Narra Roberta:
El resto de las horas dentro de la escuela se me pasaron bastante rápido, aunque debo admitir que me arrepentí un poco de contarle a Mia sobre mi audición. Ella se la pasó todo las horas restantes hablándome y hablándome de lo mismo, tirándome ideas para la coreografía y no sé qué más.
Lo cierto es que salí con un dolor de cabeza terrible.
A penas salí, y vi a Diego apoyado en el auto, esperándome, el dolor desapareció y lo reemplazó ese cosquilleo en cada parte de mi cuerpo que sentía cada vez que lo veía.
Sonrió de lado a penas me vio, haciendo que mis piernas simplemente temblaran. Nunca en mi vida había sentido tantas cosas por un chico. Simplemente nunca.
Caminé hacia él lo más rápido que pude, y al llegar donde estaba le di un beso en la mejilla, que a decir verdad, estuvo más cerca de los labios de lo que debería.
Roberta: Te extrañe...
Diego: Yo también, y no sabes cuanto. (sonrió) Subí dale..
Roberta: Te juro que no quiero ir a mi casa porque están mis viejos y no puedo estar con vos, Diego..
Diego: Si ya sabes cómo son las cosas.. no te quejes..
Roberta: Lo decís como si no te molestara.
Diego: No empecemos por favor. Sabes que odio no poder tocarte, lo sabes.
Roberta: (sonreí) Tenes razón..
Diego: (me abrió la puerta del lado del acompañante) Adelante señorita que le tengo una sorpresa..
Roberta: ¿En serio? Cuál?
Diego: Y si te subís así te lo cuento?
Roberta: Tenes razón, tenes razón..
Cuando estaba subiendo al auto, pude ver a Paula mirándome desde no muy lejos, una sonrisa se formó en sus labios, pero no era una sonrisa amistosa, para nada.
Me deslicé rápidamente dentro del auto, ignorándola, porque de solo pensar que ella ya estaba sospechando de que Diego y yo salíamos me daban ganas de romper algo.
Diego: ¿Qué te pasa preciosa?
Roberta: Nada...
Diego: (achinó sus hermosos ojitos) No me mientas.. sé que algo te pasa, porque por algo tenes esa carita.. Estabas lo más bien recién, algo pasó.
Roberta: En realidad puede ser que sea todo imaginación mía, Diego..
Diego: Quiero saber igual cuáles son esas imaginaciones.
Roberta: Vos sabes de la existencia de Paula Artero, sabes que la odio, y todo lo que pasó entre nosotras dos... (el asintió) Bueno, hoy vino a molestarme, como siempre, y Mia no tuvo mejor idea que decirle que a mi no me interesaba más Javier porque tenía un nuevo novio.. y lo de la audición también. Después ella me acusó de que lo inventé para no quedar mal con ella, y me preguntó por qué nunca lo había visto, y yo.. le dije que trabajabas, entonces ella dedujo mágicamente que sos mayor que yo y me dijo que se lo diría a mis papás.
Diego: Que les diga lo que quiera, si siempre podes negarlo. Ellos creen más en vos que en cualquier persona, y eso lo sabes.
Roberta: Recién la acabo de ver.. viéndonos. Y seguro me vio cuando te besé la mejilla, ay por Dios! mejor dejo de imaginar cosas..
Diego: Mira Roberta, no sé si ella va a decir algo, o si ya supone que soy yo tu novio, pero no te tenes que hacer problema. Siempre podes negarlo, como te dije antes.
Roberta: Me da miedo que no me crean y me alejen de vos Diego, ahí está el problema.
Diego: Pero eso no me importa, princesa. Si así estés en la otra punta del mundo, yo te voy a ir a ver..
Roberta: ¿Por qué sos tan hermoso?
Diego: Ya te dije que sos la única que sacó este lado mío romántico.
Roberta: (le acaricié la mejilla) ¿Cómo te volviste tan importante en tan poco tiempo?
