Pensar en el futuro siempre me acomplejó. Solía creer que las únicas salidas eran ser como mamá o papá. Y si bien en la actualidad eso es algo bastante prometedor, ya lo condené muy temprano a ser un callejón sin salida. Por eso tampoco puedo culpar a Robby.
Pero ahora estaba Eli, y no quiero arrastrarlo conmigo. Él es muy listo en todo lo que hace, es creativo, muy bueno con las computadoras, aprende rápido y tiene una confianza preciosa y atrayente.
Mi entrenamiento se multiplicó por decisión propia, prefería el dolor físico del cansancio que la tortura de mi cabeza recordando que no soy suficiente. Papá me dio un viejo saco de boxeo que colgó en el techo de mi cuarto y con mis auriculares al máximo no oí cuando el señor LaRusso había tocado la puerta de mi casa. Me enteré al salir de mi cuarto por una botella de agua, cuando lo veo a él y mi padre sentados en los sillones, bebiendo unas cervezas.
-Hola -saludo.
-Adaline -asiente- ¿Entrenando? -parecían desesperados de romper el silencio incómodo que se formó entre ambos.
-Sólo un poco.
-Está siendo modesta -dice mi padre- Estuvo todo el día así -parecía orgulloso. Si supiera por qué...
-Me gusta entrenar. ¿Qué hay de ustedes dos? ¿Debería quedarme y hacer de árbitro o estarán bien?
-Estaremos bien -dice LaRusso y papá asiente.
-Bien -recuerdo mi charla con Eli- Por cierto, sería lindo si ya pudieran perdonar a Eli por las cosas que hizo. Apuesto a que ustedes hicieron cosas similares o peores a nuestra edad, no merece que lo juzguen por lo que Kreese metió en su cabeza.
-Tienes razón. En realidad, por eso estoy aquí. Creo que por el bien de los niños, es tiempo de que te unas a Miyagi Do -ruedo los ojos.
-¿Qué? ¿Por qué debería unirme a tu dojo?
-Dios, ustedes son los niños -los señalo antes de regresar a mi habitación.
Llamo a Eli porque no he hablado con él desde que le escribí que no estaba muy bien y necesitaba un momento a solas. No se quedó muy tranquilo, pero tampoco me insistió.
-¿Babe? -me tiro a mi cama.
-Hola -lo saludo- Lamento estar desaparecida, tengo algunas cosas en mi cabeza.
-¿Tiene que ver con lo que no quieres hablar sobre terminar la escuela?
-Sí, en parte. Son cosas... Sin sentido, no importan -les resto importancia- ¿Cómo estás tú? ¿Cómo vas con los planos del dojo?
-Addie...
-Por favor -susurro cerrando mis ojos- En serio no quiero hablar al respecto.
-Pues yo sí.
-Te colgaré entonces ¿eh?
-Preferirás no hacerlo porque entonces iré a tu casa y lo hablaremos igual.
-¿Por qué insistes? -siento las lágrimas acumularse.
-¡Porque odio que no veas el potencial que tienes! Lo único que te detiene eres tú pensando que no puedes.
-No es tan sencillo como dejar de pensarlo.
-Lo sé, babe. Puedo ayudarte, pero tendrás que dejarme hacerlo -suspiro.
-No es que no quiera que me ayudes, pero... Prefiero desilucionarme sola a que tú también lo hagas.
-Oh, jamás podría desilusionarme de ti, creeme -dice muy confiado y su tono me hace reír.
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A d a l i n e
Fiksi PenggemarAdaline Keene es una joven dulce y soñadora a quien la vida le ha dado duras batallas. Es fanática de Taylor Swift, amante de los animales, y aunque no imagina posible un futuro en donde sea exitosa, descubre su pasión por el karate cuando se va a v...