capítulo 41.

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27 de Abril de 2017.

Antonella

Después del mañanero, que era algo de todos los días debido a que ahora sí estábamos solos y siempre teníamos ganas, él se fue para el club y yo me puse a estudiar.

Estresada no, lo que seguía. Algunos podían llegar a pensar que estudiar periodismo deportivo no era la gran cosa, pero definitivamente tenía lo suyo. Encima la semana que viene volvía a las clases de baile, con la diferencia de que eso no me estresaba sino todo lo contrario.

Tenía un tumulto de papeles encima de la mesa, desparramados por todos lados.

Por suerte nunca me costó el estudio y siempre fui de entender fácil, ya sea práctico o teórico. En la secundaria siempre era de las que estudiaba dos o un día antes y aprobaba. Aunque estudiar una carrera no tenía absolutamente nada que ver con el colegio, pero por suerte no me costaba.

[...]

Para cuando Paulo llegó del entrenamiento, ya tenía todo decentemente ordenado.

Me saludó y empezó a preparar todo lo que tenía que llevar para el partido contra el Atalanta en Bérgamo. Significaba que iba a estar sola, lo que era cotidiano y no me gustaba del todo, y no por la soledad en sí, sino porque no iba a estar con él.

Algo a lo que todavía no me acostumbraba o, mejor dicho, no me quería acostumbrar.

Tampoco es que podía hacer algo, era su trabajo y lo que amaba hacer. Además estos meses siempre eran los más movidos debido a que disputaba todas las competencias.

Pero esto ya lo había vivido con mi papá y por más que amaba verlo jugar, el día que se retiró por fin pude sentir que lo iba a disfrutar de verdad.

Antes de que se vaya, y porque no podía esperar más, le di lo que tenía guardado y en lo que Neymar me había podido ayudar más rápido de lo que pensé.

—¡Abrí!

Si no le gustaba, que lo dudaba, iba a ponerme a llorar.

Llanto cancelado, le brillaban los ojos de la excitación. 

—¿Cómo conseguiste esto?

—No importa, ¿te gusta?

—Sí, mi amor. Te amo. —me dio muchos besos cortitos. —Muchas gracias.

Sabía lo que Ronaldinho significaba para él en el fútbol y se me ocurrió darle una camiseta, en este caso del Barcelona, autografiada por él. Curiosamente era algo que no tenía y que me había dado cuenta cuando nos pusimos a ordenar sus camisetas.

Era una manera, mínima, de devolverle todo lo que me dio. 

[...]

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