Diego: Pregunto lo mismo..
Yo sonreí y miré por la ventana, rápidamente me di cuenta de que ese no era el camino a mi casa, para nada.
Roberta: Diego.. estamos en cualquier otro lado, menos mi barrio.
Diego: (sonrió) Ya lo sé..
Roberta: ¿Dónde estamos?
Diego: Mira todo el lugar, no te resulta conocido?
Las calles medio oscuras, con aspecto... extraño, las paredes escritas con grafitis este era claramente el lugar en el que Diego corría las carreras.. Solo que bueno, de día no parecía tan terrorífico.
Me sentí incómoda rápidamente, al darme cuenta de que quizás él quería que corriéramos otra carrera juntos..
Roberta: Ya sé dónde estamos..
Diego: Tardaste bastante en darte cuenta..
Roberta: No es eso. Es que.. estaba pensando en..
Diego: ¿Las carreras?
Roberta: Ajam..
Diego: Ya sé que te quedaste traumada, Roberta. Además, no quiero volver a exponerte a ese mundo. Te quiero lejos de ese lugar, no me gusta para nada.
Roberta: ¿Entonces por qué me llevaste? Y principalmente, ¿por qué seguís ahí si es tan malo?
Diego: Yo ya estoy curado en ese tema, Roberta, pero vos.. no te quiero en ese mundo. Y te llevé porque quería que conozcas un poco mi.. mundo.
Roberta: A mi no me molestaría acompañarte, venir a verte y alentarte. Solo no me pidas que me suba a una moto..
Diego: No.. No quiero.
Roberta: Es peligroso?
Diego: Mira, no voy a dar más vueltas. Esto es ilegal, si la policía llega a atraparnos un día, te puedo asegurar que no vamos a terminar bien. Además, las carreras son peligrosas, sabes cuántos amigos míos se mataron??
Sentí un nudo en el estómago instantáneamente. En mi cabeza apareció una horrible imagen de Diego tirado en el piso luego de un accidente en una de las carreras..
De verdad me dejó aún más traumatizada. Yo sabia que era peligroso, pero al escucharlo de sus labios me lo imaginé y.. dios, fue tan horrible.
Roberta: No quiero que corras más, Diego.
Diego: Yo también estoy pensando en dejarlo... algún día. (murmuró)
Roberta: No, algún día no, quiero que lo dejes. Es peligroso y.. no quiero perderte.
Diego: No me va a pasar nada. Además, yo sé muy bien que lo tengo que dejar es solo que.. por ahora no puedo.
Roberta: ¿Por qué?
Diego: Tengo deudas que saldar, Roberta.
Roberta: Hay muchas cosas de tu vida que no sé y me asustan, Diego.
Diego: Por eso no te las cuento, porque no son agradables.
Roberta: Dijimos que no habría secretos entre nosotros..
Diego: Hay cosas que no puedo contarte preciosa, tenes que entenderlo.
Roberta: No! quiero que seas totalmente sincero conmigo y si hay cosas turbias, también quiero saberlas.
Diego: (rodó los ojos) No, Roberta. (suspiró) No quería llegar a esto..
Roberta: ¿Por qué no? Qué tiene de malo?
Diego: Que si te las cuento no sé si vas a querer seguir al lado mío, Roberta. Porque yo no soy un principito azul como vos seguro imaginas, porque hice cosas malas de las que me arrepiento y de las que aún no pude zafarme..
Roberta: ¿Cosas malas?
Diego: No quiero entrar en detalles, ya te lo dije.
Para este momento, yo ya estaba llorando. No por enterarme de que mi novio era más parecido a un criminal que a un príncipe de cuentos, sino porque me di cuenta de que nosotros no encajábamos. Que no íbamos a estar bien nunca porque éramos demasiado diferentes.
Yo quería conocerlo a fondo, me importaba poco lo que pasara después, si nos teníamos que separar o estar juntos, yo simplemente quería saber quién era él en todas sus facetas, no solo las buenas.
