Roberta: Tengo frío..
Diego: Después decís que te enamora el invierno..
Roberta: Es que lo amo, pero eso no quiere decir que no me dé frio.
Diego: (preparó un mate) Tomá, con uno de estos, se te quita el frio seguro...
Me llevé el mate a mis labios y lo probé. Estaba rico, en verdad estaba rico. No podía creer que mis papás no lo había preparado antes en casa. Prontó el agua del termo comenzó a acabarse y Diego tuvo que ir a preparar más.
Diego: Veo que te emocionaste..
Roberta: Me gustan.
Diego: Me parece que vos tenías que contarme algo y te estás haciendo la distraída..
Roberta: Claro que te tengo que contar algo, solo estaba esperando que me lo preguntaras.
Diego: Entonces, decime cómo es que conseguiste que tus papás nos dejen hacer el viaje y además no me echen a patadas de tu casa?
Roberta: Hablé con ellos. Solo eso.
Diego: Pero entonces vamos a poder..
Roberta: Por ahora, solo logré lo de las vacaciones.. van a ser dos semanas completas, Diego, y van a ser inolvidables.
Diego: ¿Y después?
Sentí algo raro dentro mio, como unas enormes ganas de decirle todo, pero pude controlarlo.
No debía permitir que mi sensibilidad arruine esas hermosas vacaciones que tendríamos juntos.
Roberta: Después vemos, Diego..
Diego: Después está tu viaje.
Roberta: Si, por eso digo que.. que disfrutemos esto, si?
Diego: Hablás como si no nos fuéramos a ver más..
Roberta: No nunca más, pero quizás si por un tiempo, Diego.
Diego: No creo poder con esto.
Roberta: Los dos vamos a poder, de acuerdo? y además ahora tenemos que pensar en las hermosas vacaciones que vamos a tener juntos.
Me acerqué y lo besé. Estaba intentando que él me sonriera feliz como lo estaba haciendo yo, pero en verdad él estaba demasiado preocupado por mi viaje y la posibilidad de no vernos por un largo tiempo.
Definitivamente decirle sobre el trato que tenía con mis papás, no era una buena idea.
Continuará...