capítulo 1.

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8 de Enero de 2018.

Antonella

Año nuevo, vida nueva y todo eso que la gente solía decir en un tonto intento de creer que algo iba a cambiar de un día para el otro. Yo siempre tenía todas y las mejores expectativas para los nuevos comienzos, pero no hasta ese punto de creer que por arte de magia todo sería distinto.

El año que pasó fue, sin dudas, el más caótico y movido de mi corta vida. Y para mí la mejor manera de liberarme y arrancar una nueva etapa, por así decirlo, era dejando atrás de alguna forma todo lo que había hecho mal.

Eso era lo que estaba por hacer ahora.

Hace un par de días le había hablado a Antonella, la ex de Paulo, con el fin de ver si podía hablar con ella personalmente. La razón estaba más que clara: pedir perdón. Un perdón que no estaba segura que iba a aceptar, pero que tenía que pedir porque sentía la necesidad de hacerlo y porque arriesgándome no perdía nada. Y también sabía que en caso de hacerlo tampoco iba a arreglar algo, pero yo estaría con la consciencia más tranquila.

Me daba un mínimo de esperanzas el hecho de que por lo menos quería escuchar lo que tenía para decir, porque no tardó mucho en contestarme y darme el sí.

Así que acá estaba ahora, esperándola en una cafetería que nos quedaba medianamente cerca. Por la gente que podría llegar a reconocerme, o reconocernos, no me preocupaba porque casi ni había.

Estábamos en enero, es decir, la mayoría estaba de vacaciones.

—Hola... —apareció a mis espaldas y se sentó enfrente mío.

—Hola. —sonreí apenas. Una sonrisa de boca cerrada porque estaba segura de que yo no le traía los mejores recuerdos.

—Chicas, les dejo la carta. —la mesera apoyó el menú en la mesa y se fue.

—¿Cómo estas? —pregunté para romper el silencio porque no se me ocurría otra manera.

—Bien. —agarró un sobrecito de azúcar y empezó a jugar con el mismo.

No tenía idea de qué decirle, en realidad, no tenía idea de cómo empezar. No preparé ningún discurso porque no tenía sentido, creía que era mejor decirle lo que me iba saliendo.

—Yo... yo sé lo que pasaste por mi culpa y no porque me lo hayan dicho sino porque me lo imagino y porque a mí también me pasó hace no mucho con otras chicas. Te voy a decir lo mismo que le dije a él y si no queres seguir escuchando, estas en todo tu derecho de frenarme y decírmelo. —respiré hondo antes de mi vómito verbal. —Yo de Paulo me enamoré. Nunca me había pasado de ver a alguien por primera vez y sentir de todo, hasta que llegó él. En serio que jamás hubiera querido lastimarte pero era tan fuerte lo que sentía y más cuando lo tenía cerca que no podía controlarme y pensar con claridad. Por eso quería verte, para pedirte perdón. Por todo.

Se hizo un silencio que me pareció eterno.

—No te voy a mentir, obvio que me dolió enterarme de lo que pasaba. Y no solo de vos, me enteré que hubo más. —suspiró. —Pero vos sos la primera que me encara así y admito que me sorprende, de buena manera lo digo. Vos por lo menos estas siendo más sincera que Paulo. 

Dios, no. Se suponía que venía para recomponerme un poco y al escucharla decir eso último me sentía más culpable.

—Cuando supe que estuvo con vos, sabía que lo perdía. Conozco lo suficiente a Paulo como para saber que vos siempre le gustaste, y le gustas. Sé y acepto que nunca pude hacer nada contra eso.

Ahora era ella la que me estaba arruinando.

—No digas eso. —la frené antes de ponerme a llorar.

Irresponsables | Paulo Dybala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora