Domingo por la tarde.
Edificio de los juzgados. Despacho del juez Dohko.
- Espero que sea importante, inspector Camus...- Al llegar, Dohko halló al francés sentado fuera de su despacho clausurado con llave, el cuál se abrió ante ellos después que el juez revisara tres veces las profundidades de su gruesa chaqueta antes de dar con ellas escondidas en el bolsillo de sus pantalones.
- Lo es, créame señor juez.
Dohko prendió la luz y fue directamente a prepararse un cargado café que le sirviera para rebajar el enfado de haber tenido que dejar empezada una película que adoraba.- ¿Te apetece uno? - Camus negó con la cabeza mientras se tomaba la libertad de sentarse frente al atestado escritorio, dudando en si sería capaz de vislumbrar al juez tras semejante muralla de dossieres una vez éste también siguiera sus intenciones.- ¿Y bien? - Dohko iba a dejar la taza sobre la mesa, pero era tal la anarquía asentada en ella que antes tuvo que apilar de forma aleatoria un montón de papeles, viéndose socorrido por la solidaridad de Camus, completamente confuso ante el tremendo desorden de a quién no parecía molestarle en absoluto.- Sé breve y conciso, por favor.- Añadió cuando al fin pudo dejar tranquila la taza y sentarse en su mullido sillón.
- Es sobre la paliza que recibió ese muchacho ayer por la noche.- Le informó Camus, tal y como en su momento Dohko le demandó que hiciera.- En su cuerpo se han hallado restos de la misma sustancia que había en el cuerpo de Pandora. La misma sustancia con la que Valentine Strínkla y Thane Sifakis, arrestados desde hace unas horas, han estado flirteando de diferentes maneras. Además, la presencia de un cabello y restos de tejido cutáneo y sangre bajo las uñas del chico han aportado nuevos datos de adn que al cotejarlos no coinciden con ninguna muestra que tengamos registrada.- Prosiguió, tendiendo al juez el primer informe entregado por los forenses, a esperas de obtener el definitivo en breve.
- Pero me estás diciendo que el adn no coincide con el de los arrestados. Deberás proseguir con la investigación...- Dijo Dohko, siempre fiel a su costumbre de tutear a los profesionales con los que trabajaba cada día, favoreciendo una relación campechana pero sin traspasar nunca las barreras de la falta de respeto.
- En éso estamos Milo y yo, pero también he repasado el informe forense de la muchacha, envuelto en unas circumstancias y errores que no me gustan nada, siendo éste uno de los motivos por los que también he sometido al forense Shaka bajo estudio.- Al escuchar ésto los ojos de Dohko se abrieron con asombro, expresión que la siguiente aclaración de Camus suavizó.- Sus resultados son negativos, pero aún así el informe que entregó está corrompido, y sólo él puede saber hasta qué punto.
- La verdad es que este pequeño bache en la investigación del caso de Pandora no me gustó en absoluto, sobretodo viniendo de alguien tan profesional como es nuestro forense al mando, pero todos podemos cometer errores. Felizmente los subsanó con una nueva entrega.- Se explicó Dohko con la misma naturalidad que si estuviera en una cafetería con un amigo, en vez de en su despacho y debatiendo con el nuevo inspector de homicidios.
Su mano buscó la tacita con destreza ciega, llevándosela a los labios al tiempo que Camus suspiraba y buscaba coraje para formular su petición.
- Necesito que autorice la exhumación del cadáver de Pandora.- A Dohko casi le salió a presión el café por la nariz al ser testigo de la demanda del inspector, y después de unos preciosos momentos de ahogo y fuertes sonadas, al fin pudo regresar su enrojecida y acuosa mirada hacia Camus.- Creo, e insisto, en que es imprescindible una segunda autopsia.
- ¡¿Pero te das cuenta de lo que estás proponiendo?! - Masticó Dohko mirándose con seriedad al impasible inspector.- Por si no lo sabes, odio los casos mediáticos, y ordenar una exhumación nos plantará en la portada de todos los periódicos y en el encabezado de las noticias de la televisión. ¡Y ésto sí que puede corromper el caso, Camus! Además...olvidas quién es el padre legal de la muchacha: el famoso Hyppolitos Sifakis. Que ésto trascienda más allá de lo deseable es muy peligroso si ambos deseamos hacer honor a la justícia. Cuando la prensa se vuelca de lleno la tranquilidad de acción desaparece. Para todos.