Piso de Shura
Aunque deseara ocultarlo, el aspecto que paseaba Shura mostraba el evidente agotamiento que se cernía sobre él. No se debía a un sobre-esfuerzo físico, a pesar que durante las últimas noches apenas hubiera conseguido pegar ojo, no. Su cansancio era psicológico, mental...secreto. Ésto último, al menos lo fue hasta que se vio con la necesidad de confiar a Saga los motivos que le mantenían así, traicionando en parte la confianza que Phansy había depositado en él. Pero Saga era discreto, se lo había demostrado con creces en varios momentos de su accidentada vida, y compartir el inesperado peso que ahora yacía sobre él con su amigo más cercano, como mínimo había contribuído a permitirle respirar mejor.
Al menos hasta llegar a casa, y hallar en ella a una ilusionada mujer, la mirada de la cuál sólo se iluminaba al posarla sobre su rostro.
Ahora Shura tenía una misión. Delicada, frágil...y en cierto modo, peligrosa. Una misión encomendada por Saga, pero que únicamente podía llevar a cabo él.
- ¿Cómo ha ido el día? - Preguntó Phansy, quién desde su confesión no se había atrevido a abandonar el refugio en el que se había convertido la morada del abogado español.
- Hemos tenido una reunión con el Juez Dohko. Al parecer los forenses han hallado algunos detalles que pueden resultar cruciales durante el juicio...- Se explicó Shura a la vez que se despojaba del abrigo y su fiel y oscura americana. La corbata que jamás se olvidaba no tardó en hallar descanso en el mismo respaldo de la silla elegida como perchero improvisado.
Phansy intentó sonreír, pero apenas pudo. Había verbalizado la pregunta en un gesto de deferencia e interés hacia Shura, pero pensar en el caso se le antojaba un escollo insuperable. Le hacía pensar en él, y visualizar su imagen tras los velos de su mente le asfixiaba algo más que el alma.
No deseaba pensar durante ni un segundo más de sus horas en vela en ese ser que le había robado mucho más que la dignidad, pero a cada día que pasaba sentía como su presencia continuaba entrometiéndose en su vida, poniendo una traba tras otra a su necesidad de seguir adelante sin tanto horror. Desde esa noche en que toda su inmundícia dejó de ser secreto de uno para convertirse en losa de dos, Shura no la había tocado voluntariamente. Ni siquiera por error. Sólo había sentido su puro contacto cuando ella misma se lo había pedido, percibiendo bajo la calidez de su piel un temblor latente que sin ser malintencionado, le hería.
- ¿Tienes hambre? - Inquirió acercándose a Shura, cambiando de tema lo más drásticamente que pudo.
- No...la verdad es que no mucha...
La zurda de Shura se había apoyado sobre el respaldo convertido en percha mientras con el índice y pulgar de su diestra se frotaba los ojos a consciencia.
- Me gustaría preparar algo para cenar...siempre cocinas tú. Como mínimo, te lo debo en agradecimiento por todo lo que haces por mí...- Insistió Phansy, dejando que su mano viajara a través de la cintura de Shura, temiendo lo que el repentino movimiento del abogado al apartarse de ella le confirmó.
Otra vez...
Shura le rehuía cualquier tipo de aproximación. Le repelía toda posibilidad de contacto, por nimia que ésta fuera. O éso parecía, aunque ella se negara a aceptarlo por no salir todavía más herida.
- No hace falta que me agradezcas nada, Phansy...- Dijo Shura, calculando una debida distancia entre su sonrisa y el estado de espectativa de la muchacha.
- Déjame agradecerte tu ayuda de alguna manera...lo necesito...- Phansy acortó la distancia que el abogado había interpuesto entre los dos, pero el par de pasos en retroceso que Shura confeccionó, quizás sin ser consciente de ello, a Phansy le acabaron de confirmar su más interno temor. Ya era un hecho más que contrastado: Shura la rechazaba...y lo hacía con la torpeza de alguien primerizo que teme repetir una unión.