Roberta: Me quiero ir a mi casa, Diego.
Diego: ¿Por qué Roberta, por qué? ¿Por qué cada vez que nuestras conversaciones dejan de ser "perfectas" te vas corriendo a esconderte en tu cuarto?
Roberta: Dije que me quiero ir!!
Diego: ¿No entiendes que yo quiero que estemos bien? Que arreglemos las cosas hablando..
Roberta: No puedo hablar bien con vos si no me decís qué es eso tan malo que no podes contarme.
Diego: Es que no puedo.
Roberta: Entonces llévame a mi casa.
Diego: ¿Por qué te escapas así de las cosas que no son como vos queres?
Roberta: Porque todavía no crecí Diego! (grité) Ahora llévame a mi, ya mismo! No quiero escucharte más y no me interesa tu sorpresa..
Miré hacia la ventana otra vez, intentando tragarme las lágrimas, porque no quería llorar en frente de él.
Entonces vi que en uno de los muros, estaba dibujada mi cara, abajo decía mi nombre y un hermoso "te amo" en color rojo que resaltaba.
Giré mi cabeza, con los ojos cristalizados y lo miré..
Diego: Sorpresa.. (dijo, irónico)
Roberta: ¿Hiciste esto para mi?
Diego: (asintió) Pero no importa, si? Te llevo a tu casa.
Roberta: No pará, Diego!
Diego: Me dijiste que..
Roberta: Gracias. (lo interrumpí) Es hermoso.
Diego: Vos sos hermosa, Roberta.
Se acercó a mi y me dio un beso en los labios, mientras me secaba una lágrimas rebelde que se me acababa de escapar.
Roberta: Tu pasado.. (murmuré) Sé que es malo y que no te gusta hablar de eso pero.. en algún momento me lo vas a contar.
Diego: (asintió) Pero quiero que sepas que no soy una mala persona, Roberta. Cometí errores como cualquiera, pero..
Roberta: Yo te amo mucho. Y no me importa lo que hayas sido, porque yo amo al Diego de hoy. Si?
Diego: Por momentos sos tan nena y por momentos sos tan mujer Roberta Pardo.. (sonrió y me besó)
Sus labios encajaban a la perfección con los míos. Estaba segura de que nunca más en mi vida una persona me iba a besar de esa manera. Tan salvaje y suave a la vez.
(...)
Diego me explicó que les dijo a mis papás que yo tenía que ir a buscar unas fotocopias para hacer un trabajo práctico y que eso iba a llevar tiempo, así que ellos no tenían por qué decirme nada por llegar más tarde lo normal.
Entré a mi casa, saludé a Nora que me abrió la puerta, y a penas ví su cara me dí cuenta de que otra vez algo no estaba bien.
Roberta: ¿Qué pasa Nora? ¿Dónde están mis papás?
Nora: El señor y la señora están en el living.. y tienen compañía..
No quise saber más y me metí directamente en el living. Paula estaba sentada en el sillón pequeño, con las piernas cruzadas y cara de sufrimiento.
Roberta: ¿Qué pasa acá?
Alma: Al fin llegaste.. (murmuró) Nora, manda a llamar a Diego por favor.
Nora: Si señora..
Roberta: ¿Por qué a Diego? Qué está pasando?
Martin: Vos deberías saberlo muy bien, Roberta.
Roberta: (miré a Paula) ¿Qué inventaste?
Paula: Yo no inventé nada.
Diego: (entrando) ¿Qué pasa? Me necesitan?
Martin: Si Diego pasa..
Roberta: Seguramente esta imbécil inventó alguna mentira.
Paula: Yo no inventé nada dije!
Martin: (miró a Diego) ¿Es cierto lo que dice esta chica sobre vos y mi hija?
Diego: Señor yo..
Martin: ¿Vos salís con mi hija, Diego Bustamante?...
Continuará...