2 • Fifteen

600 30 0
                                    

La razón por la cuál Robby no había salido, es porque estuvo en detención y no me quiere decir por qué.

-Ada, no sabes mentir. Así que mientras menos sepas mejor -me explica ya agotado de que insista.

-¿Es algo ilegal?

-¿Es tu gato en la ventana? -miro detrás de mi y le abro a Crookshanks para que entre.

-De todas formas ¿a quién quieres que no le diga? Si hiciste algo seguro llamaron a mamá ¿no? -el gato se sienta en mi regazo para que le haga mimos.

-Mamá no contestó, sólo papá -me dice mientras sacaba su celular aburrido.

-¿Papá? ¿Y qué dijo? -pregunto con algo de ilusión.

Yo no lo odio como Robby, y sé perfectamente por qué. Él ama a mi madre incondicionalmente y yo igual, pero aún no se ha desilusionado con ella como yo, entonces ella sigue moldeando su perspectiva respecto a mi padre. Yo aprendí a no escucharla, porque lo necesito.

-¿A quién le importa? -me responde a la defensiva- A él no, y no puede decirme nada sobre qué hacer y qué no cuando él es un perdedor.

Me gustaría decirle que mamá también es una perdedora, y sin embargo la escucha. Pero no me gustaba pelear con Robby y tampoco quiero ser quien le quite esa ilusión, más bien a mí me gustaría tenerla de vuelta.

-¿Te hace sentir mejor? -le pregunto honestamente- ¿Pensar en él de esa forma? ¿Ayuda?

-No hay otra forma de pensarlo, es lo que es. Tengo que irme -guarda su celular en su bolsillo- ¿Puedes encargarte de la ropa? No sé a qué hora llegaré.

-Claro -digo desanimada, él sabe que odiaba hacer eso. Besa mi cabeza antes de marcharse.

Me puse a planchar y doblar toda la ropa seca en tres pilas para guardarla en el closet de la habitación. El simple hecho de entrar allí me pesa bastante. Abro el closet y guardo la pila de la ropa de Robby.

7 - A Ñ O S - A N T E S

Robby y yo jugábamos a las escondidas para matar el tiempo. Mamá aún no había llegado y ya habíamos cenado las sobras del almuerzo.

-25, 26, 27..

Rápidamente me metí en el closet, sentándome sobre uno de los estantes. Oí cómo la puerta de entrada se abría, y estoy segura de que Robby fue a hacerse el dormido porque a mamá no le gustaba que estemos despiertos tan tarde.

La puerta de la habitación se abre y me sobresalto un poco. Vi por la rendija que un hombre que no conocía besaba a mi mamá antes de empujarla violentamente a la cama. Yo estaba en shock, no sabía si salir y defenderla, porque ella se reía. Eso no tenía sentido para mí, no es como si le estuviera haciendo cosquillas.

Cuando comenzaron a quitarse la ropa cubrí mis ojos, sólo los destapé para cerrarlos fuertemente y cubrir mis oídos. Sin embargo, estaba tan cerca que se oía igual y nada pude hacer por el olor que comenzaba a llenar la habitación.

Cuando por fin se detuvo, abrí los ojos para ver al hombre dormido y mi madre sentada a su lado, con la remera de su pijama. Miraba la foto de su mesita de noche, sé que en ella estaba alzando a Robby mientras yo la abrazaba parada en una silla. La colocó de nuevo en su lugar, pero boca a abajo, y sacó una botella de debajo de la cama.

A C T U A L I D A D

Salgo de mi ensimismamiento, y volteo a ver la cama. Saco la botella del mismo lugar, ésta era diferente, y me pregunto cuántas han ocupado ese puesto.

A d a l i n eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora