27 | Por fin el karma se pone de mi parte

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El lunes, en el instituto, no tardo en darme cuenta de que la gente actúa de dos formas bien diferenciadas conmigo, después de lo que pasó el sábado en la fiesta de Margot: unas personas me miran con descaro, se ríen y comienzan a susurrar cuando paso junto a ellas, mientras que otras me prestan atención sin esconderse y, en lugar de murmurar estupideces sobre mí, me saludan y hasta me felicitan por haber sido la responsable de que Gretchen acabase chapoteando entre gritos en la piscina helada de Stapleton.

Por lo visto, el vídeo en el que salgo yo declarándome a Liam y conteniendo las lágrimas tras su rechazo no ha sido el único que se ha vuelto viral. También están circulando por todas partes grabaciones de Farr saliendo de la piscina empapada de pies a cabeza, con el pelo hecho un asco y todo el maquillaje corrido, gritando indignada un montón de insultos hacia mi persona.

Y, sinceramente, eso me hace sentir muy bien. No es que le desee el mal a nadie, pero Gretchen se lo merece.

Consiguió hundirme (nunca mejor dicho), pero me alegra que haya tenido que pagar un precio por ello.

Todo el mundo habla del tema y en el baño he escuchado a un grupito de chicas decir que ahora Gretchen no tiene ninguna posibilidad de ser la reina del baile de graduación. Por esa regla de tres, tampoco creo que a mucha gente le apetezca votar a Liam después de ver cómo me trató.

Por fin el karma se pone de mi parte.

—¿Por qué sonríes como una idiota?

Salgo de mi estupor al oír la voz de Ethan frente a mí y cambio la sonrisa bobalicona que no sabía que estaba esbozando por una mueca más seria.

—Cosas mías —me limito a contestar.

No estoy muy habladora hoy, pero es que otra de las cosas extrañas que están pasando es que de repente mi mesa de la cafetería se ha llenado de gente.

En concreto, aparte de mí y de Ethan, están Debra, Caroline, Loreen, Aaron y Owen.

Ethan ha dejado de lado a Liam y a Duncan, quienes ahora mismo están sentados en su mesa únicamente con Gretchen y Margot. Respecto a mis amigas, arreglé las cosas con Caroline mediante una conversación telefónica. Ella me llamó el domingo por la tarde, no solo para ver cómo estaba después del «incidente» de la fiesta, sino también para disculparse por haberse ido así de allí. Me dijo que en realidad estaba enfadada con Loreen y no conmigo, cosa que yo ya sospechaba.

Y, en cuanto a Debra y Loreen, también me pidieron perdón a su manera. Debra se lamentó por haberse separado de mí y Loreen no dejaba de repetir que iba a descuartizar a Liam y a Gretchen en cuanto les viese en el instituto (de momento, hemos conseguido disuadirla de hacerlo). Pero, aunque para mí la fiesta fue un desastre, para ellas salió todo a pedir de boca, al parecer. Debra al fin se ha reconciliado con Aaron y Loreen... Bueno, Loreen está saliendo oficialmente con Owen. De ahí que estos dos estén sentados uno a cada lado de Ethan, comiendo con nosotros tan tranquilos.

Así que, más o menos, todo está bien.

Podría haber sido muchísimo peor. De hecho, me había imaginado que tendría pintadas en la taquilla, que las amigas de Margot y Gretchen me acorralarían para burlarse de mí, que me gritarían cosas allá por donde pasase, que tendría que quedarme todo el día encerrada en los servicios, llorando a moco tendido y deseando volver a casa... Pero esto no está tan mal.

Aunque la presencia de Aaron y de Owen es bastante incómoda. Sobre todo la de este último que, por cierto, ahora mismo me está mirando con extrañeza.

Yo le sostengo la mirada, enarcando ambas cejas.

A lo mejor está dolido porque alguien ha conseguido humillarme más que él.

Efectos colateralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora