Narra Roberta:
Entrelacé mis dedos y apoyé mi mentón sobre mis manos. Las agujas del reloj se movían tan lento que me daban ganas de ir a empujarlas para que corran más rápido.
Solté un suspiro y cambié de posición. Ahora crucé las piernas y apoyé mis manos sobre mis rodillas.
En ninguna posición podía tranquilizarme, en realidad.
Alma: Tomá Roberta, tenés que comer algo.. (me extendió un paquete)
Roberta: Es que tengo el estómago cerrado.
Alma: (sonrió) Va a salir todo bien, sos demasiado talentosa.
Agarré el paquete que ella me estaba extendiendo y lo abrí. Era un sándwich y se veía bastante bien, pero de verdad mi estómago no estaba en condiciones de recibir comida.
Acababa de terminar la prueba. Bueno en realidad, hacía como veinte minutos, y todavía no habían salido a decirme si me daban o no la beca para perfeccionarme y posiblemente, hacerme famosa.
¿Por qué quería una beca si mis padres podían pagar cualquier otra escuela? Porque esta era simplemente la mejor, y sabía que si quedaba mi carrera tendría un futuro asegurado.
Alma: Mia tuvo que irse, me pidió que te desee suerte y dijo que después de acá, vayas para su casa.
Roberta: Okey.. (murmuré, mirando el reloj colgado en la pared)
Alma: No se va a mover más rápido solo con que lo mires.
Roberta: (reí) Me veo ridícula, verdad?
Alma: No sé si es para tanto, pero ya no lo hagas, relajate que todo va a estar bien, te lo aseguro.
Roberta: Me encantaría que papá estuviera acá, también.
Alma: Uno de los dos debía ir a la reunión que hubo hoy en la empresa, hija, lo sabés..
Roberta: Igual. ¿Sabés qué siento? Que desde que se enteró de lo de Diego, ya no quiere pasar tiempo conmigo..
Alma: Es cierto que está dolido y molesto por la situación, pero tu papá te ama más de lo que se ama a si mismo, eso no podés dudarlo.
Yo moví la cabeza, dando a entender que comprendía sus palabras, pero en el fondo todavía seguía pensando lo mismo que antes.
Sabía que de una forma u otra, él perdió su confianza en mi,y eso me dolía.
También me hubiera encantado que Diego estuviera ahí pero bueno.. todo no se puede.
Xxx: Roberta Pardo.
La voz de la mujer que me había tomado la prueba me sobresaltó. Era el momento. El momento había llegado.
La miré sintiendo que el corazón se me quería salir, y me levanté.
Roberta: Si, soy yo..
Xxx: Ya podés pasar..
Asentí, y caminé hacia la sala otra vez, seguida por mi mamá. Los nervios y las ansias estaban ahora en su punto máximo.
Me paré en frente de ellos, y los miré uno por uno. Eran tres, dos hombres y la mujer que salió para pedirme que entre.
Xxx: Felicitaciones, quedaste.
Y lo siguiente que pasó se pueden imaginar. Salte, grite, pataleé y lloré de la felicidad. Mi mamá me abrazó y me besó toda la cara. Ambas estábamos muy felices.
Y entonces, la voz de mi papá se escuchó de golpe, y en toda la habitación.
Martin: Felicitaciones hija!
Roberta: Viniste.. (murmuré)
Martin: Un poco tarde, pero al menos pude llegar, no?
Roberta: Gracias.. (lo abracé)
Si, lo odiaba cuando se trataba de Diego, pero era mi papá no? Y toda la vida lo amé y admiré, ¿por qué ahora eso debía cambiar?
No iba a entenderlo nunca y jamás lograría separarme de Diego, pero lo seguiría amando de todos modos.
(...)
Me bajé del auto en frente de la casa de Mia y suspiré. No tenía muchas ganas de andar en casas ajenas, solo quería irme a mi casa y correr por todos lados festejando mi exitosa audición. Además, no le veía mucho sentido a eso de ir a su casa en ese momento.
Roberta: ¿No te dijo para qué me quería acá?
Alma: Dijo que te tenía una sorpresa...
Roberta: Entiendo.. entonces, cuando me quiera ir los llamo..
Martin: Si, y te mandamos al chofer...
Asentí y caminé hacia la puerta de la casa de Mia. La palabra "chofer" ya había perdido su magia. Desde que Diego ya no era mi chofer, ni siquiera le hablaba al otro tipo. Primero que nada, porque era un hombre como de cuarenta y segundo, porque de verdad me miraba de manera intimidante, daba miedo, y parecía que si le hablaba se iba a enojar.
Toqué el timbre en la casa de mi amiga y esperé a ser atendida. Una sorpresa. Supuse que ella había organizado una fiesta o algo para festejar, y solo estaba deseando que haya sido lo suficientemente inteligente como para no invitar a Javier ni a Sol.
Realmente, no veía la hora de volver a mi casa y llamar a Diego, contarle todo y simplemente escucharlo ponerse feliz por mi y decirme todas esas palabras lindas que me hacían sentir hermosa y en pocas palabras, la chica más talentosa del mundo. Porque era así, Diego hacía que yo me creyera todo lo que él decía sobre mi.
Mia me abrió la puerta con una sonrisa enorme pintada en el rostro. Miré por encima de su hombro, pero en su casa no parecía haber nada que indicara que ahí haya una fiesta ni nada de eso. Todo estaba.. normal. Así que la opción de "la fiesta sorpresa" fue descartada.
