24 • I Forgot That You Existed

189 12 0
                                    

-¿Necesitas ayuda? -oigo una voz conocida a mis espaldas mientras guardaba unos libros en mi casillero.

-No la tuya, gracias -Kyler se recuesta a un lado.

-¿Sabes qué estaba pensando? -cierro el locker rodando los ojos.

-No sabía que pensabas -se pone frente a mí fácilmente bloqueándome el paso. Dios, extraño mis piernas.

-Creo que ese odio que me tienes, es porque tenemos cosas sin resolver -sonríe arrogante.

-Kyler, no te odio. Es más, me olvidé de tu existencia hasta recién. Aunque, creo que tienes razón -sonrío y él hace lo mismo, cuando se me acerca golpeo su pierna con una de mis muletas- Aún tengo pendiente patearte las bolas. Permiso.

Paso por su lado y me encamino hacia la cafetería.

-¿Necesitas ayuda? -Moon me abre la puerta de la cafetería.

-Gracias -me alegraba verla en persona, no era lo mismo por videollamada.

Me ayudó con mi bandeja del almuerzo y me presentó a Yasmine. Sabía quién era, pero no la conocía formalmente. No me agradaba mucho por lo cruel que fue con mi amiga, pero creo que ya obtuvo su karma.

-¿Y cómo vas con la rehabilitación? -me pregunta Moon.

-Bien, hoy me dicen cuantas veces más tengo que ir. Pero me aseguraron que la semana que viene ya no tendré que venir con estas cosas. Sólo con unas rodilleras.

-¡Esas son buenas noticias!

-Sí, ¿qué hay de ustedes? ¿De qué me perdí por aquí?

-Nada que valga la pena -dice Yasmine disgustada.

Miro a Eli a la distancia. Volvimos a discutir por exactamente lo mismo que la ultima vez y yo temo que mi padre tenga razón respecto a las clases de Kreese. No es que no lo supiera, sino que vuelve las cosas más difíciles de lo que creí. Pero lo peor es que salieron otras a la luz.

DOCE - HORAS - ANTES

-Te gustaría más que fuera débil, ese es el problema.

-¿De qué diablos hablas? Adivina qué Eli...

-No me llames así.

-Como sea, sí eres débil. Porque si no lo fueras no tendrías que estar probando ser rudo todo el tiempo, volviéndote un idiota -tal vez me arrepienta de mis palabras luego, pero estoy muy enfadada con él.

-Si te parezco tan idiota, entonces ¿por qué estás conmigo? No pienso cambiar sólo porque seas mi novia.

-Jamás te pedí que cambies y no mezcles las cosas. No voy a dejarte sólo porque hagas estupideces.

-Cuando yo las hago son estupideces, pero si las hace tu papá o tu hermano no, ¿no es así?

-¡No es así!

-¡Claro que sí! Yo golpeo a un tarado por lucrar con la imagen de Miguel y es terrible, pero tu hermano lo empuja por el balcón y es un accidente.

-¡Robby no tenía intenciones de hacerlo!

-¡Pero lo hizo! ¡Y lo defiendes!

-¡Es mi hermano!

-¡Y yo que diablos soy para ti! -suspiro frustrada.

-Sabes que yo... -suspiro. Vuelvo a reprimir mis ganas de decirle que lo amaba y no entiendo por qué.

-Sólo... fíjate que tanto te aferras a esa imagen falsa que tienes de tu familia. Y por qué les perdonas todo mientras a mí me castigas por esas "estupideces".

A d a l i n eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora