Capítulo 7: Ganar independencia

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Le agobian

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Le agobian.

Sus padres le agobian muchísimo. También le agobia que Bill vaya a cenar todos los fines de semana con Fleur y siempre le pregunte si quiere hablar. Que la cabeza de Ron aparezca en la chimenea para hablar con él de la primera tontería que se le ocurre. Que sea la de Ginny la que aparezca para decirle que Ron no puede pasar por el pasillo del séptimo piso y que tienen que dar grandes rodeos. Que Charlie llegue de Rumanía e insista en que tienen que ir a ver la reserva porque eso le va a animar.

Está harto de ellos y está harto de tener que lidiar todos los días con Atria y las preguntas que tiene sobre todo lo que tiene apuntado en el cuaderno. Siempre hay nuevas preguntas, siempre es él quien tiene que contestarlas y siempre tiene que controlar lo que dice. Y es tan jodidamente agotador tener que estar todo el día filtrando la información que le dice. Joder, él solo quiere a su amiga de vuelta y lo único que ha conseguido en el último mes es nada. No funcionó nada de lo que probaron. No avanza, está completamente atascado y Madame Pomfrey solo les habla para darles malas noticias.

Un ingrediente se ha retrasado. Un alumno ha llegado sangrando de la práctica de quidditch y ha contaminado los ingredientes. Uno de los elfos ha pensado que el caldero tenía vómito y lo ha tirado. A cada cosa que dice Madame Pomfrey George se desespera más, más y más e intenta, varias veces, comprar los ingredientes y hacer él mismo la poción. Pero la habitación de Percy tampoco tiene la luz necesaria, pero sí la humedad. Prueba en la de Ron y la poción tiene demasiada luz y demasiada humedad. Prueba en la de Ginny y la habitación no tiene la suficiente humedad. Compra un humidificador y resulta que humedece demasiado la habitación.

Así que el humidificador sale volando por la ventana de Ginny y acaba en el suelo, siendo un nuevo juguete para las gallinas.

Se queda sin ingredientes, así que tiene que volver a pedirlos y tiene que volver a esperar mientras que Atria no deja de preguntarle, su padre no deja de tratarle como si fuera a romperse en cualquier momento y a su madre le cuesta mirarle. Lo ha notado, que durante el verano no le había mirado mucho, pero todavía lo hacía, probablemente porque había cuatro personas más en la casa constantemente que necesitaban también mucha atención y ahora solo están él y Atria.

Así que hay una decisión muy lógica que tomar.

— Me vuelvo al apartamento —suelta George al día siguiente durante el desayuno y a su madre se le cae la taza de café y la tostada de su padre cae por el lado de la mermelada.

— ¿No crees que es muy pronto, George, cariño? —le pregunta Molly, pero él niega. No quiere seguir así, no gracias, no puede más.

— Estaré bien.

— Pero en el apartamento... —Arthur intenta decir sin palabras que si los recuerdos no le van a abrumar y George niega.

No merece la pena volver a decírselo a sus padres. George lo sabe, lo siente. Fred está vivo en algún lugar. Quiere pensar que todo lo que siente a veces es gracias a la famosa conexión de gemelos que tienen. Tiene que pensar en eso, porque si no será la idea de Charlie de que le han maldecido y no quiere tener que lidiar con una maldición. Si le han lanzado una maldición tiene que pensar que su familia está siendo un claro objetivo de los mortifagos y eso les vuelve a poner en peligro y, joder, quieren estar tranquilos, están a salvo, ni siquiera han levantado el encantamiento Fiddelio, nadie que ellos no quieran pueden encontrarlos.

[3] De las cenizas [George Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora