Capítulo 42

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Narra Alicia.
Hace unos días atrás tuve una idea, algunos pensaran de que es anticuada pero después de confirmar de que iríamos por la custodia de Martincito. Lo llevaré a cabo.
Dentro de nada debería llegar un pedido, quiero que Martincito sepa toda su historia. Quiero que sepa desde el comienzo que llegó, yo sé que quizás no estaré para él tanto como me hubiera gustado, pero quiero algo que tenga para que cada vez que me necesite tenga alguna palabra de mi parte para que lo ayude.
Algo que me reconforta es que la llegada de Martincito nos hizo cambiar rotundamente a todos, al salir de la casa de Rebeca me lo confirma. Quizás no me reconozca pero con el pequeño sale a flote toda la maternidad que aún conserva mi amiga. Abro la puerta y noto a Yaya.

hola yaya ¿Llegó Martín?— dije con Martincito en mis brazos.

— si está arriba, es más llegó su pedido —me sonríe. — ¿necesita algo para usted o el pequeño? —dijo de inmediato.

—solo prepara una mamila ya que comió hace un rato en casa de Rebeca— dije subiendo las escaleras.

Nuestro pequeño ya no era tan pequeño ya que estaba más grande y más bello. Es más comenzó a comer comida complementaria y según su pediatra está todo bien con su salud. Al abrir noto que mi prometido está ido en sus pensamientos ¿Habrá ocurrido algo?

— Hola —dije despacio. No tuve respuesta. Algo le ocurre.

Sin pensarlo coloque a nuestro hijo encima de él y este le comienza a tocar la nariz . Martín reacciona y sonríe. Vaya hasta que al fin.

— te estábamos hablando papá y tú no nos notas — dije sonriendole — ¿Qué te ocurre?

—no, nada. Sólo estaba ido en mis pensamientos.— dijo dándole besitos en los cachetes de nuestro pequeño y esté ríe.

—Seguro? — dije.

— segurísimo— dijo — ¿Cómo les fue con Rebeca?— .

—bien, estaba en esos días que no reconocía a nadie pero nuestro pequeño sacó su instinto maternal que tiene ahí dentro.— dije emocionada.

— tu traes puras alegrías en nuestra vida— le dijo a nuestro hijo. — te llegó eso — apunto a los cuadernos.

— voy a comenzar mi otro proyecto — le dije  mientras los sacaba de su plástico.

— y eso es — esperando a qué terminará la frase.

— yo sé que no seré eterna y que quizás me pierda cosas de nuestro hijo— dije esperando a que entendiera — por eso les escribiré en esos cuadernos todo. Cómo el llegó a nuestra familia, consejos que quizás llegará a necesitar, secreto de sus hermanos mayores, como tu y yo luchamos por nuestro amor. En fin una lista infinita— dije.

— estarás para él en todo— dijo abrazándome con una mano.

— no es así, Martín. Tu lo sabes — dije tratando de que me comprendiera. — en cualquier momento algo nos puede pasar y quiero que conserve esto y quizás no tenga que utilizarlo, pero quiero que tenga esto y que sea como una reliquia para él.

— está bien — dijo mirándome a los ojos.

Le di un beso en los labios y después un beso a nuestro pequeño. No me puedo imaginar una vida sin ellos, pero quiero hacer esto para él y que entienda las cosas de primera mano y sobre todo que no quiero que crea cualquier cosa que le puedan decir la gente.

[...]

Después de cenar y de dormir a nuestro pequeño, tomo la iniciativa de comenzar a escribirle a Martincito. Necesito sacar todo esto y que el sepa de primera mano como sucedió su llegada a nuestra familia.

Bienvenido Martín Alejandro.
Si llegaste aquí es por qué algo me ocurrió o por qué sinceramente no pude explicarte las cosas, pero quiero que sepas que eres la persona que nos unió más como familia.

En estas hojas te explicaré todo, cómo llegaste a nuestras vidas, como luchamos por ti y como te comenzamos a amar.

Nosotros tus padres estamos orgullosos de lo que eres, quizás me dirás anticuada pero yo quiero que seas feliz a tu manera. Sea cual sea lo que te quieras convertir en la vida, imagínate que tu hermano Gonzalo estaba estudiando para ser médico y ahora se dedica a los pasteles y a la repostería. ¿Qué loco, no?
Qué nadie te diga cómo debes ser, eso sólo tú eres el único que deba decidir tu presente y tu futuro.

Te amo mi pequeño,
eres y serás siempre lo mejor de mi.
Te ama
Tú mamá.

Al terminar de escribir, espero de qué Martín terminé la llamada. Por lo que oí está hablando con su papá ¿Habrá pasado algo?.
Cómo fuera de costumbre, Martín le besa la cabeza a nuestro pequeño. Apaga la luz de su mesita de noche y me tira hacia él para que yo duerma en su pecho.

— te amo mi señora Montiel— dijo susurrandome

— te amo demasiado Martín— dije dándole un beso.

Me acomodó en su pecho, este es el lugar donde quiero estar siempre.

[...]

Veo un revólver apuntándome, estoy asustada. ¿Donde está Martín? ¿Dónde están todos?
Veo como golpean a alguien, no notó quien es. Después veo como lo toman del pelo y lo tiran hacia mis pies. Es Martín.
Lloró, lloró de impotencia.
¡Silencio! ¡No hay nadie que los ayudará! Me grita el sujeto.
Luego escucho un disparó y todo se vuelve negro....

Si se atrevieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora