Narra Roberta:
Apreté con fuerza la mano de Diego. El estaba dormido, y me estaba abrazando desde atrás, pasando su brazo por mi cintura, y dejando su mano colgando a mi lado.
No podía dormir. Pero no era porque estaba incómoda ni nada de eso, solo no podía dejar de pensar en lo bien que se sentía estar así. Juntos.
Cuando Diego apareció en mi vida, con su trajecito negro y el cartel que decía "Roberta Pardo" ni siquiera me había imaginado que terminaríamos así. Yo nunca antes le había mentido a mis padres, y ahora estaba acá, sin que ellos lo supieran. Estaba teniendo una relación amorosa con un chico mayor que yo y además, habían subido videos míos bailando a internet, cosa que tenía prohibida hasta ser mayor de edad.
Quizás... decirles a mis padres la verdad de todo no era una idea tan buena.
Al otro día:
Abrí los ojos de golpe. No podía recordar el momento exacto en que me había quedado dormida y para empeorarlo todo, estaba en una habitación que no era la mía, y tardé varios segundos en recordar que estaba en casa de Diego. ¿Nunca les pasó? A mi me pasaba siempre.
La puerta de la habitación se abrió, y vi entrar a mi sexy y perfecto novio con una bandeja que tenía un desayuno.
Diego: Buen día..
Roberta: Hola.. (sonreí)
Diego: No es la gran cosa, porque soy torpe para cocinar cualquier cosa, pero..
Roberta: No importa. (reí) Yo también soy torpe en la cocina.
Diego: Hum.. (frunció el ceño) Cuando nos casemos vamos a tener que llevar a Nora con nosotros..
Roberta: (volví a reírme) Por supuesto..
El se sentó a mi lado, y puso la bandeja frente a nosotros. Después me dio un beso en los labios, y se quedó un largo rato besándome la mejilla, la mandíbula y el cuello. Me recorrió con sus labios, mientras me abrazaba por la cintura.
Diego: No podes ser tan hermosa..
Roberta: Mi amor.. (murmuré)
Diego: Hum..?? (murmuré, besándome el cuello)
Roberta: ¿Qué te parece si desayunamos?
Diego: (me miró) Bueno, está bien..
Comenzamos a desayunar, entre risitas tontas y besos. Nunca pensé que un simple desayuno se podría disfrutar tanto, la verdad.
(...)
Miré por la ventana con una expresión triste. Sabía que tenia que bajar, para caminar unas pocas cuadras hasta mi casa. No quería separarme de Diego, lo había pasado tan bien con él, que sentía que lo iba a extrañar mucho.
Eran solo unas horas, porque al día siguiente (lunes) debía volver a mi casa a trabajar, pero ¡pasar todo un domingo sin él sería triste!Diego: Cámbiame esa cara, princesa..
Roberta: Es que.. (lo miré) te voy a extrañar
Diego: Wow, creo que alguien ya se acostumbró a mi..
Roberta: (sonreí) No te burles de mi..
Diego: No me burlo, a mi me encanta lo que me decís, y también te extraño, pero tenemos que aprender a estar separados.
Roberta: Creo que igual lo que más me molesta es que aunque mañana vengas a casa y te quedes toda la semana no podemos estar juntos..
Diego: ¿Y cuando se van tus papas?
Roberta: Tengo que esperar mucho!
Diego solo sonrió, y asintió, como dándome la razón. Yo me quité el cinturón de seguridad y me senté encima suyo, de costado, rodeando su cuello con mis brazos.
Diego: Así va a ser más difícil que te deje bajar..
Roberta: Mejor, así estamos muy bien..
Diego: (sonrió y me besó) Voy a intentar hacer que te quedes conmigo cada vez que tenga días libres.
Roberta: Tengo que ver qué les invento a mis papás..
Diego: Pensé que ibas a decir algo así como "¿Y si les decimos la verdad?"..
Roberta: No, es que.. yo...
Diego: ¿Qué pasó ahora?
Roberta: Estuve pensando un montón, y creo que decirles la verdad ahora no es muy buena idea..
