13. Cuestión de piel

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Piso de Saga

- Ayer estuvo conmigo todo el día, inspector Camus...¿pero a qué se debe esta pregunta? - La extrañeza de Saga era palpable en su tono poco amable al responder el inesperado interrogatorio telefónico al que le estaba sometiendo el inspector.- ¿Sólo una formalidad?...Claro, lo comprendo. Pero puede estar tranquilo, Shaka no salió de casa hasta que su compañero le llamó. - Concluyó con firmeza conduciendo su mirada hacia la puerta cerrada del dormitorio, dónde el forense seguía descansando.- ¿Alguna pregunta más?...De acuerdo, pues entonces, hasta luego.

Saga colgó, dejando el móvil sobre la mesa del comedor antes de llevarse ambas manos a la cabeza y alborotarse los cabellos con impaciencia, pareciéndose en extremo a aquél que había prometido venir, y que aún no llegaba. DeathMask tampoco aparecía tener prisa para acudir a su demanda, y Shura seguía inusualmente desconectado del mundo.

Estaba confirmado. El fiscal llevaba demasiado rato con la necesidad de dar rienda suelta al bullicio que ocupaba su mente si no deseaba enloquecer de abstinencia profesional, y si Shaka no abandonaba su descanso pronto, él mismo se encargaría de despegarle las sábanas para aclarar, como mínimo, el por qué Camus se había atrevido a interrogarle sobre su paradero la noche anterior.

Sus pasos le hicieron llegar al sofá, donde se sentó. Donde cruzó una pierna por encima de la otra. Donde suspiró ojeando la puerta del dormitorio mientras intercambiaba el cruce de sus extremidades. Y finalmente donde se quedó al ver que la puerta se abría y Shaka aparecía con ojos soñolientos, cabello revuelto y su cuerpo vestido con ropas holgadas típicas de su tierra. Evidentemente los pies avanzaban descalzos y la mirada que le dedicó Saga pudo retenerle en medio del salón, pasando por encima de la necesidad del forense de despejarse con algo parecido a una bebida caliente y estimulante.

- ¿Qué demonios ha ocurrido esta noche? - Preguntó el fiscal cruzándose de brazos, gesto que mostró su imperiosa urgencia de respuestas.

- ¿Puedo prepararme un té primero, o es mucho pedir? - Le asestó Shaka, la cabeza del cual también seguía sumida en una espiral de pensamientos imposible de detener.

- Sí...sí, claro...pero es que acaba de llamarme el inspector preguntando dónde estuviste ayer por la tarde-noche...¿qué está pasando, Shaka?- Insistió Saga, gimiendo entre dientes al alzarse del sofá para seguirle hacia la cocina.

- Nada...formalidades...

Shaka permanecía de espaldas a él, llenando una taza con agua que calentaría directamente en el microondas, renunciando a un buen té para proveerse uno de express a base de saquitos preparados.

- Shaaaka...¿qué pasó? ¿por qué este interés de Camus por ti?

- Ya te lo he dicho. Son formalidades que no deben preocuparte.- Insistió Shaka, mirándole de refilón antes de abrir la alacena y agarrar un sobrecito de té rojo.

- ¡Pues claro que me preocupan! ¡Sobretodo porqué orbitan a tu alrededor!

Shaka suspiró profundamente mientras sus manos buscaban apoyo sobre la mesada, agachando el rostro sobre su pecho con aires pensativos antes de volverse hacia el expectante Saga, quien le alentaba a responder enarcando las cejas.

- Hubo una paliza. A un chico que casi matan en el intento. O mejor dicho, que no mataron por error.- Los cansados ojos del forense observaron directamente las magnéticas pupilas del fiscal. Su mano se hizo con la taza y avanzando un par de pasos se dejó caer sobre una de las sillas apostadas alrededor de la mesa de la cocina.

- ¿Y?

Saga no demoró en sentarse frente a él, cruzando las manos sobre la mesa.

- Igualmente Mu y yo le extraímos todas las pruebas que pudimos, encontrando un cabello rubio adherido bajo sus uñas, y Camus solamente ha querido someterme a un análisis para descartar posibles sospechas.

Duelo Legal III: AcechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora