Narra Roberta:
Levanté la cabeza de mi taza de café cuando escuché que Dixon pronunciaba mi nombre en voz alta.
Dixon: Otra vez volvió la Roberta que no le pone atención a nadie.
Roberta: Estaba pensando en otra cosa.
Dixon: No es bonito cuando una taza de café es más interesante que vos, eh.
Roberta: Bueno no fue para tanto, si? Estoy cansada, acabo de llegar al país, quiero dormir un poco.
Dixon: Dormir es lo que menos vas a hacer. Tenemos muchas cosas que hacer, mucho más productivas.
Roberta: Me merezco un descanso.
Dixon: Bien, pero esta noche tenemos la primer prueba de vestuario y sonido para el show de mañana en la noche.
Roberta: (asentí) Me voy a dormir ya, entonces.
Dixon: Está bien.
Dejé la taza de café a medio tomar y caminé hacia las escaleras. Dixon ya me había estado hablando sobre irme a vivir sola a alguna otra casa o departamento, si me era más cómodo, pero yo no estaba segura de querer dejar la seguridad de mi casa de toda la vida.
Estaba haciendo un enorme esfuerzo por no pensar en Diego y en todas las cosas que me contó Mia, pero justamente eso no salía de mi cabeza y sabía perfectamente que no saldría hasta que lo viera en persona y pudiera aclarar todo los puntos que quedaron confusos cuando me fui hace cuatro años.
Cuatro años. No era tanto, ¿verdad? Es decir, hay personas que esperan más tiempo por la persona que quieren y no se convierten en seres completamente diferentes a lo que solían ser.
Diego me demostró con sus actos que quizás su amor no era tan fuerte como para esperar por mi.
Antes de dormirme, me dediqué a guardar las fotos que encontré por ahí con él y de paso también algunos regalos viejos y llenos de polvo que había por algunos rincones de la habitación.
Todo había quedado tal y como lo dejé antes de irme.
Me convencí a mi misma de que no podía volver a involucrarme con él, porque ya no era sano para mi. No había terminado sus estudios, seguía metido en las carreras, tomaba en exeso, tomó drogas, y me fue infiel muchas veces. ¿Quién quiere a una persona así en su vida? Yo, por lo menos, ya no lo quería.
Y eso me dolía en el alma porque seguía amando a Diego con locura como el primer día en que lo ví, con su trajecito bien planchado y el cartelito con mi nombre completo.
Ese era mi Diego, no el que era ahora.
Al Otro Día:
Narra Diego:
Metí algunos paquetes de galletitas y esas cosas en mi mochila y luego me acerqué a la heladera para agarrar las botellas con agua y demás bebidas que quería llevar también.
Martin estaba arriba con su hermana, porque tuve que subir a obligarla a apurarse ya que la chica parecía no terminar más de arreglarse para ver a su "estrellita" favorita.
Sabía que no quería ir a verla en uno de sus tan famosos shows en vivo, pero por alguna razón extraña, en algún rincón de mi cabeza, sabía perfectamente que también quería ir, y verla; lógicamente quería verla.
Y era una pena que fuera tan famosa ahora porque ya no podría acercarme a ella... o eso es lo que una persona normal pensaría; porque yo tenía planes diferentes.
Iba a verla cara a cara y la nueva Roberta Pardo tendría que explicarme qué había hecho con la chica inocente y dulce que se fue hacía cuatro años atrás.
Luego me iría y ella podría seguir con su vida de lujos, mientras yo seguía hundiéndome en la mia, sin futuro alguno.
Martin: Bueno, creo que ya estamos eh..
Flor: No no no, esperá que me olvidé el poster que quiero que me firme..
Diego: Es solo una persona de carne y hueso, como vos, como yo, como tu hermano, como todos..
Flor: Si nunca tuviste un ídolo, es imposible que me entiendas, Diego.
Diego: (reí) Quizás porque soy una persona inteligente y no idolatro a alguien que ni siquiera me conoce y lo único que hace es llenarse los bolsillos con cada uno de sus fans.
Flor: (miró a su hermano) Va a ser mejor que se calle la boca si va a venir con nosotros.
Martin: Si Diego, mejor no la embarres más.
Diego: Solo soy realista.
Flor: Pero claro que no! Hasta yo con a penas 17 años sé perfectamente que lo único que intentas hacer es fingir ser alguien que no sos.
Diego: ¿De qué estás hablando, mocosa?
Flor: Mocosa tus calzones, nene..
Subió las escaleras después de sacarme la lengua como una criatura de cinco años, y yo solo me gané una mirada de reproche de Martin.
Martin: ¿Podrías dejarla en paz, no? Sabés perfectamente lo mucho que le gusta esa chica..
Diego: No me sale, porque cada vez que lo intento recuerdo que su "ídola" es mi ex.
Martin: En teoría, nunca cortaron.
Diego: No me jodas Martin, con todo lo que pasó es obvio que ya no somos nada.
Martin: Ajam, pero nunca se sentaron y dijeron "esto se terminó"
Diego: Bueno, quizás eso pase hoy..
Martin: Perdón, qué?
Diego: La Queen me va a tener que escuchar hoy.