Diego: ¿En serio? (sonrió) Mucho mejor, me atormentaba la idea de que me despidan y me alejen de vos por eso..
Roberta: Al menos quiero esperar a que pase más tiempo, unos meses como mínimo..
Diego: Está bien, yo pienso igual.. pero hay que soportar la consecuencias de guardar silencio..
Roberta: Vernos menos..
Diego: Estar juntos mucho tiempo menos..
Roberta: (asentí) Te amo mucho..
Diego: Yo también te amo...
Me tomó las mejillas y me besó. El beso se hizo fogoso al instante. Pronto tenía sus manos debajo de mi remera, acariciando toda mi espalda de arriba hacia abajo, suavemente.
El sonido de mi celular nos obligó a separarnos. Era mi mamá, y quería saber a qué hora iba a volver.
Roberta: Que inoportuna es.. (murmuré, guardando mi celular en mi bolsillo otra vez)
Diego: Si, demasiado..
Roberta: (sonreí) Ahora tengo que irme, porque le dije que el chofer de Mia ya me estaba llevando..
Digo: (asintió) Dame un último beso..
Roberta: Esta noche te llamo cuando esté sola en mi cuarto, si? Y nos vemos mañana..
Diego: Ajam..
Roberta: (lo besé) Te amo, chau...
Diego: Chau..
Bajé, y cerré la puerta del auto, y mientras me alejaba, Diego tocó y tocó la bocina, para molestarme, como hacía siempre.
Sonreí, y seguí caminando, sin voltearme.
(...)
Alma: Qué rápido llegaste! (ella se levantó de un salto del sillón)
Roberta: Si, parece que el chofer de Mia maneja bastante rápido..
Alma: ¿Y tus cosas?
Roberta: Ah.. eh..
No lo había pensado. ¿Por qué tengo que ser tan idiota? ¿Qué iba a inventar ahora?
Mi mamá me miró expectante por mi respuesta, seguramente esto le estaba pareciendo extremadamente extraño.
Roberta: La dejé, porque tengo pensado volver a quedarme en unos días..
Alma: Ah.. (murmuró)
Roberta: Me voy a mi cuarto, así me saco este vestido..
Roberta: Bajá rápido por favor, tenemos que hablar con vos..
Yo solo asentí, y comencé a subir las escaleras. Miles de cosas pasaban por mi cabeza y me imaginaba posibles razones por las que ella quería hablar conmigo.
Sabía que no podían saber lo de Diego. Habíamos sido cuidadosos. La única manera que tenían de saberlo era hablando con Nora, y no la creía capaz de hacernos eso. Sobre todo porque a pesar de que al principio se quejó un poco porque decía que yo era chiquita, comenzó a aceptarnos como "pareja" y hasta se podría decir que adoraba vernos juntos y a los besos.
Bajé las escaleras con ropa cómoda, y me sorprendí de ver que no solo estaba mi mamá sentada en el sillón, esperándome, sino también mi papá.
Roberta: ¿Qué pasó?
Martin: Sentate hija..
Roberta: (me senté) Díganme por favor, que me da nervios..
Alma: Vimos los videos en YouTube..
Roberta: A-ah... yo..yo les puedo explicar. (murmuré) Esa cuenta no es mia!
Martin: Ya lo sabemos, tranquila.
Roberta: ¿Y cómo lo saben?
Alma: (sonrió) Porque la hicimos nosotros..
Roberta: ¿Qué?
Martin: Somos conscientes de tu talento hija.. y.. tenes derecho a hacer lo que amas..
Roberta: ¿En serio? (me levanté de un salto y los abracé) Gracias!!
Martin: Y esa no es la mejor parte..
Roberta: (los miré) ¿Qué más?
Alma: Un importante buscador de nuevas estrellas vio tus videos, quedó encantado y quiere hacerte una audición..
Roberta: No lo puedo creer!
Alma: No solo de baile, también de canto..
Roberta: Ay cómo los amo!!!
Los abracé, mientras sentía los ojos húmedos por las lágrimas de emoción.
Ese era mi sueño.
Continuará...