Mia: A juzgar por la cara que tenés... (sonrió)
Roberta: Me aceptaron!!! (grité y la abracé)
Mia: Aahhh! (chilló) Te lo dije, te lo dije! (y comenzó a cantar) Voy a tener una amiga famosa, voy a tener una amiga famosa!
Roberta: Todavía falta un poco para eso..
Mia: No importa, pero igual en algún momento lo vas a ser!
Era lindo pensado de esa manera. El éxito y la fama sonaban en verdad tentadores... moría por ingresar en ese mundo. Aun con todas sus complicaciones y sus cosas malas, eso era lo que quería ser desde pequeña.
Una artista famosa.
Roberta: ¿Me vas a dejar pasar?
Mia: (negó con la cabeza) Antes tenemos que hacer una cosita..
Roberta: ¿Qué cosita?
Mia: Vos dejame a mi..
Ella se metió otra vez en su casa y salió pocos segundos después con una venda blanca en las manos. Hice una mueca al imaginarme hacia donde iba la cosa.
Roberta: ¿Me tengo que poner eso en los ojos?
Mia: Y si, porque sino todo pierde sentido..
Roberta: ¿Todo qué cosa?
Mia: ay! solo ponete esto sobre los ojos y vas a saberlo..
Roberta: Bueno...
Dejé que ella se acercara a mi y me pusiera la venda sobre los ojos. Ahora estaba ciega y completamente en sus manos.
Ella me agarró de ambas manos y comenzó a caminar, llevándome con ella y guiándome. Le dije algo y ella me respondió, pero cuando volví a preguntarle otra cosa, ya no obtuve respuesta.
Sabía que estaba dentro de su casa, pero no se escuchaba ni un solo ruidito más. Entonces me soltó las manos.
A los pocos segundos, sentí que me tomaba otra vez de las manos. Me sentía confundida, pero no dije nada, solo me dediqué a esperar para ser sorprendida.
Cuando sentí unos labios sobre los míos, rápidamente llevé mis manos a las mejillas de la persona que me estaba besando, y si, efectivamente era Diego.
Me pegué a él y profundicé el beso, lo extrañaba tanto que tenía ganas de llorar.
No nos habíamos vuelto a ver porque corríamos riesgo de ser vistos, y habíamos acordado que era mejor que mis padres pensaran que estábamos alejados para que en algún momento dejarán de controlarme y así volver a vernos.
Esta sorpresa era mucho más de lo que esperaba.
El llevó sus manos a mi cabeza y desató el nudo que había hecho Mia, dejando caer la venda, y separó sus labios de los míos.
Su preciosa sonrisa parecía verse más preciosa de lo que ya era ese dia.
Diego: Felicitaciones mi amor..
Roberta: No puedo creerlo.. (murmuré, y le dí un beso corto)
Diego: No me iba a perder de estar con vos en este momento, sabiendo lo importante que es para vos..
Roberta: Es que con el mensaje que me mandaste..
Diego: Eso fue para despistarte.
Ella estaba parada a un costado, sonriendo, como si estuviera viendo una película.
Mia: Deberían verse, de verdad se ven hermosos..
Roberta: Gracias Mia..
Mia: Sabía que te encantaría, y no tenes que agradecerme para eso están los amigos. (sonrió) Aproveché que mis papás están en una reunión o algo así y bueno..
Diego: Ahora vamos a poder pasar juntos toda la tarde..
Mia fue inteligente y no se quedó todo el tiempo ahí sola en medio de nosotros, sino que invitó a Miguel, creo que ya les dije que andaban en algo, y los cuatro miramos películas, hablamos, comimos algo.. supongo que lo que hacen las parejas cuando hacen alguna reunión.
Diego: Me gustaría poder llevarte conmigo, sabés?
Roberta: Y yo muero por irme con vos.. (sonreí, y le dí un beso en la mejilla)
Ambos estábamos en el sillón, abrazados y solos, porque Mia y Miguel habían salido para comprar helado.
Diego: Conseguí un nuevo trabajo, te conté?
Roberta: No, no me habías dicho..
Diego: Es en un lavadero de autos, no me pagan mucho pero me alcanza para vivir y además con la plata que me dio tu papá más lo que me queda de lo que cobro ahora, tengo pensado pagarme los estudios..
Roberta: Me encanta que pienses así, sos joven e inteligente..
Diego: Además, quiero hacer lo mejor para darte a vos un buen futuro, no te parece? Salir con un tipo que solo corre carreras ilegales no es muy tentador..
Roberta: No bueno pero, yo te amo igual.. así te dediques a esa cosa peligrosa que tanto odio..
Diego: En cuanto pueda me voy a salir de eso, te lo prometo.
Roberta: (asentí y lo besé) Cuanto antes mejor...
(...)
Cuando llegué a mi casa, los empleados que me conocían desde chica y mis padres me habían hecho una torta y unos globitos de colores, supongo que para "festejar", y les agradecí el gesto, aunque estaba cansada y llena por todo lo que había comido en casa de Mia.
Alma: Y? Cómo te fue con Mia?
Roberta: Bien, muy bien..
Alma: ¿Cuál era su sorpresa?
Roberta: Llevó algunos compañeros del colegio e hizo una pequeña fiesta sorpresa..
Alma: Está muy bien que pases tus últimos días en la ciudad con tus amigos..
Roberta: Perdón, qué? Como que últimos días?
Ella sonrió ampliamente y eso sólo aumentó mi confusión.
Continuará...