Martin: Si claro, ¿te pensás que te van a dejar acercarte a ella, boludo?
Diego: Yo sé muy bien lo que tengo que hacer, campeón.
Florencia volvió a bajar, guardando algo en su mochila, agarró un puñado de cereales de un tazón que estaba sobre la mesa, y corrió hacia la puerta, llamándonos a gritos para que nos apuráramos, cuando ella era la que hasta hacía unos segundos estaba demorándose demasiado.
Cada vez que me quedaba mirando a la hermana menor de mi mejor amigo, sentía que veía a Roberta... pero claro que cuando la conocí, no ahora. Esa actitud aniñada, pero desafiante a la vez, como intentando ser madura y no mostrar los últimos rastros de la niñez, sus miedos y sus inseguridades.
Quizás por eso no me gustaba mirarla por mucho rato.
Recordar a Roberta no me hacía bien. Debía cerrar esta etapa de una buena vez, y para eso debía encararla y luego por fin, olvidarla.
Narra Roberta:
Ya todo estaba listo para comenzar el show, incluyéndome. Las chicas de maquillaje me dejaron hecha una diosa como siempre y el vestuario estaba impecable.
Solo restaba esperar algunos minutos más para dar comienzo al show.
Mia entró en mi camarín con una enorme sonrisa en la cara, y luego se acercó corriendo a abrazarme.
Mia: Tu primer concierto! (dijo, con emoción)
Roberta: No actues como si nunca hubieras estado en uno de mis conciertos..
Mia: Bueno, la verdad es que viajé mucho para ir a verte.. (rió) Pero eso no quiere decir que deje de emocionarme cada vez que veo que estás por salir al escenario...
Roberta: Sos la mejor amiga que puede existir, sabés rubia?
Mia: Si, lo sé.. y esta mejor amiga, te tiene una sorpresa.
Roberta: ¿Algún regalito para la buena suerte antes del show?
Mia: Más o menos..
Caminó hacia la puerta moviendo sus caderas de un lado a otro, intentando hacer un enorme suspenso, y lo consiguió a la perfección.
Cuando ví que abrió la puerta y entró un chico, al cual yo no conocía, casi me da algo al corazón.
Mia: Mica, él es Facundo Millán, un compañero de la facultad. (sonrió) Y Facundo, ella es mi mejor amiga, Roberta Pardo, la Queen. (rió)
Roberta: Hola, Facundo.
Facundo: Hola, Roberta.
Mia: Ay pero qué fríos! Los presenté para que se hagan amigos, o no sé, algo más..
Roberta: Mia! (la reté)
Facundo: Está un poco loca, eso ya lo sé, no te preocupes. (rió)
Me quedé hablando con el chico este y con Mia también por todo el rato antes de tener que subir al escenario.
Resulta que mi mejor amiga no tuvo mejor idea que presentarme a un chico "decente" como ella misma dijo, para que yo dejara de pensar en Diego y en todo lo malo que me hizo.
Facundo era un chico agradable, inteligente y también muy divertido; además se notaba que realmente era decente y estaba preparando con mucho esfuerzo su futuro.
Quizás, solo quizás, en algún momento podría funcionar "algo más" entre nosotros... Pero para eso necesitaba mucho más tiempo.
Narra Diego:
Casi ni ví el show. A penas comenzó, dije que quería ir al baño y me fui hacia ahí casi corriendo.
Me llevó bastante tiempo llegar, es decir varios minutos, y una vez adentro, saqué de la mochila el traje que había llevado especialmente para ese día.
No podía creer que todavía conservaba ese traje con la inscripción "Flia. Pardo" que daba a entender que claramente trabajaba para la familia feliz; pero ahí estaba y esa vez, sería mi pase seguro al camarín de la estrellita.
Me arreglé un poco el pelo para parecer más decente y luego salí del baño, completamente convertido en otra persona. Puedo decir que logré a la perfección lo que quería: parecer un guardaespaldas más de la chica.
Caminé hacia los pasillos de detrás del escenario, con toda la caradurez del mundo; y claro que muchas personas se voltearon a mirarme, pero la inscripción en mi pecho era suficiente para que nadie se atreviera a hacerme alguna pregunta.
Así fue como llegué a la puerta del camarín y con la excusa de que debía controlar que todo estuviera en orden para cuando ella bajara del escenario, entré.
El olor de su perfume me golpeó de repente. Seguía usando el mismo, exactamente el mismo... Y los recuerdos me tuvieron más de una hora paralizado.
(...)
Cuando la puerta volvió a abrirse, yo me había escondido detrás de un perchero con todo el vestuario de Roberta, y me aseguré que fuera ella la que entró y que estuviera sola, para poder salir.
Solo me aparecí, así de la nada, detrás de ella; mientras intentaba quitarse una hebillas del pelo frente al espejo.
Al verme abrió sus hermosos ojos marrones enormemente y pegó un pequeño gritito que controló llevándose su mano a la boca. Luego se giró hacia mi, completamente congelada y no dejó de mirarme directamente a los ojos en ningún momento.
Roberta: Diego... (murmuró) ¿Qué... qué hacés acá?
Diego: Hola, Roberta.
Continuará...
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