Durante el día después...
Las persianas de "The Wyvern's Cave" medio amanecieron mucho antes de su horario habitual. Rhadamanthys las dejó lo suficientemente bajas para impedir la entrada a madrugadores clientes sedientos de olvido, pero alzadas lo justo para permitir el acceso de todos aquellos que habían recibido invitación previa del Fiscal agazapado tras las bambalinas del forzado reposo.
Kanon y Marin se habían citado a primera hora de la mañana para entrevistarse de vuelta con su cliente, después de haber apaciguado las turbulentas inseguridades del abogado principal. Shaka y Mu presumiblemente se hallaban trabajando en el descifrado del Adn de los gemelos, y Saga había sido el primero en acudir puntual a la cita que él mismo orquestó la noche anterior. El estado de convalecencia se vislumbraba inexistente, y la energía que derrochaba el Fiscal despertaba inmensa envidia al Wyvern, quién se hallaba otra vez como títere en manos de no un gemelo...sino de los dos.
Rhadamanthys se había dejado caer en uno de los bancos que delineaban las mesas adosadas a las paredes del local. La mirada le lucía soñolienta y malhumorada, como era su costumbre cada mañana. Más ésa en la que si se pudiera catalogar de "normal", el inglés estaría durmiendo hecho un ovillo bajo capas y capas de calor mientras el pub también descansaría de su nocturna jornada laboral. Pero esa mañana no iba a ser normal, como nada era ya normal en su vida, sobretodo después de reiniciar su relación con el gemelo menor.
- Sinceramente Saga...días como hoy maldigo el día en que os conocí...
Saga dejó sobre el billar todos los bártulos que llegaron con él, y haciendo caso omiso del mal humor del ingles, optó por tomar asiento frente a él y observarle divertido cuándo éste bostezó, se frotó el rostro con más rabia que energía y entreabrió los ojos para posar su mirada sobre él mientras dejaba caer las manos sobre la mesa y suspiraba ante la satisfactoria sonrisa que Saga no podía disimular.
- No será para tanto, Rhadamanthys...
- Yo antes vivía tranquilo...- se quejó sin desearlo de veras -...pero desde que Kanon ha regresado a mi vida estoy montado en una montaña rusa interminable.
Saga permaneció observándole tan fijamente que obligó al Wyvern a desviar la mirada con disimulo. La presión a la que se sentía sometido hizo que los dedos de las manos comenzaran a teclear la mesa, y finalmente se escondieron bajo el cruce de brazos que estrechó un intenso suspiro.
- Kanon nunca se fue de tu vida... - Dijo Saga, tomando al Wyvern con las defensas inactivas.
Los hombros del inglés se encogieron antes de espirar la respiración sonoramente, y al fin mirar a Saga con la confianza de sus largos años de mutuo conocimiento asentada entre ellos.- Supongo que no...
- Te marchaste un buen día...
- Un mal día...- Le corrigió Rhadamanthys, sin ánimos de ofender.
- Intentaste salir adelante en tus tierras natales, y quizás lo lograste, pero...finalmente regresaste en otro buen día...
- El tiempo en Inglaterra es gris...frío...húmedo...
- Aquí el asfixiante calor del verano no es mejor.
- Pero los días son más largos, más luminosos...por éso volví. Añoraba la calidez del clima Mediterráneo.
- Y le añorabas a él.
Silencio. Vacío absoluto de palabras que convidaron a la reflexión. Prendiendo al fin la luz de la más llana y simple aceptación.
- Cada día de todos los años que intenté olvidarle.- Confesó el inglés sin vacilar. Y sin saber por qué.