23 • Cornelia Street

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"Hola Robby, soy yo de nuevo.

Ya es el tercer día que regreso de rehabilitación. Papá tiene unos métodos algo alternativos para que camine sin mis muletas, pero prefiero escuchar a mi doctor. Por otro lado, aún no sé quién fue mi donador anónimo. Si has sido tú, ya dímelo. Contesta un maldito mail!

Como sea, te extraño. Por favor comportate. Mamá dice que si tienes buena conducta reducirán tu condena. Quisiera poder ir a verte, pero papá no puede acercarse sin supervisión. Irá a ver a su amigo, el de la iglesia, así que espera más noticias. Estoy segura de que pronto estaremos allí.

Cuidate,

A."

Envío el correo y cierro la computadora.

En pocos días todo había cambiado abruptamente. Mamá estaba en rehabilitación por el alcohol, papá se movía por todos lados nuevamente sin un Norte, Robby estaba en prisión, Miguel estaba a días de ser internado para recuperar la movilidad de sus piernas y aún así no es algo seguro, Aisha de había mudado y cambiado de escuela por las peleas, Cobra Kai y Miyagi Do estaban más tensos que nunca... El único cambio que me gusta es el avance que tuvimos con Eli.

Dicen que es en los peores momento cuando notas que tan fuerte eres. Incluso él me dice que no puede creer lo fuerte que soy para atravesar todo esto, que no entiende cómo hago. Tal vez no sea correcto, depositar todos mis buenos atributos en alguien más, pero es que sinceramente soy lo que soy gracias a que Eli está a mi lado.

Me conozco: me hubiera desmoronado, hubiera tocado fondo, habría pasado días enteros en mi cama sin ganas de absolutamente nada y eso hubiera jodido mi rehabilitación. Tal vez luego hubiera seguido adelante, pero sé que me habría llevado semanas lo que en compañía de Eli me llevó sólo un día de llanto, uno de descanso y el resto de ganas de seguir y sentirme mejor, porque veo lo que él ve en mí.

Y lo más importante: yo lo veo a él. Veo sus propias batallas internas, veo cómo protege a los que ama, veo que está perdido porque mira más hacia los demás que hacia él mismo. Somos muy parecidos después de todo. Veo que me ama de una forma que se corresponde perfectamente con la mía.

Veo todo lo bueno en él y cómo a veces encierra eso dentro suyo porque mostrar bondad a veces te hace débil, y la debilidad es lo que más odia en el mundo. Pero cuando estamos solos no tiene que ocultar eso, y honestamente se merece lo mejor. Yo quiero ser mi mejor versión, por y para ambos.

Tomo mis muletas cuando tocan la puerta y al abrar me encuentro con Hawk llevando un casco en su mano con una motocicleta detrás de él.

-¿Te gustaría dar un paseo? -sonríe orgulloso.

-¡Dónde la conseguiste!

-Es de la familia de Mitch -me saluda con un beso, posando su mano en mi espalda baja- ¿Qué dices? -alza su otra mano donde tenía el casco.

-No sé si puedo con esto -alzo una de mis muletas.

-Cuidaré de ti, lo prometo. Podemos llevarlas.

-Ok -accedo y su sonrisa se agranda.

-Ven -me sienta en un montículo de concreto mientras plegaba mis muletas para guardarlas bajo el asiento y me coloca un casco extra antes de alzarme con cuidado- ¿Te hice mal? -niego.

Me sienta en la moto y paso una de mis piernas al otro lado alzándome con mis manos sobre el asiento. Luego se sube él.

Comienza a conducir y me aferro a su cuerpo. Se sentía bien tener el viento en la cara y el olor al aire fresco de California. Lo vi por el reflejo del espejo, tenía una ligera sonrisa y no veía sus ojos por el antifaz del casco que los cubría. Tenía unas intensas ganas de besarlo en estos momentos.

A d a l i n eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora