Capitulo 14:

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Narra Roberta:
Miré hacia abajo por unos segundos ordenando mis pensamientos. No podía creer que lo que realmente había empezado por un capricho mio había tarminado en el hospital.
Miré a Diego otra vez, él se mantenía firme con su cara de desepción, y parecía estar esperando mi reacción. Me sentí avergonzada, y no quería seguir pasando más verguenza ese día.

Roberta: No fue por un capricho.
Diego: ¿Y entonces por qué fue? Si es que realmente tenés un motivo.
Roberta: Dejá de hablarme así! Quién te pensás que sos?
Diego: No estoy buscando hacerte sentir mal, pero de verdad, ¿hasta dónde pensabas llegar?
Roberta: No sé. (admití) Pero jamás pensé en esto.
Diego: Ese es tu problema! No pensás! Decime Roberta, ¿qué hago yo si te pasa algo?
Roberta: (lo miré a los ojos) ¿Tanto te importo, Diego?
Diego: Claro que si, sos mi responsabilidad.
Roberta: No te estoy hablando en ese sentido.. cuando me preguntaste qué harías si a mi me pasaba algo, sonabas diferente.. parecías preocupado de una manera diferente.
Diego: Veo que seguís insistiendo para que yo te diga que siento algo por vos.
Roberta: No es eso.. (mis ojos se humedecieron) Pero decime algo más, algo que no sea que vos sos grande y estás trabajando, ¿podés olvidarte de eso por un segundos, por favor?
Diego: (suspiró y miró hacia abajo) Ahora preocupate por ponerte bien, voy a llamar al médico para que haga un control.
Roberta: Estás esquivando mi pregunta, Diego.
Diego: Voy a buscar al médico.

Grité y golpeé la cama con mi mano. Rápidamente me arrepentí de hacerlo, porque al chocar mi brazo contra el colchón la aguja que tenía clavada para pasarme el suero se hundió mucho más, y me dolió.
¿Por qué él era así? ¿Por qué? Quizás si era cierto que no sentía nada, y estaba dispuesta a escucharlo, pero quería que me lo dijera él, sin vueltas, que me diga "No me gustás para nada", y como no lo hacía, como simplemente se escondía atrás del "es mi trabajo y soy mayor" no iba a resignarme. De alguna manera, que él no me dijera que no me quería me permitía pensar que estaba negándose a si mismo que me quería.

Al menos unas dos horas después, el médico me dió el alta y me dió una lista con la alimentación que debía seguir para evitar más desmayos. Yo solo decía que si a cualquier cosa que salía de su boca, solo pensaba en irme a mi casa.
Subí al auto y Diego manejó en silencio un buen rato. Yo, internamente, me debatía entre hablarle y no hacerlo.. pero no lo resistí.

Roberta: Perdón Diego. Me comporté como una idiota... perdón de verdad, solo te causo problemas, pero es que de verdad detesto tu indiferencia.
Diego: Acepto tus disculpas, pero no entiendo tus motivos. Sabés muy bien que es muy grave lo que hiciste.. tu salud está por en sima de cualquier otra cosa, no importa que tanto te moleste.
Roberta: Eso quiere decir que no me vas a dar las respuestas que quiero?
Diego: ¿Vos querés que te diga de verdad lo que siento?
Roberta: Si por favor, cualquier cosa que sientas, solo decímelo y prometo que no vuelvo a molestarte nunca más.
Diego: Vas a tener que esperar un poco.

Se desvió del camino de siempre, y yo no lograba entender qué estaba por hacer. Tampoco podía entender por qué no me decía simplemente lo que sentía sin darle tantas vueltas al asunto.

Roberta:¿A dónde vamos?
Diego: No te preocupes, es un lugar seguro...
Roberta: Diego! sabés cuánto odio los secretitos..
Diego: Te lo merecés por lo que hiciste hoy..
Mica: ¿Me estás jodiendo? Te pedí perdón!
Diego: Y yo ya te perdoné pero igual te merecés esto.

Me resigné a esperar. Sabía que él simplemente no me iba a decir nada, porque ya había vivido una situación parecida anteriormente cuando intenté saber a dónde me llevaba para levantarme el ánimo esa misma mañana.

