E X T R A

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(LEER BAJO RESPONSABILIDAD PROPIA)

-Eli -susurro en medio del beso.

-Lo sé -se detiene. No sé en que momento llegamos contra la pared, pero su mano se aferraba a esta como si buscara su estabilidad.

Bajé mi mano lentamente por su pecho... Su abdomen... El borde de su sudadera, sus ojos seguían el recorrido. Soltó un suspiro cuando mi mano fría toco su piel caliente debajo de su ropa, en el contorno de sus pantalones. Alzo mis ojos a su rostro, con la boca seca y al mismo tiempo haciéndose agua por la anticipación.

-Adaline -carraspea.

Beso sus labios y tiro del borde de sus pantalones para atraerlo más a mí. Sus manos bajan por mi espalda y mis piernas y me alza contra la pared. Un jadeo escapa de mis labios por eso y enrollo mis piernas a sus caderas. Su lengua luchaba con la mía por el control y me abrazo a su cuello para sostenerme. Una de sus manos subió a mi espalda hasta llegar a la mesa y me sentó allí.

Tiré de su sudadera y su camiseta al mismo tiempo, y la velocidad con la que se las quitó avivó mi desesperación por sentir su piel. Bajé mis besos a su cuello, su hombro y acaricie con mis dedos en donde mi nombre se encontraba en su pecho.

-¿Qué? -sonríe cuando lo miro divertida. Me río un poco antes de llevar mis labios a éste para dejar un beso húmedo y morder suavemente su piel.

-Mierda -sisea- Me haré más tatuajes, definitivamente.

Me río por su respuesta y él me imita antes de atraerme para besarme. Me recostó en la mesa intuitivamente y ante sus ojos me quité mi camiseta casi sin despegarme de la mesa. La arrojo a un lado y me recuesto en mis codos para alzarme a verlo.

Sus ojos estaban en mis pechos y una de sus manos rascaba su nuca mientras su garganta se movía al tragar (amo su cuello). Tomo su otra mano que comenzaba repiquetear contra la mesa y la dirijo lentamente a donde sus ojos se posaban. Su mirada sube a la mía.

-Está bien -susurro- Yo quiero que me toques.

-Me estoy esforzando mucho para no parecer desesperado -bromea, pero lo dice en serio.

-Bueno, no sé cuánto tiempo tenemos hasta que mi papá regrese -me reincorporó y lo conduzco a mi habitación recogiendo las prendas en el camino- Sé desesperado -le pido.

-Encontraré un punto medio -dice antes de volver a besarme y nos dejamos caer en la cama- Quiero dejarte una buena impresión, pero no sé qué hacer -beso sus labios y vuelve a apartarse un poco- No creo que te guste que te manosee toda como quiero hacerte.

-¡Dios! ¡Hazlo! -sonaba tan bien que me dijera eso.

-Es que, ahm... Quiero... ¿puedo quitarte...? -me alzo un poco para desabrochar el sostén y asiento.

Él me lo baja y creí que sentiría vergüenza, pero me sentí tan deseada que nublaba cualquier otro pensamiento. Me tocaba con delicadeza, como si estuviera familiarizándose con mi cuerpo, y lo entiendo porque sé que es su primera vez. Cuando se sintió más confiado bajo sus besos allí, que cada vez se volvían más apasionados. Quería que me devorara con esa violencia provocada por la contensión.

Cuando fue bajando por mi abdomen, comencé a sentir sus besos como un cuchillo, no porque me hiciera daño, sino por el nerviosismo del poder que podía tener en mí. Estaba sometida.

Desabrochó mis pantalones y alza su mirada antes de quitarlos.

-Arrancalos ya -le pido y ríe por mi reacción. Lo hace, pero lentamente- Te odio, voy a hacerte lo mismo y no te va a gustar.

A d a l i n eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora