La noticia de la exhumación del cuerpo de Pandora y el posterior arresto de dos nuevos presuntos sospechosos corrió como la pólvora. Todos los periódicos con edición on-line encabezaban sus webs con dicha noticia, y en los telediarios de la gran pantalla, el rostro de Thane Sifakis inauguraba la sarta de infundadas condenas que el periodismo sensacionalista ya se había encargado de armar, sirviéndose del "recién" descubierto parentesco del apodado terriblemente como "Thanatos", o desde ese mismo momento como "El Estafador de los Espíritus", con el brillante y reconocidísimo artista "Hypnos", convirtiéndole en su enloquecida, enferma y perversa némesis. El segundo arrestado, instaurado como cómplice del crimen aunque menos castigado por la prensa por considerarlo un simple "pinche de cocina", era Valentine, un joven camarero sin escrúpulos dispuesto a todo por dinero.
A partir de ese fatídico punto, absolutamente nadie en la ciudad, y en el país entero, iba a quedar exento de ser bombardeado a discreción por toneladas de porquería que iban a embrutecer un nuevo proceso hasta niveles que nadie implicado en él hubiera deseado de antemano. Ni siquiera Saga, adicto a los escenarios de la justicia en los cuáles adoraba recrear sus artes teatrales para derrochar su brillantez de intelecto, podía reprimir la repugnancia que todo ese desparrame de basura absorbido a través de la pantalla de televisión le estaba provocando.
Shaka le había llamado para decirle que tardaría en llegar, que necesitaba ir a distraerse un poco junto con su amigo y colega Mu para poder regresar a casa con los ánimos algo más templados. Lo que Saga supuso sin que nadie se lo advirtiera era que el lugar elegido no sería un bar o cafetería anónimo, sino el pub de Rhadamanthys. Allí ahora estaba Kanon trabajando de camarero, quién seguramente también ya debería estar al corriente de todo el percal montado, y quién casi al 100% de seguridad había citado allí a los forenses, con toda la intención del mundo de coartar su urgido rato de distensión.
Y a Saga simplemente se le comían los nervios. No podía soportar que todo el mundo estuviera sumergido en el mismo fangal y él seguir con las ropas impolutas. Éso era demasiado para su aún vivo ego, y tomó la determinación. Sin más. Aunque tuvo la precaución de tomarse con rigor toda la medicación antes de vestirse con ropa informal, abrigarse hasta las cejas y servirse del exótico y gran pañuelo de Shaka para envolverse hasta las ideas. Dar con las llaves de su coche ya fue algo más difícil, por no decir imposible. No estaban por ningún lado, y el fiscal descartó el hecho que en su casa ahora habitaran duendes que se dedicaran a esconderle las cosas, hallando en Shaka y sus ansias de protección al culpable de la desaparición de las llaves de su vehículo.
- Ay, Shaka, Shaka...aunque te hayas llevado mis llaves no te olvides que hay metro...y que todavía sé como funciona...- Murmuró Saga para sí mismo, disponiéndose con la misma alegría que mostraría un chiquillo a catar la calle como era debido después de semanas de prohibición.
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"The Wyvwern's Cave"
Desde el mismo instante que Rhadamanthys fue conocedor de la devastadora detención y posterior acusación de Valentine, no daba pie con bola. La noticia le había drenado el ánimo, y no existía nadie capaz de transmitirle la calma que su espíritu necesitaba.
- Rada, no temas por Valentine, haré todo lo que pueda para ayudarle ¿de acuerdo?
- Joder, Kanon...es que todo esto se está poniendo muy feo.
- Ya lo sé...jamás hubiera imaginado este giro en los acontecimientos, pero debemos confiar en que todo saldrá bien.
El Wyvern asintió sin añadir nada más, suspirando derrota y tratando de centrar su atención el la última colocación de detalles navideños que cambiarían el rostro del pub por unas pocas semanas.