Diego: ¿Te dan miedo las alturas?
Roberta: Ehh.. no. ¿Por qué?
Diego: ¿Sos de las que se precupan por el cuidado de sus uñas y esas cosas sin sentido?
Roberta: Bueno, no te voy a negar que me gusta tenerlas bien, pero tampoco me desvivo por ellas..
Diego: Bueno entonces, espero que te guste este lugar.

Frenó el auto y yo miré por la ventana. Verde, verde y más verde. Solo pasto por todos lados y un árbol enorme en medio de todo ese insignificante paisaje verde.

Roberta: ¿Te gusta mucho el pasto, Diego?
Diego: No seas tonta, y vení...
Roberta: Uno: no me digas tonta. Dos: explicame qué es este lugar.
Diego: (imitando mi voz) Uno: si no querés que te diga tonta no te comportes como una. Dos: te lo voy a explicar cuando bajes del auto.

¿Se dan cuenta? Con Diego simplemente nunca puedo ganar!! Rodeé los ojos y bajé del auto. El me miró con esa media sonrisa en los labios que tenía siempre, con la que me daban ganas de besarlo y de pegarle a la vez.

Roberta: Bueno, ya estoy abajo. Ahora me decís por favor.
Diego: Ese es el problema, tenemos que subir.
Roberta: ¿Es broma no? Me acabás de decir que tenía que bajar para que me expliques y ahora me decís que tengo que subir.
Diego: No al auto Roberta, ahí.. (me señaló el árbol)
Roberta: (solté una carcajada) Pero claro que no! No voy a trepar a un árbol...
Diego: Entonces te quedás sin respuesta.
Roberta: ¿Por qué sos así Diego?
Diego: Porque cuando tengo que explicar algo me gusta hacerlo a mi manera.
Roberta: (suspiré) Está bien, y espero que tengas una respuesta elavorada como para obligarme a hacer esto...

El solo sonrió y asintió. Caminé hacia el árbol y comenzé a trepar, pero era demasiado torpe, y al tercer paso me deslicé hacia abajo, y terminé donde estaba antes.

Roberta: ¿Podrías ayudarme, no?
Diego: Está bien, yo te levanto y te agarrás de la rama más baja, ¿tenés fuerza de brazos al menos?
Roberta: Ay si, eso si...

Diego puso sus manos abajo y yo las pisé, me impulsó hacia arriba y me tomé de la rama, haciendo acrobacias prácticamente logré treparme rama tras rama, el subía detrás de mi, y cada vez que yo intentaba detenerme me decía "seguí subiendo".
De repente, él se sentó en una rama, yo miré hacia abajo y lo miré con cara de nada, me había echo subir de más sin ningún tipo de sentido. Bajé y me senté a su lado.

Roberta: No me parece gracioso lo que hiciste.. ahora bien, ¿por qué estamos acá?
Diego: (sonrió) Mirá...

Señaló hacia adelante y yo miré en la dirección hacia la que apuntaba su dedo. El paisaje era excelente.. era hermoso.. era perfecto, y más en ese momento en que el sol se estaba ocultando. Me quedé atontada mirándolo, luego de unos segundos me volteé para decirle algo a Diego, pero no llegué a decir nada, porque él me tomó de la mejilla y me besó.
Le seguí el beso rápidamente aun sin entender nada de lo que estaba pasando. Cuando la falta de aire nos obligó a separarnos, él me quedó mirando unos instantes y después miró hacia adelante otra vez.

Diego: Te traje hasta acá porque quería que sea un momento especial...
Roberta: Pensé que me dirías algo así como "sos menor y estoy trabajando" otra vez..
Diego: Pero no lo hice porque eso no es lo que siento. Vos me pediste que te diga lo que siento.
Roberta: ¿Esto es lo que sentís?
Diego: Siento que me enamoré de la nenita que tengo que cuidar.
Roberta: No me estás conquistando diciéndome nenita, Diego.
Diego: No estoy buscando conquistarte...
Roberta: Si me trajiste hasta acá es por algo, y quiero que me lo digas.. pero con palabras.
Diego: (sonrió) ¿No es suficiente ya con lo que hice?
Roberta: (negué con la cabeza) No, esos fueron los echos, ahora necesito palabras.
Diego: Te quiero Roberta.

Dejé escapar el aire que estaba conteniendo y sonreí. Mi corazón prácticamente se derritió al escucharlo decir esas palabras..

Continuará...

Don't Forget MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora